El guardaespaldas de Michael Jackson culpa a sus médicos por la muerte del cantante.
"Tienen las manos manchadas con sangre", dijo Matt Fiddes a una agencia noticiosa.
El experto en artes marciales británico que trabajaba con el intérprete hace unos 10 años, recuerda haberle "confiscado" bolsas con medicamentos porque temía que podía morir.
"Nunca lo vi tomar drogas, pero sabía que estaban ahí y confisqué paquetes y Uri (Geller, uno de los amigos de Jackson), también. Uri le gritaba que dejara de hacer estas cosas, pero los doctores nos echaban", relató Fiddes.
Y agregó: "Nos esforzamos mucho para mantener a los médicos alejados. Pero tan pronto como decíamos algo y Michael se enteraba, Michael se ponía a gritar que estábamos metiéndonos con su vida privada, que sabía lo que estaba haciendo. Estaba en negación".
"En lo que a mi me concierne, ellos tienen la sangre de Michael en sus manos. Ellos saben lo que han hecho y hay gente que podría haber ayudado, que podría haber intervenido, pero no lo hicieron por razones financieras", remató.
Fiddes aseguró que Jackson no consumía drogas como cocaína pero era adicto a los analgésicos.
Funcionarios del estado anunciaron ayer que la agencia federal DEA ayudará a la investigación de la muerte.
El guardaespaldas también afirmó que Jackson tenía una "novia secreta". "No voy a decir su nombre, pero su familia estaba al tanto de que él tenía alguien especial en su vida que amaba y adoraba con la que tenía sus altos y bajo".