La última vez que Pablo Illanes se lanzó a escribir solo -sin otros guionistas- para la pantalla chica, fue en 1999, con Fuera de control, teleserie de Canal 13 que se convirtió en una ficción de culto. De ahí en adelante, la escritura a dos o tres manos se apoderó de los proyectos de este periodista de 41 años: Machos (2003), Alguien te mira (2007), ¿Dónde está Elisa? (2009). Eso, hasta ahora.
Tras un año y medio de "un trabajo minucioso, como de laboratorio, con un desgaste físico y espiritual" -como él mismo lo define-, Pablo Illanes es el único autor de Dueños del paraíso, la serie internacional de TVN y Telemundo grabada en Miami y que tiene entre sus filas a Jorge Zabaleta, María Elena Swett y Thiago Correa. "Definitivamente es el proyecto más importante de los que he estado. Y no sólo en términos de producción, también de guión y de trabajo de los actores. Estoy muy orgulloso ", detalla el guionista radicado en EE.UU, mientras cuenta que se trata de la primera "narconovela" de Telemundo cuya historia ocurre en Estados Unidos y no en México o Colombia, como La reina del sur. "Yo venía de hacer Prófugos (HBO) y mi productora ejecutiva de Telemundo me invitó a hacer algo ligado con el narcotráfico. Con la preocupación de que todo esté atravesado o inspirado en hechos reales".
Así recibió la tarea de crear una historia en torno al mundo del narcotráfico en el Miami de los años 80. Tardó seis meses en escribir la ruta completa de la serie -"como si se tratase de una novela larga", cuenta- y luego nueve meses en ir diálogo por diálogo. En ese tiempo, vio mucho cine de acción de los 70, películas italianas, cine europeo, siguió después con el cine de los años 30, con los gangster, los 60. "La serie se presta demasiado para el guiño", adelanta quien se vio desafiado a sortear dos obstáculos: cómo escribir para todo el público latino que, por lo demás, es tan distinto entre sí; y cómo llevar la historia hacia los temas que le interesan a él, para darle un carácter más autoral.
"Es muy complejo desde el punto de vista formal escribirle a todo el público latino, porque uno se tiene que deshacer de muchos rasgos no universales de escritura. Como la jerga, el habla, cierto sentido del humor. Es un desafío más grande en términos autorales creo yo. Hay que pensar de otra forma, y concebir los personajes de otra manera porque lo local no tiene ninguna trascendencia. Y no puedes depender de los localismos y eso te pone ciertas reglas. Te raya la cancha".
Moviéndose en estas coordenadas, Illanes hizo uso de lo aprendido en periodismo, para acercarse a lo que ocurría en Miami. "A mí me interesa desarrollar historias de personas comunes y corrientes. Gente que, como dicen los que participaron, eran latinos con suerte. Que estuvieron ahí, en el momento y en el lugar correcto, casi por destino empezaron a vender droga. Y lograron mejorar su calidad de vida y levantar barrios completos en Miami".
"Hay muchos efectos secundarios en todo esto -continúa-. Corrió mucha sangre, se mató a mucha gente, se levantaron fortunas y se hundieron otras, se corrompió a la policía. Yo me obsesioné un poco con lo que pasó realmente. Cómo una ciudad puede ser testigo de tanta brutalidad, de tanta barbarie y seguir funcionando de la misma manera. Y convertirse en uno de los centros turísticos más importantes del mundo".
El 2014 no fue un buen año para TVN. ¿Siente alguna responsabilidad de que están todas las fichas puestas en la serie?
No, no siento una responsabilidad particular. Creo que la serie se defiende por sí misma. Y la coyuntura de lo que pasó el 2014 no depende de mí. Creo que es un momento en la industria que no es el mejor. Y por ello, cualquier cosa que escape de la fórmula de lo predecible ya vale por traer algo de novedad. No es el mejor escenario en que me gustaría debutar con este proyecto, pero bueno uno nunca elige los escenarios.
¿Qué les faltó a las producciones de este año para encantar a la gente?
No me gusta hablar del trabajo de mis compañeros. Sí creo que se dieron muchos elementos aislados para este escenario: las teleseries turcas, que me parece que no tienen un atractivo, en lo personal; cambios en las administraciones de la industria; fuga de actores. Y por lo mismo, creo que las fortalezas y debilidades de cada proyecto se vieron exacerbadas por este contexto. Creo que hay una industria nacional que hay que defender. No puedo aplaudir a las teleseries turcas porque me dedico a todo lo contrario. Otras ideas, otro formato, otras formas de contar una historia. Son un fenómeno, pero no será algo regular en el tiempo. Creo que tienen corta vida.
¿Cómo mira el momento que atraviesa la industria?
Me parece que es una época de conjunción de varios factores . Durante un tiempo se preocupaban mucho de la construcción del guión, de la historia, de lo que pasaba. Pero series como Sudamerican Rockers combina un guión increíble, está bien actuada, bien dirigida. Y así se va profesionalizando un poco la industria. El problema es que este proyecto no tiene la misma visibilidad de Pituca sin lucas o Los 80. Creo que ha habido logros así a lo largo de este año.