"Este gobierno declara aquí y ahora una guerra incondicional a la pobreza en EE.UU.", declaró el Presidente Lyndon B. Johnson ante el Congreso el 8 de enero de 1964, dos meses después de haber reemplazado en el cargo al asesinado John F. Kennedy. "No descansaremos hasta no ganar esa guerra", aseveró en su primer discurso del Estado de la Unión. Medio siglo más tarde se han hecho progresos, aunque la desigualdad persiste. Además, el 50 aniversario de ese histórico discurso ha reavivado el debate sobre la pobreza, justo en momentos en que la actual administración demócrata impulsa iniciativas, que según Barack Obama, apuntan a reducir la desigualdad, como el aumento del salario mínimo y la renovación de los subsidios de desempleo. Planes rechazos por la oposición  republicana.

"Como sabe todo estadounidense, nuestro trabajo está lejos de terminar. En la nación más rica de la Tierra  hay demasiados niños que nacen en la pobreza, muy pocos tienen una oportunidad justa para escapar de ella", dijo Obama en un comunicado emitido con motivo del aniversario del discurso de Johnson.

En este marco, su administración también publicó un extenso informe, de 53 páginas, en el que destacó el papel que ha tenido el gobierno en este medio siglo para combatir la pobreza. El documento, elaborado por el Comité de Consejeros Económicos de la Casa Blanca (CEA), indicó que la pobreza en EE.UU. cayó del 25,8% de 1967 al 16% en 2012 (tasa oficial que la Oficina del Censo reduce a 15%). Aunque existen muchas discrepancias sobre cómo se calcula quién es pobre en EE.UU., el informe de la Casa Blanca utilizó el umbral de pobreza en 2012 para una familia compuesta por dos adultos y dos niños, que percibe menos de US$ 23.283 al año.

Según el estudio del CEA, los programas diseñados para aumentar la seguridad y la oportunidad económica han impedido que un promedio anual de 27 millones de personas caigan en la pobreza en estos 45 años, entre 1968 y 2012. Asimismo, el informe asegura que la Seguridad Social ha jugado un rol crucial en la reducción de la pobreza entre los ancianos. En 1960, ésta afectaba al 35% de las personas mayores de 65 años. En cambio, en 2012 se redujo a 14,8%.

Sin embargo, la brecha entre pobres y ricos se está ensanchando a una  velocidad "peligrosa", según ha asegurado Obama. En 2012, el 5% de los hogares más ricos poseían el 22,3% de los ingresos, en comparación con el 16,3% que recibieron en 1968, según la Oficina del Censo.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, fue electo en noviembre con su  promesa de poner fin a la desigualdad en la mayor metrópoli del país, que  alberga, a la vez, el mayor número de multimillonarios del mundo y un 21% de la  población bajo la línea de pobreza.

Frente a este escenario, Washington admitió que "es necesario trabajar más" para ayudar a los 49,7 millones de estadounidenses que viven por debajo del umbral de la pobreza, entre ellos 13,4 millones de niños. En esta línea, la Casa Blanca informó que Obama anunciaría ayer las primeras cinco "Zonas Promesa" para su reactivación económica y social, ubicadas en San Antonio (Texas), Philadelphia (Pennsylvania), Los Angeles (California), el sureste de Kentucky y Oklahoma.

En el inicio de un 2014 electoral, con la vista puesta en las legislativas de noviembre y también en las presidenciales de 2016, ambos partidos han hecho del debate sobre la pobreza un eje de su batalla política, aunque desde dos puntos de vista antagónicos. Los demócratas, con Obama a la cabeza, defienden que la desigualdad en EE.UU. debe atajarse con programas y ayudas sociales. Por eso, abogan por la renovación de los subsidios de desempleo y el aumento del salario mínimo.

Los republicanos, por su parte, dicen que subir el salario mínimo y extender reiteradamente los beneficios de desempleo no resuelven el problema de raíz. Pero no hay consenso sobre las alternativas y prominentes líderes partidarios, incluidos posibles candidatos a la presidencia, ofrecen distintas propuestas en su afán por acercarse a los pobres. "El problema es que el gobierno se ha dedicado a paliar la pobreza, pero no a combatir las causas estructurales de la misma", criticó el senador por Florida Marco Rubio.