A mediados de enero próximo el príncipe Guillermo de Inglaterra -segundo en la línea de sucesión del trono británico- realizará su primer viaje oficial al extranjero, en reemplazo de su abuela, la Reina Isabel II, a Nueva Zelanda. Así lo confirmó la residencia oficial del príncipe, Clarence House, que anticipó que tras su estadía en Wellington, el hijo de Carlos y Diana viajará a Australia.

El anuncio coincide con informes de la prensa británica que aseguran que la monarca comenzará a delegar parte importante de sus actividades a Guillermo como una especie de preparación para la supuesta entrega de la corona al joven de 27 años y no a su padre, el príncipe Carlos, de 61 años y primero en la línea de sucesión.

Según el periódico The Mail on Sunday, un documento confidencial escrito por el ministro de Hacienda  británico, Alistair Darling, informa a varias autoridades de cambios sustanciales en el presupuesto disponible para Carlos y sus hijos, Guillermo y Enrique.

El documento explica que las transformaciones se hacen porque a contar del "próximo año se espera que su alteza real, el príncipe Guillermo, pasará parte importante de su tiempo en actividades oficiales (...) y necesitamos dejar las provisiones necesarias para ello", indica el texto revelado por el dominical británico.

De acuerdo con fuentes citadas por el The Mail on Sunday, el informe es un claro antecedente sobre el interés de la Reina, de 83 años, de comenzar una paulatina transición de la monarquía y asegurar así la continuación del trono, transformando a Guillermo en una suerte de "rey en las sombras".

Entre otros factores, se habría considerado la simpatía que provoca, entre los británicos, el hijo mayor de la fallecida Diana de Gales, por sobre el príncipe Carlos. Además, se especula que la estrategia de la Reina podría apresurar el anuncio formal de un compromiso de matrimonio entre Guillermo y su novia Kate Middleton.

Además, la avanzada edad de la Reina así como la de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, de 88 años, y el interés de sus cercanos de  cuidar su salud explicaría la considerable disminución de la cantidad de compromisos oficiales de la monarca británica a nivel internacional. Así, ya habría rechazo un invitación a Medio Oriente debido a la excesiva carga de trabajo.

Lo cierto es que tras la publicación, voceros oficiales del Palacio de Buckingham rechazaron cualquier posibilidad de que la Reina esté disminuyendo sus actividades en favor de su nieto, así como desvirtuaron que la monarca pretenda saltarse a su hijo Carlos en la sucesión del trono.  Pero fuentes citadas por The Mail on Sunday aseguraron que la estrategia de la monarquía británica siempre ha sido preparar los cambios en sigilo para aminorar al máximo el impacto de un cambio.