Hoy lunes, los soldados de la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, situada en una bahía al sudeste de Cuba, celebran la fiesta del 4 de julio con actividades al aire libre.

Unas semanas más tarde, y en el interior de la prisión de máxima seguridad que se encuentra a pocos metros del mar, 171 prisioneros musulmanes celebrarán el mes de Ramadán, que este año empieza la noche del 31 de julio y termina el 30 de agosto.

Estados Unidos ocupa la bahía cubana desde 1903, en virtud de un acuerdo de alquiler firmado por el presidente cubano Estrada Palma y su homólogo estadounidense Teodoro Roosevelt.

Desde esa fecha siempre ha celebrado el Día de la Independencia.

La celebración del mes del Ramadán es más reciente. Los prisioneros musulmanes llegaron a la bahía a partir de enero de 2002 y desde el primer momento reivindicaron el principio de libertad religiosa y pidieron tener el Corán en sus celdas, alfombras para orar cinco veces al día y comida halal.

"Celebraremos el 4 de julio con dos conciertos y con un espectáculo de fuegos artificiales", avanza el comandante de la base naval, el capitán Kirk R. Hibbert.

"Ya he informado a mi homólogo cubano para que sus hombres no se asusten si oyen una explosión o mucho ruido al otro lado de la valla; estaremos festejando", comenta.

CAMPO MINADO
La base naval queda separada del resto de Cuba por una valla y un campo de minas.

Hibbert se reúne con su homólogo cubano una vez al mes para tratar cuestiones de logística e informarle de actividades que pueden tener un impacto en el otro lado de la frontera.

Los del 4 de julio no serán los primeros conciertos de la temporada; el pasado 30 de mayo un grupo de música Country dio un concierto en la base para festejar Memorial Day.

"Nos limitamos a cooperar para que no tengamos problemas a ambos lados de la valla y nos ayudarnos en caso de desastres naturales", explica Hibbert. "Nunca hablamos de política", agrega.

Fidel Castro se niega a aceptar el acuerdo de alquiler que en su día firmó Cuba y nunca ha cobrado ni uno de los cheques por valor de unos pocos miles de dólares que le manda Washington mensualmente; los guarda en un cajón.

No puede expulsar a los estadounidenses de la isla; el tratado solo puede ser revocado por ambas partes y establece que Washington "ejerce jurisdicción plena y control" sobre el territorio alquilado, y Cuba tiene "la soberanía última" de la bahía.

En Guantánamo todos conocen a Hibbert como el "alcalde". El capitán es el máximo responsable de la base naval.

"Una de mis responsabilidades es entretener a las 5.000 personas que viven en la bahía; proporcionarles un sentimiento de comunidad", indica.

"No podemos ir a ningún sitio ya que a un lado tenemos Cuba y al otro, el mar", recuerda. "Tenemos que convivir en un espacio de 120 km cuadrados, de los cuales la mitad es agua", afirma.

CUBANOS NACIONALIZADOS
En la base viven los marineros y sus familias, los soldados que forman parte de la operación militar que se desplegó con la llegada de cientos de prisioneros a la isla en 2002, y trabajadores de Jamaica y Filipinas contratados por el Ejército para ayudar en las instalaciones de la base.

También viven en Guantánamo un grupo de 40 ancianos cubanos que trabajaban en la base naval y que tras jubilarse decidieron solicitar la nacionalidad estadounidense y quedarse a este lado de la isla.

Les asignaron un conjunto de casitas blancas cerca de la casa del comandante de la base naval y tienen su propio cementerio.

La mayoría de habitantes de Guantánamo celebrará el 4 de julio en alguno de los restaurantes de la base naval.

"La comida de la cantina es gratuita pero en ocasiones especiales no me importa pagar y comer en un restaurante", reconoce una soldado de Montana que llegó a Guantánamo seis meses atrás.

A diferencia del "resto de Cuba" esta parte de la isla sí tiene las cadenas de comida rápida más conocidas de Estados Unidos.

La llegada masiva de soldados en enero de 2002 fue seguida por negocios de hamburguesas, pizzas y alitas de pollo.

En la actualidad Guantánamo cuenta con un McDonald's, un Pizza Hut, un Kentucky Fried Chicken, un Taco Bell, un Subway y una cafetería Starbuck's. Otras opciones muy populares son el irlandés O'Kelly y el jamaiquino Jerks.

Desde hace unos meses los soldados también tienen la opción de llevarse la comida de la cantina y cenar en alguna de las playas de la bahía o en sus habitaciones.

RADAMÁM
Y la llegada de prisioneros capturados en Afganistán trajo al Caribe libros en árabe, un imán, dulces tradicionales elaborados con miel y frutos secos, y las festividades musulmanas. Dentro de la cárcel de Guantánamo se preparan para el Ramadán.

El responsable de la cocina donde se elabora la comida de los prisioneros, Tim Pfingsten, indica que el mes del Ramadán es probablemente el más difícil del año.

"Durante el Ramadán tenemos que ser muy escrupulosos con el horario de las comidas ya que no podemos interrumpir a los presos durante el rezo ni les podemos servir comida hasta que se pone el sol", explica el jefe de cocina.

Pfingsten no sabe aún cuántos prisioneros celebrarán Ramadán; el año pasado el 90% lo celebró pero la mitad decidió volver a un horario de comidas normal a partir de la tercera semana.

"En cualquier caso todo mi equipo trabajará muchísimo ya que se trata de cuatro semanas muy intensas", puntualiza.

El menú de Ramadán ha sido diseñado por los presos e incluye dátiles, yogures, queso, leche, miel y baklava.

"Se trata de una logística complicada y una experiencia nueva para mí", indica el capitán Hibbert: "Todo, absolutamente todo lo que está en Guantánamo ha sido transportado desde Estados Unidos; no solo la comida, la bebida y todos los productos del supermercado, sino también los muebles e incluso los edificios", agrega.

De hecho la cárcel de Guantánamo es una réplica de una prisión de máxima seguridad de los Estados Unidos. Fue transportada en piezas y montada en pocos meses.