Un ultimátum envió hace algunos días al equipo de Alejandro Guillier el empresario gastronómico Gustavo Peñafiel, dueño de la cadena de restaurantes Fuente Mardoqueo. "Si no me pagan antes de fines de agosto, no sé si habrá trato", les dijo.

Hace más de dos meses, a través de una corredora de propiedades, el coordinador general de la Red de Ciudadanos Independientes por Guillier, Jorge Franco, llegó hasta la casa de calle Arzobispo González 441, en el barrio Yungay de Santiago, de propiedad de Peñafiel, en busca de una sede para instalar el comando presidencial del senador por Atacama.

A Franco -quien con anterioridad se había hecho cargo de montar las Redes Ciudadanas en las dos campañas de Bachelet-, Guillier y su entorno más estrecho le habían encomendado la tarea de encontrar un inmueble que cumpliera varias condiciones: estar cerca de un metro para facilitar el acceso, capacidad de estacionamientos y, por sobre todo, que estuviera emplazada en una zona que tuviese una carga simbólica.

Franco miró una casona en el barrio París-Londres, al lado de la sede nacional del PR, y otra en Providencia, en calle Condell, entre varias más, hasta que dio con la casa de Arzobispo González 441 que Peñafiel había comprado poco antes a los dueños del periódico El Rastro.

La vivienda de dos pisos, con 250 metros construidos y un gran patio interior, le pareció perfecta. Las plantas no tenían separaciones interiores, pues había sido ocupada hasta hace poco por un restaurante, por lo que, además, la arrendaban con 80 sillas y vajilla.

Desde entonces, algunos arquitectos cercanos al comando han estado visitando la casa para diseñar los espacios interiores donde estarán las oficinas del candidato presidencial y sus principales colaboradores.

Mientras tanto, por su cuenta, Peñafiel invirtió cerca de 800 mil pesos en pinturas y arreglos de pisos, pero a medida que pasaba el tiempo comenzó a preocuparse. Lo único que tenía era un compromiso de palabra, pues no podía firmar un contrato de arriendo y menos recibir un pago por la reserva de la vivienda. Por ley, mientras Guillier no haya inscrito legalmente su candidatura ante el Servicio Electoral y hasta 90 días antes de las elecciones del 19 de noviembre próximo, no puede incurrir en gastos de campaña. Es decir, recién a partir del 19 de agosto, los candidatos ya inscritos formalmente pueden hacer desembolsos de dinero.

No era el único preocupado por eso. Para los partidos que respaldan al senador por Atacama, la demora en inscribir la candidatura también se había transformado en un problema y así se lo hicieron sentir con fuerza hace algunas semanas, cuando exigieron apurar el proceso de recolección de las más de 33 mil firmas que requiere. También le pidieron armar un comando profesional. En el fondo, pedían sacar al candidato de una vez por todas de lo que algunos dirigentes de la Nueva Mayoría llamaron "el enredo" en el que cayeron por centrarse en el proceso para definir al candidato del oficialismo y no en la campaña propiamente tal. Algo que terminó por pasarle la cuenta a Guillier en las encuestas.

"Desde el momento en que la candidatura del senador Alejandro Guillier sea inscrita, va a instalar una certeza y una claridad en torno al despliegue que, tenemos la seguridad, esta campaña va a tener", dijo el sábado pasado el coordinador ejecutivo del comando del senador y secretario general del PR, Osvaldo Correa, al anunciar que ya tenían las firmas necesarias para inscribir a Guillier.

Un paso clave que, según informó la vocera del comando, la diputada comunista Karol Cariola, se cumplirá este viernes 4 de agosto.

Para ese día, en el entorno del senador se están evaluando varias alternativas de puesta en escena. Todas, con el objetivo de convertir ese paso legal en un hito de la campaña. Una de las opciones que cuentan con más adeptos dentro del equipo chico de Guillier es que el candidato vaya al Servel a dejar las firmas y presentar su candidatura "acompañado por varia figuras ciudadanas potentes". La ley exige a los candidatos independientes ser presentados por a lo menos cinco personas que adhieran a su candidatura. El ideal, afirman en el comando, es que el senador esté acompañado ese día por un representante de renombre por cada región del país.

Guillier sumó el martes 25 de julio el apoyo de Ángela Jeria, la madre de la Presidenta Bachelet, quien fue a firmar por el senador a una notaría de Providencia acompañada por el abogado y ex ministro radical Isidro Solís, el coordinador ejecutivo del comando, Osvaldo Correa; la vocera Karol Cariola y uno de los coordinadores del área ciudadana, el concejal de Providencia Jaime Parada, en una maniobra comunicacional que tuvo un fuerte impacto en la Democracia Cristiana.

En el equipo de Guillier confían en replicar ese hito en los próximos días, con otras figuras de diversos ámbitos que anuncien su respaldo al abanderado del PR, PS, PPD, PC, MAS e IC.

Mañana, por ejemplo, en Espacio Lo Matta, el equipo de Redes Ciudadanas espera reunir a más de 500 personas de diferentes regiones del país, todos independientes, para firmar por Guillier.

El paso siguiente será la inauguración oficial de la sede del comando.

Minimizar los heridos

La instalación del comando en la casa de Arzobispo González 441 la manejan hasta ahora tres o cuatro personas en el equipo del senador, lo que ha traído algunas inquietudes en los partidos.

Hace menos de dos semanas, el grupo de diseño estratégico de la campaña, que forma parte del comité estratégico que lidera la senadora del PPD Adriana Muñoz, le entregó a Guillier una propuesta de organigrama del comando, en el cual insistían en la idea de nombrar un jefe de campaña y "profesionalizar las estructuras". Se trataba, en realidad, del cuarto organigrama, que han elaborado en los últimos meses y que el candidato ha desechado.

Esta vez, el grupo, que sesiona todos los martes en la mañana en la sede de la Fundación Chile 21, conformado por el ex secretario general del PS Pablo Velozo, el ex senador Carlos Ominami, Gloria de la Fuente, José Miguel Insulza, Carlos Maldonado, Patricio Tombolini, Juan Andrés Lagos, María Antonieta Saa, Sergio Bitar y Francisco Vidal, propuso a Guillier tres posibles candidatos como jefe de campaña: Francisco Vidal, Ricardo Solari o Sergio Bitar.

El diseño contemplaba también la creación de un comité ejecutivo, similar al que tuvo Bachelet en su primera campaña y que fue integrado entonces por Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber, Ricardo Solari y Carlos Montes. Para el equipo de Guillier, el comité de diseño estratégico le propuso al candidato los nombres de Velozo o Solari, por el PS; Vidal o Bitar, por el PPD, y Juan Andrés Lagos, por el PC. Más abajo, según el diseño, se reforzaban las jefaturas de áreas: Territorial, Programático, Comuni-caciones y Redes Ciudadanas, a los que se sumaba un jefe de finanzas.

Tras recibir el organigrama, Guillier le indicó que no podía nombrar un jefe de campaña, pues si designaba a un independiente, abriría un flanco de críticas desde los partidos, y si nombraba a un militante, perdería fuerza su carácter de candidato ciudadano. De trasfondo, está la negativa del senador a perder el control de la campaña y que ésta sea cooptada por las colectividades.

Guillier, en cambio, optó por empoderar al secretario general del PR, Osvaldo Correa, como coordinador político de la campaña y como principal responsable de la articulación con los partidos. Eso sí, se comprometió a analizar durante estos días que se tomó para recuperarse de una gripe algunos cambios menores a los equipos territoriales y comunicacionales, siempre y cuando implique "dejar los menos heridos posibles en el camino", según aseguró un cercano colaborador del candidato.

Guillier le encomendó a Correa elaborar algunas propuestas para el rediseño del comando. Estos cambios "menores", insisten en el equipo de Guillier, deben estar orientados a mejorar la coordinación no sólo con los partidos, también entre las distintas áreas del comando. Por de pronto, Guillier ya tiene contemplado retomar las reuniones con los timoneles y secretarios generales de las colectividades que lo apoyan. La última reunión que sostuvo con ellos fue hace más de dos semanas.

"Al final, los partidos cedieron a su pretensión de tener un comando tradicional, pero, a su vez, Guillier aceptó dar algo más de estructura a su equipo", resaltó un miembro del comité estratégico.

En lo territorial, afirman asesores de Guillier, la campaña se desplegará a nivel nacional sobre tres soportes: los candidatos a parlamentarios, los postulantes a cores, pero, al mismo tiempo, tendrá un eje comunal, coordinado por los alcaldes de la Nueva Mayoría o por los concejales más votados en las comunas en las que no tengan edil.

No es el único cambio que los presidentes de partidos esperan que se realice en la campaña a partir del 4 de agosto, cuando se dé inicio a la segunda etapa.

"A esta campaña le falta una épica, eso pasa por tener un relato común entre las ideas programáticas y las medidas específicas. Eso implica ordenar un discurso común con el trabajo territorial", afirma el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete.

En eso ya está trabajando el comité programático que encabezan Osvaldo Rosales, Víctor Barrueto y Álvaro Díaz. Hace algunos días, Rosales y su gente entregaron a Guillier una síntesis del programa, a partir del cual se quiere construir el relato de su eventual gobierno. "El relato va a poner énfasis en el crecimiento económico con calidad (empleos dignos y mejores salarios), unido a una sociedad de derechos sociales", afirman.

Guillier, según las mismas fuentes, pidió a sus equipos incluir, además, como sello, la descentralización y el empoderamiento desde las comunas.

Rosales también está trabajando propuestas en 10 temas específicos, las que permitirán ir ordenando el discurso tanto del candidato presidencial como de los parlamentarios y cores en terreno. Todo lo cual se espera debatir en las regiones durante el mes de agosto.

El programa completo, sin embargo, recién esperan darlo a conocer a mediados de septiembre.

"El objetivo es mostrar que la campaña se ordenó y que ya se instaló", afirman miembros del comando. La máquina de Guillier, aseguran, al fin se puso en marcha.