El lunes 25 de septiembre, el presidente del PC, Guillermo Teillier, se reunió con el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, en La Moneda. En la cita, el diputado planteó su inquietud por la situación de los cuatro comuneros mapuches acusados de quemar un templo evangélico con gente adentro, que a esas alturas llevaban más de cien días en huelga de hambre reclamando por la invocación de la ley antiterrorista en las querellas presentadas por la fiscalía y el gobierno.
Teillier asegura que Aleuy se mostró dispuesto a buscar fórmulas para modificar la prisión preventiva de los acusados. Y subraya que no vio al subsecretario en una postura intransigente, ni menos auguró el escenario que se configuró días después, con el histórico militante PS haciendo uso de sus días de feriado legal, luego que La Moneda decidiera recalificar el carácter terrorista de la querella presentada por Interior.
Tras la crisis desatada en Palacio, el timonel comunista mantiene su firme rechazo a la aplicación de la ley antiterrorista en estos episodios y defiende la intervención pública que realizó en ese sentido el ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza. La misma que abrió un nuevo flanco de confrontación con la Democracia Cristiana, que reclamó esta semana por la excesiva influencia del PC en La Moneda. "A lo mejor ellos ven un peligro en nosotros de que le vayamos a comer la color, como se dice", sentencia.
El episodio reveló un fenómeno que no es nuevo: visiones contrapuestas en el gobierno que no se resuelven y terminan explotando públicamente. ¿Qué evaluación política hace de todo lo ocurrido?
Es un tema complejo. El reconocimiento de los pueblos originarios en Chile no ha sido una cosa fácil, que vaya por un carril con el dinamismo, la perseverancia y la amplitud de criterio que debiera tener. Hay que romper ese círculo de que para solucionar las cosas en La Araucanía hay que recurrir prioritariamente a la represión. Hay que atacar la violencia, todo eso está muy claro, pero si no se tiene en el trasfondo de la mirada la necesidad de reconocer un pueblo no habrá solución.
Pero respecto al hecho puntual de los cuatro comuneros mapuches que estaban en huelga de hambre…
... Y en peligro de vida algunos. Hubo un informe del Colegio Médico, que decía que era muy complicado, que el resultado podía producirse en pocas horas. Y eso no es bueno para el Estado chileno, que ocurra una muerte. El hecho de que estén 14 meses en prisión preventiva es excesivo, en cualquier país.
Usted se reunió con Aleuy, ¿le pidieron hacer algo al respecto? ¿Qué voluntad vio del subsecretario?
Su función es mantener el orden público y creo que en eso ha cumplido su papel, no tengo ningún reproche. Y cuando conversamos el tema de los comuneros, de alguna manera se abrió a la posibilidad de cambiar la (medida) cautelar. No vi en él una mala voluntad respecto de eso. Entonces, no concibo que Aleuy estuviera en contra de todo eso.
¿Vieron con él la posibilidad de recalificar la querella?
Hablamos. Yo siempre he creído que no debe aplicarse la Ley Antiterrorista. Me da la impresión sí de que teníamos cierta diferencia, no puedo decir cuánta. Porque no fue el tema sustancial de la conversación.
El ministro Barraza confrontó la visión que planteó el subsecretario a cargo del tema. ¿Fue imprudente?
Yo no tengo que calificar al ministro, eso lo hace la Presidenta. Pero lo entiendo, lo que quiso expresar y defender es el camino que él estaba llevando adelante, con cierto grado de éxito, en cuanto a comprometer a muchas comunidades a su participación en la consulta indígena, a buscar fórmulas para poder llegar por lo menos a un entendimiento no confrontacional y creo que él vio que eso estaba en peligro en algún momento. Ahora, fue la Fiscalía la que planteó el famoso plan Huracán, que parece un poco excesivo por el nombre, porque los huracanes llegan a Estados Unidos, acá hay tormentas.
¿Comparte la crítica de Barraza al efectismo del gobierno?
Había un peligro de quiebre porque los mapuches le dijeron a Barraza 'hasta aquí llegan las consultas' y eso era malo para el Estado chileno. Pero no creo que él haya tenido la intención de joder a otros ministros o al subsectetario Aleuy. Además, ya había conversaciones en el ministerio, por lo que nos explicó el ministro del Interior, en que él dice claramente que es él el principal responsable, él fue el que llevó las conversaciones para sacar la Ley Antiterrorista del medio, y él es un partidario de que incluso no se debe aplicar, porque entorpece los juicios, los alarga, mantiene a mucha gente en prisión preventiva por mucho tiempo y eso no es correcto. Y él es el que lleva el pandero en esto, no es Barraza, es el ministro del Interior, y yo me imagino que lo habrá hablado con la Presidenta y con Aleuy.
A raíz de este episodio, se volvió a apuntar al PC por su influencia en las decisiones del gobierno.
Una cosa es tener influencia y otra es tener protagonismo. Yo puedo reconocer que en todo lo que son reformas de este gobierno hemos sido protagonistas y las hemos defendido y hemos peleado por ellas y seguiremos peleando, al igual que por reivindicaciones como las de pueblo mapuche. En eso vamos a seguir adelante le pese a quien le pese, porque esa es nuestra razón de ser. Otra cosa es la infuencia. Nosotros tenemos una influencia proporcional, porque si no tendríamos que tener al ministro de Interior a lo menos, pero no es así. Y la discusión entre los ministros se ha dado entre ellos, no con nosotros. Porque veamos qué pasó con el ministro (Jorge) Burgos. que salió. Él dijo un par de cosas que no estaban de acorde con la política del gobierno y por eso salió, pero nos echa la culpa a nosotros.
Justamente es la DC la que reclama por la influencia del PC en La Moneda. ¿Es justa la crítica?
Es que somos una competencia. Competimos todos contra todos. A lo mejor ellos ven un peligro en nosotros no sé, de que le vayamos a 'comer la color' como se dice. Gutenberg Martínez dijo: yo exculpo al Partido Comunista de esto. Entonces la crítica no es al PC, es al gobierno de la Presidenta Bachelet y a mí lo que me extraña es que nunca ninguno de los personeros DC que han ido a las reuniones de comité político le hayan dicho al ministro del Interior 'mire, nosotros consideramos que el PC tiene demasiada influencia en este gobierno'. ¿Por qué no lo dicen ahí, que es donde tendrían que decirlo oficialmente? ¿Por qué por la prensa? Esto parece más una maniobra política, electoral.
Pero las diferencias del PC y la DC no son electorales, hay proyectos políticos distintos. ¿Cómo se sigue adelante juntos?
¿Cúales? ¿En qué hemos diferido? Porque nosotros nos hemos puesto de acuerdo es llevar adelante un programa. ¿Lo hemos llevado adelante o no? Sí, lo hemos llevado adelante. Con más protagonismo de que se cumpla del PC que de la DC, sí, efectivamente. Nosotros queríamos que esto anduviera un poco más rápido, la DC que anduviera más lento y ahí puede haber un matiz, pero finalmente hemos ido aprobando las reformas en conjunto. Y las diferencias vienen desde el mismo momento en que nos juntamos para crear la Nueva Mayoría. Las cosas fueron claras desde un comienzo, hay algunas en las que no estamos de acuerdo y que tenemos que discutirlas y a lo mejor volver a discutirlas. Pero esa es una discusión un poquito más seria que estos dimes y diretes por la prensa.
¿Entonces por qué la DC acusa que el gobierno no ha sido equilibrado, como dice Gutenberg Martínez?
Entonces yo tendría que quejarme al revés. La Presidenta ha escuchado más a la DC, porque se han demorado las reformas para mi gusto.
Con lo ocurrido esta semana, ¿siente que se trata de situar al PC como el culpable, el chivo expiatorio?
Por cómo se dicen las cosas por la prensa, de repente da la impresión que sí, de que se nos quiere hacer ver como el chivo expiatorio de una eventual derrota en la presidencial.
Esta semana usted fijó una postura con miras al futuro: dijo que no estarían dispuestos a participar de un eventual gobierno de Carolina Goic. ¿Qué significa eso?
Lo que dije es que si va a ser un gobierno en que vamos a estar con mordaza los comunistas, no, pero no porque sea de Goic, sino que a ningún gobierno que nos diga 'mire usted puede estar en este gobierno pero bajo cierto condicionamientos'. Quiere decir que no se nos va a tomar en cuenta. Carolina tomó eso como una amenaza mía, y yo no acostumbro a hacer amenazas. Los que debieran sentirse amenazados somos nosotros, con estas declaraciones que son demasiado coincidentes con las posiciones de la derecha, demasiado. Porque esto lo ha planteado la derecha, indudablemente, y lo han acogido sectores de la DC. Tampoco puedo decir que es toda la DC, porque con diputados de ese partido nos entendemos bastante bien.
Hace unos días dijo "la Nueva Mayoría o como se llame esto". ¿Qué futuro le ve a la Nueva Mayoría en las actuales circunstancias?
Es que no sé cómo se llama ya a estar alturas, estoy medio confundido (risas). Pero la lista de los que apoyamos a Guillier se llama Fuerza de Mayoría, algo tiene...
Pero el conglomerado político que partió para apoyar a Bachelet, que va desde la DC hasta el PC, ¿ya murió?
Es que nunca ha sido coalición, ha sido un acuerdo programático de acuerdo a la DC y nosotros lo hemos aceptado. Que ojalá debiera ser una coalición, sí, pero me tiene sin cuidado que sea coalición o un acuerdo programático. Lo que sí insisto es que si no nos ponemos de acuerdo vamos a perder las elecciones presidenciales y no vamos a poder seguir avanzando en lo que yo creo que ambos partidos estamos interesados, con todas las diferencias que tengamos. Pero esa es una cuestión de fondo: más allá de lo que ha sido hasta ahora nuestro acuerdo programático-electoral, como se ha llamado, otros actores también pudieran participar de un acuerdo todavía mayor, que debiera concretarse hacia la segunda vuelta presidencial.
¿Con el Frente Amplio, el PRO?
Sí. Yo entiendo que en estos temas de campaña existan dimes y diretes, pero nunca hay que perder de vista lo de fondo y en eso yo no me pierdo, incluso en las relaciones con la DC.
Cuando habla de una convergencia desde la DC al Frente Amplio, ¿lo proyecta más allá de las elecciones?
Yo lo proyecto primero a no hacernos cargo gratuitamente de una derrota frente a la derecha, porque estoy convencido de que la centroizquierda tiene más votos que la derecha. Y el peligro está en que la derecha, con su votación histórica, nos puede ganar porque no nos ponemos de acuerdo. Esto ha sido uno de los grandes males no sólo de la izquierda chilena, sino que de la izquierda en todas partes. ¿Seremos capaces? Espero que sí.
¿Incluyendo siempre a la DC?
Incluyendo a la DC, por cierto. Creo que la relación con la DC es vital para un acuerdo de centro izquierda, lo hemos dicho siempre nosotros.
Guillier ha dado señales concretas de que hay que ir a buscar los votos de la DC para la segunda vuelta. ¿Cómo el PC entra en esa estrategia con estas diferencias que se plantean permanentemente con la DC?
Es que nunca hemos estado fuera de la estrategia. La entendemos, somos parte de ella, y además la propiciamos. Hay una carta incluso que anda circulando de partidarios de Goic y Guillier, entre los cuales estamos nosotros. Hay coincidencias de más como para llegar a acuerdo.
¿Si la DC da libertad de acción para segunda vuelta, como han esbozado algunos militantes de ese partido, se termina un ciclo de acuerdo de la centroizquierda?
Es que yo no sé si va a prosperar esa idea. Espero que haya una direccionalidad de la DC bien clara.
¿Y si ocurriese?
Bueno, si ocurre eso, las encuestas dicen que la mayor parte de los que votan por Goic votarían por Guillier y creo que así va a ser.
Pero en términos políticos es difícil seguir adelante con un partido que finalmente no asume un compromiso con la candidatura del bloque.
No creo que se llegue a eso. Conversaciones van a haber. No creo que la DC vaya a dar un salto al vacío después de primera vuelta.
¿Cómo debe enfrentarse la negociación con el Frente Amplio, que ha sido particularmente duro con la Nueva Mayoría?
Creo que si ellos piensan políticamente con claridad se darán cuenta de que abrir el paso a la derecha también es muy complicado. Porque por lo menos con este gobierno han podido estar en el Parlamento y aunque han sido oposición han participado de las discusiones, de las políticas, de la aprobación de muchos de los proyectos porque esos proyectos podrán gustar o no gustar, pero son un avance sustancial a lo que existía en este país. Ellos deberán ponderar eso bien. Yo sé que Beatriz Sánchez es muy amiga de Alejandro Guillier, que conversan. Creo que eso puede ser una posibilidad. Nosotros nunca hemos tenido mala relación con el Frente Amplio, por lo menos en el ámbito parlamentario.