En medio de las crecientes críticas que ha recibido la globalización en diversas zonas del mundo occidental, Hans-Paul Bürkner, presidente de The Boston Consulting Group, es un férreo defensor de este fenómeno.
A su juicio este proceso de mayor conexión a nivel mundial, ha beneficiado a miles de millones de personas en el mundo y, en este contexto, sostiene que "uno no puede echarle la culpa de todo a la globalización".
El ejecutivo, experto en la materia, sugiere mejorar la educación y la capacitación para ayudar a los que se han visto desplazados por los cambios de las últimas décadas.
Bürkner, quien el miércoles participará en el panel "Encarando la transformación" del Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) 2016, advierte que las medidas proteccionistas sólo provocarán que la gente se empobrezca, dada la menor competencia y, por consiguiente, los mayores precios.
Ha surgido una ola en Europa y en Estados Unidos en contra de la globalización. A su juicio, ¿a qué se debe esta situación?
Cada cambio genera ansiedades, por lo que a la gente no le gusta el cambio. Con la globalización hay flujos libres de bienes y servicios, capital y personas, lo que significa que tu posición actual, tu trabajo actual y tu escenario actual están bajo amenaza. Cuando la gente emigra a un país porque a ese lugar le está yendo bien, a uno le preocupa que ellos compitan con uno por los trabajos, que traigan crímenes o que sean una carga para el sistema social. Desde luego, eso es lo que está pasando en Estados Unidos. Creo que la clave es ver que, con la globalización, el mundo se vuelve más grande y la gente encuentra que su pequeño mundo propio está cambiando.
¿Cuáles son las ventajas de la globalización?
Lo que vemos alrededor del mundo, y me gustaría destacar esto, es que la globalización, y ahora la digitalización, están llevando beneficios económicos a miles de millones de personas. En los últimos 25 años, hemos visto que tenemos muchos más trabajadores, lo que ha llevado a que muchas más personas sean emprendedores, empleadores y consumidores y la calidad de vida ha aumentado enormemente. La desigualdad de ingresos alrededor del mundo ha disminuido, porque los mercados emergentes se han puesto al día con los países industrializados. La hambruna ha caído enormemente, la expectativa de vida ha subido significativamente al igual que la escolaridad. Incluso en términos de seguridad, en los últimos 10 años, menos personas han muerto en guerras civiles que en cualquier otra década a pesar de Irak, Siria, Yemen, Libia y Afganistán.
¿Qué se puede hacer por las personas que se han visto perjudicadas por la globalización?
Es verdad que algunas personas han perdido su trabajo, pero han encontrado otros. En Estados Unidos, el desempleo está muy bajo, en 4,9% y el tipo de empleo ha cambiado. Muchas personas han dejado la manufactura y se han ido a los servicios, donde generalmente los empleos tienen una menor remuneración. En España, el auge inmobiliario a fines de los 90 provocó que muchos jóvenes dejaran sus estudios para trabajar en la construcción. Al analizar país por país, existen diferentes implicancias, por lo que uno no puede echarle la culpa de todo a la globalización. La clave es que la gente obtenga mejor educación y mejor capacitación.
Muchas empresas multinacionales necesitan las cadenas globales de suministro para sobrevivir. Si los países llevan a cabo medidas proteccionistas, ¿cómo se verán afectadas?
Cuando haces la vida más difícil para que las compañías provean bienes alrededor del mundo, los productos van a ser más caros, porque hay menos competencia y la gente consumirá menos, porque tienen que pagar más por unos zapatos, por ejemplo. Uno tiene que analizar muy bien cómo proteger una industria, porque al final todos podrían ser más pobres. Creo que los británicos verán eso, y todavía es muy pronto para saber qué va a pasar en Estados Unidos.
¿Qué deberían hacer los países para adaptarse a este nuevo escenario donde el Brexit y Donald Trump son parte de la realidad?
Necesitas ser flexible. Para países como Chile, es importante no depender de un producto, definitivamente no de las materias primas. Si sólo dependes del petróleo y el precio cae, entonces estás en problemas. Tienes que tener un amplio rango de industrias y servicios. Lo otro importante, insisto, es la educación y la capacitación.
En este sentido, ¿cómo ve a América Latina?
En BCG creemos que nosotros moldeamos nuestro futuro. No tenemos que depender tanto de las materias primas o de un gran vecino, sino que tenemos que tomar el destino en nuestras manos. En América Latina tienen una buena base, ya que ha habido un fuerte desarrollo, hay un sólido capital humano y creo que hay un futuro brillante, pero tienen que construirlo. Hemos visto un buen progreso y esperamos que eso se mantenga.