Como se sabe, el sueño es una necesidad humana básica tan importante para una buena salud como la dieta y el ejercicio. "Cuando dormimos, nuestros cuerpos descansan, pero el cerebro sigue activo", comenta Paula Contreras, neuróloga de Clínica Somno.

Desde hace un par de décadas, el rol de la mujer ha ido cambiando, pasando del contexto doméstico al estudiantil y laboral, teniendo mucha vida hoy fuera de casa. Sin ir más lejos, según la reciente encuesta Casen, la participación laboral de las mujeres llegó a su máximo histórico desde 1990, con un 47,4%.

Del mismo modo esta misma encuesta reveló que un 39,5% de las mujeres ejerce como jefa de hogar.

Esto ha provocado que el dormir de las mujeres haya cambiado, así también sus trastornos de sueño.

Un estudio realizado en 2008 por el Journal of Clinical Sleep Medicine en capitales latinoamericanas estableció que sólo en Santiago 6 de cada 10 mujeres son roncadoras, más de la mitad de las santiaguinas padecen insomnio y que un 31,3% de las habitantes de la capital usa sedantes para dormir.

"La calidad del sueño en las mujeres ha cambiado. Sobre todo en aquellas que deben hacer turnos laborales nocturnos o rotativos. Si a esto le sumamos el tener que compatibilizarlo con la crianza de los hijos o la administración de un hogar, es posible entender las razones del cambio en la forma de dormir", explica Paula Contreras, neuróloga.

"Las mujeres llevan sobre sí altas responsabilidades, que generan mayor cansancio diurno y alto grado de estrés, el que finalmente puede llevar a provocar dificultades en el inicio y mantención del sueño, y por ende, mayor cansancio diurno", agrega Contreras.

Las recomendaciones que entrega la neuróloga de Clínica Somno para que las mujeres tengan una mejor calidad del sueño son: Acostarse cuando se tenga sueño, no por horario. En espera del sueño se puede leer, acostar primero a los niños a un horario establecido todos los días y que permita tener un espacio de tranquilidad para ella y/o su pareja que permita preparar el sueño, mantener un horario estable para levantarse, evitar los estimulantes en horarios próximos a dormir (entiéndase café, bebidas, nicotina, té, cacao, alcohol), eliminar las siestas. Esto sobretodo en personas con dificultades para conciliar el sueño, evitar las cenas abundantes y excesivamente condimentadas. Y más tardar a 1 hora y media antes de dormir, entre otras.

La nutricionista de Clínica Somno, Dominique Jury, señala que durante el día a día se recomienda consumir productos con magnesio, y que "hay alimentos que favorecen un buen dormir por su composición como la espinaca, acelga y frutos secos" Y también alimentos con triptófano "tales como pescado, huevos o lácteos bajos en grasas".

En cuanto al embarazo, "los alimentos ricos en ácido fólico, zinc, hierro, y calcio. Pero además se aumentan las frutas y verduras porque contienen alto contenido de vitaminas y minerales", señala la especialista de Clínica Somno.