Eran las 11:42 de la noche del viernes y la ciudad de Dallas se despierta por el sonido de una alarma que suena sin cesar. El sistema de alerta de la ciudad, diseñado para avisar a la población de la llegada de tornados o de otros desastres meteorológicos. La alarma sonó y sonó hasta las 1 de la mañana del sábado, pero el cielo seguía igual, los medios no informaban de nada y ni la policía ni los bomberos de la ciudad estaban en estado de alerta.
No fue hasta que los ingenieros del departamento de Emergencias de la ciudad apagaron las sirenas de manera manual que todo llegó a la normalidad. Nadie sabía quien había dado la orden de activarlas y una breve investigación dio con la respuesta: el sistema de emergencias había sido hackeado por un grupo que aun no se identifica y que tomó el control total de las 156 sirenas de la ciudad hasta el domingo, fecha en la cual las autoridades pudieron reactivarlas.
El hecho afectó a un área habitada por 1,6 millones de personas y la investigación ya descubrió el método que fue utilizado para hackear el sistema, pero no han revelado más detalles. Se sabe, eso sí, que los piratas cibernéticos tenían que haber estado en Dallas, descartando así la acción de un equipo internacional, sino que más bien piensan que sería algún tipo de bromistas que se aprovecharon de un sistema con poca protección.
El hackeo produjo también un colapso en la línea de emergencia del 911, quienes recibieron 4.400 llamadas en las horas en las que se produjo el ataque, el doble de una noche normal. El número de ataques a infraestructura estatal ha ido en aumento, con 300 casos detectados el 2015, mientras que el 2012 eran menos de 200.