Guardias comunitarios del estado de Guerrero, sur de México, liberaron este sábado a 16 policías, a los que habían desarmado y mantenían retenidos como protesta para que se les devuelvan armas de uso exclusivo del ejército y dos vehículos que les habían sido decomisados, informó a la AFP un líder comunitario.
Las policías comunitarias son grupos de civiles armados que desde hace años han establecido un sistema de seguridad y justicia propios en más de 77 comunidades de Guerrero, bajo la práctica de usos y costumbres tradicionales de los pueblos indígenas.
El lunes, militares y policías federales detuvieron en el turístico puerto de Acapulco a seis miembros de la policía comunitaria de San Luis Acatlán, un poblado costero, a quienes se les incautó dos vehículos así como 18 armas largas y cortas.
En respuesta, las fuerzas comunitarias desarmaron y retuvieron a seis policías el martes, y la madrugada de este sábado, al director de Seguridad Pública del municipio de San Luis Acatlán, a un comandante y a ocho policías de la misma corporación.
Los comunitarios reclamaban que se les devolvieran los vehículos y armas, así como la cancelación de los procesos penales en contra de sus miembros detenidos.
La noche de este sábado, las autoridades comunitarias liberaron a los 16 funcionarios públicos luego de que las autoridades les devolvieron los dos vehículos que les habían confiscado, informó a la AFP Raúl de Jesús Cabrera, coordinador de la policía comunitaria de San Luis Acatlán.
Sin embargo, el líder precisó que quedó pendiente la demanda sobre el regreso de las armas y de la autorización de una licencia colectiva que expide la Secretaría de Defensa Nacional para poder utilizar rifles de uso exclusivo del ejército.
Los líderes de la policía comunitaria tienen un total de 10 demandas, entre ellas que las negociaciones se realicen con altos mandos federales, y no funcionarios de bajo rango como hasta ahora.