Gustavo Canales no quiere sonreír. No hay caso. Ni siquiera sus cuatro goles en los últimos dos partidos con la camiseta de Universidad de Chile, que lo tienen peleando el cetro de artillero del Clausura, han logrado mejorar el ánimo del oriundo de General Roca.

No le interesan los premios individuales, menos hablar con la prensa. El 19 azul, una vez consumada la victoria ante Cobreloa, evitó recibir la distinción del CDF que lo destacaba como el mejor futbolista del encuentro. Una semana antes, en el triunfo por 4-2 ante Universidad Católica, cuando anotó tres tantos, se retiró sin realizar declaraciones.

"No quiere hablar porque está un poco molesto debido a todo lo que se ha cuestionado al equipo y, principalmente, a él como jugador. El grupo está muy bien, más unido que nunca y Gustavo no es la excepción", señala un integrante del plantel. "Está jugando muy motivado por el cariño que le entrega la gente", agrega la fuente.

Uno que ha estado de cerca en su repunte es Martín Lasarte. El técnico ha sido clave en la recuperación del centrodelantero, quien ha vuelto a comandar la ofensiva del último campeón del fútbol chileno. Ayer, en la práctica matutina, en más de una oportunidad, Machete felicitó de manera individual su esfuerzo en cada ejercicio.

"Por diferentes circunstancias no lo tuvimos en el mejor nivel. Uno no tiene más que agradecer su esfuerzo y preocuparse porque consiga su mejor forma. Por suerte lo está consiguiendo, no sólo por los goles, sino por lo que hace jugar al equipo", señaló el técnico, en conferencia de prensa, hace un par de días.

Por su parte, José Rojas respaldó a Canales y adelantó que siempre ha sido un aporte para el equipo: "Para nosotros Gustavo es importante. Cuando el grupo lo ha necesitado, siempre ha estado ahí. No necesitamos descubrirlo ahora. Sabemos que estando bien, siempre cumplirá, como lo ha venido haciendo ahora".

El renacer del delantero llega justo antes del duelo frente a Internacional de Porto Alegre, por la Copa Libertadores. El genio malhumorado quiere seguir sonriendo sólo en la cancha; en esta ocasión, por el torneo continental.