La mañana del jueves y viernes pasado llegaron hasta las oficinas de Hacienda los más de 20 economistas que hace ya ocho años son convocados por la cartera para estimar las dos variables clave para el Presupuesto: el precio de referencia del cobre y el PIB de tendencia. Se trata de los datos más relevantes para calcular los ingresos del Fisco a mediano plazo y el gasto público compatible con ese flujo. Cumpliendo con la que ya es una tradición, esta semana el equipo económico dio el puntapié para el Presupuesto de 2010, el último de la era Bachelet y el que recibirá el nuevo Presidente para iniciar su mandato. Y aunque se trata de aprontes iniciales, altos personeros cercanos a la cartera afirman que ya hay dos definiciones. La primera, que no se retomaría la meta de superávit estructural de 0,5% del PIB para permitir un alza del gasto fiscal el año próximo. La segunda, que aún así ese aumento sería el menor en siete años. No hay cifras preliminares, pero expertos calculan que no superaría el 3% a 4%.
Se trata de la tercera vez que este gobierno cambia la meta de superávit. En 2008, Hacienda la bajó desde su versión original de 1% del PIB a 0,5% y en enero pasado a 0%. Esto último fue para financiar, entre otros gastos, la entrega de los bonos extras de $ 40.000 por carga familiar, el adelantamiento en un año de la reforma previsional y otras medidas para paliar la crisis. Este desembolso, de hecho, gatilló que el alza inicial de 5,7% del gasto público este año subiera a 14,5%.
Mantener la meta en 0% -lo que implica cambiar el concepto de superávit por uno de balance estructural-busca abrir espacio al nivel de gasto proyectado, porque según especialistas, éste ya no permitiría sostener una meta de superávit: el gasto permanente (que va en alza) ya supera al flujo proyectado de ingresos permanentes (que va en baja). Para lograr la meta, el gasto público global en 2010 se debiera contraer o a lo más no crecer, lo que no ha pasado en 18 años.
"Efectivamente es improbable que el gobierno vuelva a la meta estructural de superávit de 0,5% del PIB. Según los parámetros de la regla y con la caída que se espera en los ingresos estructurales, con la meta de superávit en 0,5% el gasto debería contraerse", dice uno de los expertos ligado a la cartera. Aun así, si el balance estructural sigue neutro, agrega, "el crecimiento del gasto efectivo debería ser muy cercano a cero, porque es imposible cerrar en equilibrio con ingresos cayendo 30% y gasto estructural en dos dígitos".
Respecto del incumplimiento de la regla, la experta de Libertad y Desarrollo (LyD), Rosanna Costa, que integra el comité que calcula el PIB tendencial, advierte que "hoy no tiene valor como tal, se desprestigió. En este minuto ya no hay regla y serán las próximas autoridades las que tendrán que decidir retomarla, terminar con ella o avanzar a un nuevo modelo".
Plantea que "el gobierno puede dar el uso que quiera a la regla fiscal, uno puede discutirlo, pero lo que pasa y lo que se prevé es que no va a cumplir la regla como estaba, porque quiere hacer política con gasto expansivo y los ingresos no lo permiten".
Pero otros expertos del panel, como Alejandro Alarcón y Patricio Rojas, no ven que ello perjudique la credibilidad del equipo económico. "Si bien es cierto que habrá una nueva autoridad y que esto puede prolongarse, no veo que se vaya a abandonar la regla y tampoco que sea una falta. La regla le ha dado anclaje a la economía y permite aprovechar con creces los recursos en esta coyuntura", dice Alarcón.
"Vamos a llegar al balance cero en 2009 y los números ya indican que 2010 seguirá así. Este es un elemento que ya evalúa Hacienda y el aumento del gasto público sólo es posible si el balance estructural es neutro", añade Rojas.
LAS CIFRAS EN JUEGO
Aunque el proceso presupuestario recién comienza, en el entorno de la Dipres se señala que el nuevo precio del cobre de referencia no debería superar el de 2009 (US$ 1,99 la libra) y bordear US$ 2 la libra. Agregan que el PIB tendencial debería "ajustarse significativamente para dar cuenta de que en los últimos cuatro años no se ha llegado al 5% de crecimiento anual, cifrándose ahora en torno al 4,5% desde el actual valor de 4,9%".
A esos valores se agrega, "el efecto de bajas estructurales de ingresos, como las medidas 'transitorias' que se han venido prolongando, en particular las rebajas del impuesto de timbres y estampillas y las medidas sobre impuestos a los combustibles", señala un experto. La recaudación del primer tributo cayó 76,5% en enero-junio de este año, mientras que la segunda tuvo una baja de 23,7%.
La ejecución fiscal del primer semestre 2009 lo refleja: los ingresos permanentes cayeron 34,6% hasta US$ 14.074 millones. El gasto subió 18,1% hasta US$ 17.920 millones. Eso generó un déficit efectivo de US$ 3.846 millones. Aún así, el director de Presupuestos, Alberto Arenas, mantuvo la proyección de un déficit fiscal efectivo de 4,1% del PIB en 2009, el primero en seis años y lejos del superávit de 3,7% estimado en el Presupuesto actual.
UN PROBLEMA DE CAMPAÑA
Personeros de La Moneda ratifican que el tema ya está en la mayoría de los ministerios, especialmente del área social y de fuerte impacto público como Trabajo, Educación, Salud, Vivienda y OOPP. Si bien la primera cartera tiene una trayectoria de alza de gasto no mayor a 5%, es una de las más costosas para el Fisco, porque ahí se asignan los fondos para cubrir las pensiones y los empleos con apoyo fiscal. Los restantes cuatro, en tanto, se caracterizan por alzas de dos dígitos en su partidas desde esta década.
Sin embargo, más delicado aún es la implicancia política de entregar el Fisco en rojo. La última vez fue en el traspaso de mando entre Eduardo Frei y Ricardo Lagos: en 1999 las arcas públicas terminaron con un déficit de 1,3% del PIB y el Presupuesto 2000 consideró un superávit de apenas 0,5%, aclaran autoridades de la época.
El tema se monitorea en el comando del abanderado de la Concertación, Eduardo Frei. Miembros de su equipo ya revisan la idea de modificar la regla. Quien lo ha planteado es el académico y su principal asesor económico, Oscar Landerretche: su idea es ir hacia una regla de balance que permita estabilizar los cambios, de modo que "si se produce un cambio estructural en lo que hay que gastar, hacia arriba o abajo, tengamos una regla de ajuste desde un gasto estructural, al siguiente gasto estructural, que modere la transición".
Pero también siguen el tema en el torno del abanderado de la Alianza, Sebastián Piñera. Advierten que la estrechez fiscal será importante para el nuevo gobierno, a diferencia de los últimos dos cambios en La Moneda. De hecho, eso motivó a que en el programa económico del ex senador RN, anunciado hace poco, no se planteara una reforma tributaria para bajar impuestos, como sí se propuso en la campaña de 2005. "El problema es que no tenemos mucho espacio para reducir impuestos, porque la situación fiscal de bonanza que se ha enfrentado en este gobierno, no la va a tener el próximo", ha dicho Felipe Larraín, su asesor económico más importante.