Suena raro imaginarse a Josep Guardiola fuera de la dirección técnica del Barça. Su paso por el club ha estado lleno de éxitos, ganando casi todo lo que ha jugado, y transformándose en uno de los mejores entrenadores del mundo.
"No hay día que no piense que mañana me voy. Tengo la libertad para poder dirigir mi futuro. Los contratos largos me angustian mucho", comienza diciendo Guardiola cuando se le consulta sobre su futuro. Es que el director técnico catalán admite que solo piensa en el corto plazo y no quiere atarse de ninguna forma a su actual trabajo. "En el deporte de alto nivel no hay tiempo, no hay futuro", propone en una charla encargada por un banco español.
Guardiola cuenta que es "incapaz de planear algo a más de medio año o un año. Sí planeo un partido y eso es lo más maravilloso de esta profesión: soñar lo que va a pasar", haciendo clara alusión a que sus planes en la banca del Barcelona no van más allá de lo que puede pasar en el corto tiempo.
Un entrenador joven siempre puede pecar de sentirse aún jugador, y él relata que es algo que pasa aún cuando a los "25 años ya quería entrenar". "Aún me siento futbolista. Lo que más envidia me da es no poder estar en el vestuario donde están ellos", señala.
Para Guardiola, los resultados marcan a la carrera de un DT, así como también el tiempo va desarrollando su personalidad y su estilo de trabajo. Es por eso que los jugadores son claves para el éxito personal. "Estamos debajo de ellos, en vez de encima, porque dependemos de ellos", aclara Guardiola, quien cada vez que puede elogia a su plantel, los califica como amantes de su profesión. "Les tiras el balón y van como locos, como perros al hueso", finaliza.