Una advertencia le hizo el presidente del PC, Guillermo Teillier, a su par del PS, Osvaldo Andrade, a mediados de esta semana. "Yo no voy a ir a una reunión ni voy a aparecer en ninguna foto", le dijo el líder comunista, luego que el timonel socialista lo invitara a sumarse a un documento transversal para enfrentar la crisis política.

El rol jugado por el PC en la concreción de ese texto fue clave. Presionaron, con éxito, para incluir una mención sobre que no se buscará ningun tipo de "impunidad" en medio de los casos Penta-SQM y Caval, mensaje que servirá de base para sustentar otra ofensiva liderada por Teillier: que la Presidenta Michelle Bachelet asuma estos casos ante el país y pronuncie un discurso para marcar un giro e iniciar el llamado "camino institucional" para salir de la crisis.

¿Por qué el PC, que tenía aprensiones, decidió sumarse a este documento? ¿Y qué evaluación hacen de su contenido?

Una de las fórmulas para encontrar una salida institucional a la crisis es buscar el consenso, aunque no me guste mucho la palabra, en torno a algunos puntos centrales. Eso es lo único que hace el documento. No tiene otra pretensión que una declaración de intenciones. Lo primero es que aquí hay un reconocimiento de  que los partidos estamos cuestionados ante la opinión pública, hayamos tenido o no concurrencia en actos de delito. Además, el documento llama con claridad a que este reconocimiento colectivo no salva las responsabilidades individuales. También se señala que vamos a hacer nuestros los planteamientos que haga el consejo asesor presidencial. Lo tercero que se plantea es el reconocimiento de la figura de la Presidenta Bachelet como la persona que debiera liderar este proceso, lo cual a nosotros nos importa mucho, porque la Presidenta está tocada en lo personal. Por lo tanto, reconocer el liderazgo es importante, porque su liderazgo ha sido puesto en duda. Yo no tengo dudas, por lo menos, pero ha sido puesto en duda ante la opinión pública. Y eso es muy complicado.

Pero el documento no plantea un carácter vinculante de las medidas que presente la comisión Engel. De hecho, ese fue un punto que provocó que algunos partidos y movimientos se marginaran…

En el Parlamento cada partido sabe a qué atenerse. Ahí es donde se votan las leyes y es donde se verá si la intención planteada en este documento es efectiva o no.

Ud. dice que el liderazgo de Bachelet está puesto en duda. ¿Cómo puede ella superar eso?

Ejerciendo mayor liderazgo. Ella lo ha estado ejerciendo, porque si vemos la catástrofe en el norte, vemos que ella estuvo en terreno, fue a responder preguntas directamente con la gente y se ve que mantiene un alto grado de liderazgo. En el tema de las reformas que se están impulsando, ella también mantiene la voluntad política de llevarlas adelante. Pero, claro, al parecer la opinión pública espera más de ella, una palabra más decidora, más decisiva y más firme. Bueno, creo que ella tiene las oportunidades: una es cuando el consejo asesor dé su palabra. Al referirse a esas medidas y al enviar el proyecto de ley, es una gran oportunidad para darle una línea clara al país para que sepa a qué atenerse respecto de estos temas. Y la otra oportunidad es el 21 de mayo. A lo mejor ella tiene otras posibilidades, que no las sé. No le estoy haciendo la pauta a la Presidenta.

¿Cuánto puede incidir la baja popularidad que tiene la Presidenta en la concreción del programa?

Como están las cosas hasta ahora, no creo que afecte en eso. El peligro está en que esta crisis pudiera agudizarse. Nosotros somos parte del gobierno. Por lo tanto, tenemos que hacer todo lo posible por evitar que se produzca una crisis institucional que finalmente lleve a postergar la realización del programa. Es evidente que si se produce una agudización de esta crisis, el programa corre peligro.

¿Cuál es su evaluación de la conducción política del gobierno?

Muy francamente, creo que la conducción política respecto de las reformas ha sido buena: partiendo por la Presidenta, que es la que conduce, pero también del equipo político, partiendo por el ministro del Interior. Lo que nosotros vemos que falta es gestión, que es un déficit que no es sólo del equipo político, sino que también de los partidos, referido al tema de cómo salirle al paso a los temas que van más allá de las reformas: educación, salud, previsión, delincuencia, Transantiago. La gente ve hospitales e infraestructura. Lo que no ve es una atención distinta. Eso es lo que hay que cambiar: la percepción.

¿Qué le parecen las críticas de un sector de la DC y el PS -incluida la llamada "vieja guardia" de la Concertación- a Peñailillo? El ex ministro Viera-Gallo dijo que "Peñailillo no está a la altura de un Insulza o Pérez Yoma"…

Lo encuentro bastante destemplado eso. Es un despropósito plantear eso en medio de la crisis. Si alguien quiere aprovecharse de la crisis para poner a otro ministro, entonces que lo diga con claridad. Yo no sé, porque es la primera vez que estoy en el gobierno. No conocí ni a Pérez Yoma ni a Insulza como ministros. Conozco a Peñailillo, y conozco su desempeño. Y me da la impresión que es un ministro con más cercanía con la gente, con más cercanía con los problemas y más decidido a llevar adelante las reformas, porque Pérez Yoma e Insulza estuvieron 20 años en el gobierno, pero son parte del fracaso de la Concertación.

¿Está consciente que hay algunos sectores de la Nueva Mayoría a los que les gustaría que Peñailillo salga del gobierno? Si él sale, ¿qué posición adoptaría el PC al interior del bloque?

Si alguien cree que puede morigerar la crisis cambiando a los ministros, en medio de una crisis que viene desde mucho antes y que tiene que ver con el sistema, no sé qué va a solucionar. Ahora, si me dicen que es un cambio de ministros para avanzar mucho más rápido en las reformas, bueno, ojalá, pero tampoco veo cómo se puede actuar más rápido, porque los tiempos legislativos en el Congreso son como son. Y creo que se ha avanzado a toda máquina en el Parlamento. A lo mejor, algunos reclamos para cambiar de ministros son porque avanzamos muy rápido. Si es un cambio de ministros para paralizar las reformas, para ralentizar los cambios, entonces eso es casi un cambio de gobierno. Y la verdad es que para los comunistas sería una situación compleja.

¿En qué sentido?

Compleja, porque nosotros estamos en el gobierno para llevar adelante estas reformas. No estamos en el gobierno por estar. Por eso la situación sería compleja.

Detrás de las críticas de Viera-Gallo, Andrade y Camilo Escalona, también se han destacado las figuras del propio Escalona y de Insulza. Hay algunos a los que les gustaría que esas personas estén en Interior. ¿Qué implicaría la llegada de algunos de esos personajes que usted vincula con un "fracaso de la Concertación"?

Es que no lo sé, porque quien puede cambiar a los ministros es la Presidenta. No sé por qué pudiera cambiar a Peñailillo. Tendría que explicarlo ella. Yo no podría tener una explicación lógica para eso. Ahora, si la explicación fuera que es un cambio para ponerle freno a las reformas, eso sería muy complicado para nosotros. Pero no puedo adelantar que significaría eso en concreto para nosotros.

¿Le gustaría que llegara alguien como Escalona, Insulza o Pérez Yoma al Ministerio del Interior?

Sobre Escalona no voy a opinar, porque no me gusta meterme en las batallas internas de los partidos. Esas son cosas que tienen que ver los partidos, porque uno igual tiene que trabajar con quien salga electo presidente. Pero el problema sería saber para qué viene un personaje de esos. Si el personaje viene a mantener y mejorar el ritmo de las reformas, tendría que decirme la Presidenta que hizo el cambio por eso. Y estaríamos conformes. Pero si el personaje, independientemente del nombre, viene a ponerle freno a las reformas, ahí estamos mal.

El PC era, de cierta forma, opositor a la Concertación…

Así es.

Entonces, ¿la llegada al gobierno de ex dirigentes vinculados a esa Concertación significaría un quiebre entre el PC y lo que hoy es la Nueva Mayoría?

No voy a adelantar nada sobre eso.