Bryan Fogel no sabe cómo definir su suerte. Puede ser buena o mala, todo depende de cómo se mire. El director de Icarus, el nuevo estreno de Netflix, se contactó en el momento justo con la persona indicada para realizar un documental sobre el dopaje deportivo.
Inicialmente, la idea de Fogel era realizar un vivencial en el que expondría los efectos que sustancias prohibidas -dopaje, básicamente- provocarían en él. Eso, y también mostrar lo fácil que es burlar los controles de doping después de hacerlo. Como un Supersize me del dopaje, que terminó más parecido a un documental tipo Citizenfour, sobre Snowden: descubrió una trama conspiracional que salpica a todos, desde Vladimir Putin hacia abajo.
En Icarus, el actor y cineasta norteamericano se presenta a sí mismo como un ciclista aficionado, personaje de batallas medianas en las pruebas de ruta, y claro, ex fanático de Lance Armstrong, el ícono mundial del dopaje. Ahí radica todo. Sería supervisado por selectos especialistas, entre ellos Don Catlin, el emblema de la agencia antidopaje estadounidense (Usada, por sus siglas en inglés), el mismo que luchó por atrapar a Armstrong y que en 2012 lo consiguió.
Pero Catlin desiste. El temor a la mancha que pudiese generar este experimento en su reputación lo atemoriza. Y allí aparece Grigori Rodchenkov, quien hasta 2014 era el científico a la cabeza de la Rusada, la agencia rusa antidopaje. Hoy, en cambio, considerado el Julian Assange del deporte ruso por ser el principal testigo en toda la investigación que realizó la agencia Mundial Antidopaje, de la mano de Richard McLaren.
Icarus revela de la forma más cruda como el gobierno ruso manipuló el deporte por décadas. Responde preguntas fundamentales, pero deja muchas abiertas. Aquí, Fogel intenta responder algunas.
Cuando comenzó la realización de este film ¿En verdad nunca sospechó que terminaría así?
La decisión de hacer el documental partió porque yo he sido ciclista toda mi vida, y también por todo el lío que envolvió a Lance Armstrong en enero de 2013. Lo más sorprendente para mí fue que, hablando con mucha gente en el mundo, fuera del ámbito del ciclismo, todos decían que a Armstrong lo habían "encontrado", cuando en realidad fue que el sistema no funcionó. Por esto decidí realizar un documental en el cual tomaría drogas para mejorar mi rendimiento y ver qué tanta mejora existiría, y ver si podía evitar arrojar positivo en un test de doping. Mi idea era evidenciar que el sistema actual de detección no está funcionando.
Y, al parecer, no funciona.
Así es.
¿Cree que el modelo de dopaje de Estado ocurre sólo en Rusia o podría extenderse a más países?
No es fácil responder eso, pero definitivamente creo que si ves otras historias de países en torno al dopaje, es claro que han tenido programas de asistencia para sus atletas. Lo han fomentado o no lo han restringido.
Hoy, Rodchenkov es un testigo protegido por todo lo que reveló. ¿Usted no siente que por esta película su vida corra peligro?
Es un tema complejo. Sentí que era peligroso en un momento, ya que el dopaje cambia toda la historia de los deportes. Este problema cambia los resultados de todos los torneos internacionales, incluidos los JJOO.
¿Quién es el que realmente se beneficia con el dopaje?
Me di cuenta que el beneficio último del dopaje, que pasa desapercibido, no va para el atleta, sino que para las federaciones y los Gobiernos.
Icarus deja un sinsabor. La AMA muy retrasada en cuanto a sus controles. ¿Acaso todos los deportistas de éxito mundial se dopan?
Creo que es un sistema muy difícil de controlar. El deporte sucio es algo que permanecerá siempre, ya que dudo que sean capaces de frenarlo. La ciencia evoluciona de una manera tan rápida y los humanos siempre van a encontrar formas de rendir mejor. El problema es más ético que práctico, pero si la pregunta es si el dopaje irá a erradicarse, la respuesta es no.
Un atleta chileno, Iván López, campeón sudamericano en los 1.500 metros, dice que es imposible estar entre los mejores del mundo sin recurrir al doping. ¿Cree usted lo mismo?
Sólo porque un atleta diga que está limpio, no significa que realmente lo esté. Y sólo porque no le salga el test positivo, no significa que no se esté dopando. Hay un voto de fe que todos deben tomar en las competencias internacionales. Quizás debemos reevaluar cómo vemos a los deportistas, en vez de pensar si están limpios o no. Sé que las personas que verán este documental podrán pensar que si un atleta es muy bueno para ser cierto, efectivamente, es muy bueno para ser cierto.
¿Es posible para un atleta decir no al dopaje?
Es muy posible. Creo que la diferencia va en el caso de Rusia, porque el dopaje allá no es meramente decisión del atleta, sino que es la decisión individual versus la federación y Gobierno. Pero hipotéticamente, sí.
Armstrong, su ex héroe, vio en el dopaje su arma para ganar. ¿En verdad cree que un atleta diría que no?
Sí. No sé cuántos atletas se doparán actualmente, pero sé que estar limpio no es más que una decisión individual.
¿Podemos confiar en los deportistas?
No creo que debemos ver esto como un tema de un atleta individual, sino que como un problema de confianza a nivel de los Gobiernos. La historia nos ha dicho que si alguien dice que no está usando doping no significa que no lo esté usando realmente. No sé si puedes confiar o no, la historia y el futuro del deporte nos dirá.