Fue un desahogo. Pep Guardiola consiguió esta tarde un nuevo título junto a Bayern Munich, tras ganar la Copa de Alemania en los lanzamientos penales frente a B. Dortmund.
Tras el pitazo final, el técnico no aguantó y dejó escapar la emoción en plena celebración. Guardiola se dio el tiempo de abrazar a sus jugadores, y recibir el cariño de vuelta por parte del plantel.
Y es que la presión fue mayor. Pese a conseguir quedarse con la Bundesliga varias fechas antes del final de la temporada, la eliminación de la Champions League frente a Atlético de Madrid lo hizo recibir críticas que supo afrontar.
Entre ellas asomaron cuestionamientos a sus decisiones, incluso a su capacidad y conocimiento. Hoy, toda la presión pasó al olvido, transformándose en celebración y lágrimas de alegría.