La lleva en su memoria. En su caja negra, como él le llama. Cuando Héctor Noguera era aún un silencioso alumno del Colegio San Ignacio, llegó por primera vez a sus manos una vieja edición de La vida es sueño, la obra escrita por Pedro Calderón de la Barca en 1635. Después de sostenerla largo rato entre sus manos, hojearla y repasar el texto letra por letra, llegó a la conclusión de que no lograba entender ni una sola palabra. Hoy, próximo a cumplir 78 años en julio, y tras cuatro versiones de la misma obra en el cuerpo, el actor insiste en que aún no la entiende. Que, si ocurriera, sería tan inútil como ser dueño de un pozo que acaba de secarse.

A fines de 2012, la socióloga y académica de la Universidad Católica, María de la Luz Hurtado, amiga de años de Noguera, se reunió con él como en tantas otras ocasiones, en torno a una taza de té. Durante la conversación, Noguera y Hurtado hablaron de tantas cosas que ya ni recuerdan, salvo una: "No sé cómo llegamos a hablar de esto precisamente, pero le comenté que me parecía curioso que un actor chileno hubiese trabajado la misma obra durante tantos años y en distintos lenguajes. Tuve que recordar cuándo fue la primera vez, la segunda y así, hasta armar una bitácora", dice Noguera.

El ejercicio de hacer memoria y escarbar entre recuerdos fue capturado por el lente de una filmadora. "Siempre creí que la historia daba para un documental, pero solo cuando obtuvimos financiamiento de la Pastoral de la universidad, el proyecto tomó más forma y nos pusimos a trabajar, a reunir personajes e hilvanar un relato", explica Hurtado. Varias horas de material en bruto, entre entrevistas, recreaciones y archivos, además de un cuidado trabajo de edición, dieron origen a Y teniendo yo más alma: Héctor Noguera y La vida es sueño, el documental que se estrena mañana en la Cineteca Nacional, y que se exhibirá de miércoles a domingo entre el 3 y 27 de junio en la misma sala.

"Es, como la memoria, un registro que transita por las cuatro versiones en que Noguera ha participado en montajes de este mismo texto", cuenta Hurtado, gestora del proyecto, que tras la cámara tuvo a Luis Cifuentes. El viaje comienza con la puesta en escena de 1974, dirigida por Eugenio Dittborn, en el Teatro de la Universidad Católica, y con Liliana Ross, Ana María Palma, Alejandro Castillo, Jorge Lillo y el propio Noguera sobre el escenario. "Tenía un sentido muy particular entonces, porque Chile vivía una época oscura. Por suerte era Calderón el que hablaba de este príncipe, Segismundo, que luego se convierte en rey, y quien permanece preso casi toda la obra", recuerda Noguera.

Le siguió otra puesta en escena en 1988, en el Patio del Campus Oriente de la UC, codirigida por Erto Pantoja y Noguera. "A esas alturas, ya no podía encarnar a Segismundo, porque lucía más viejo, así que tuve que asumir el rol del rey Basilio. Fue todo un desafío porque fue como golpearme en la cabeza y cambiar el switch", recuerda Noguera. "Es interesante esa transición de oprimido a opresor", agrega Hurtado. "Ese es, por cierto, el espíritu que ronda durante casi todo el documental, pues lo que varía no es el texto, sino el actor y su mirada con respecto a él".

Para 1990, cuando el actor ya había fundado Teatro Camino, creó Héctor Noguera cuenta La vida es sueño, un unipersonal donde adopta casi todas las voces del reparto, desde el rebelde Segismundo hasta una desconsolada Rosaura. "Surgió casi por accidente, pues ese año me llamaron para que hiciera una charla sobre la obra. La hice, y al poco tiempo recibí una invitación desde Curicó para hacer un monólogo. Como no tenía nada preparado, no se me ocurrió nada mejor que inventar algo improvisado con el mismo texto, que a esas alturas ya me sabía de memoria", cuenta. Desde entonces, han pasado 25 años y la especie de charla-monólogo ha girado por países como España, Estados Unidos, Perú, Argentina y Bolivia. "Ha sido una experiencia increíble, pues me ha dado muchas lecturas. Si ya creía que la única forma de entender la obra era haciéndola, tuve que tener ese intercambio con distintos tipos de público y escenarios para armarme mi propia visión", reconoce el actor.

Luego vino otra última versión dirigida por su hijo Diego, en 2010, quien es uno de los tantos entrevistados que aparecen en el documental, incluidos los actores Erto Pantoja, Liliana Ross y otros. "El es músico, así que hizo a un lado el texto y le dio mayor relevancia a la puesta en escena", dice. "Es muy bello lo que hizo Diego, porque su trabajo también partió por un ejercicio de memoria: él fue quien me vio durante varios meses memorizando textos hasta aprendérselos incluso", recuerda Noguera. Tras estrenar la primera parte de la obra en Teatro Camino, en 2010, vino la segunda al año siguiente, y recién para la tercera, la última, su padre, el actor, subió al escenario. "Me tocó interpretar a Basilio nuevamente, aunque en una puesta en escena que jamás creí que se podría hacer. Era una ópera teatral, y a pesar de que soy más actor que cualquier otra cosa, creo que sirvió para contar de qué trataba la obra", dice.

Por más de cuatro décadas, el texto lo ha rondado. A veces se le aparecen versos en acciones cotidianas, cuando recuerda a Claudia, su hija que alcanzó a vivir apenas algunas horas, cuando sus hijos lo llaman padre o mientras haces clases. "El mío falleció cuando yo tenía poco más de dos años, así que desconozco cómo son las relaciones entre padres e hijos, al menos desde el rol de estos últimos", dice Noguera. En cuanto a la obra, insiste en que sigue sin entenderla mucho. "A veces me preguntan por qué elegí esta obra, qué vi en ella, y si acaso tiene relación con mi vida. Probablemente la tenga, pero creo que un actor no elige textos por simple gusto", dice. "Es como toparse con personas, a veces enganchas, otras no. Lo mismo pasa con las obras, uno se encuentra con ellas. Eso me pasó con La vida es sueño. Me da hasta un poco de pudor decirlo, pero recuerdo que alguna vez me invitaron a presentarla al Festival de Teatro Clásico de Almagro, en un corral con público de pie y todo, y luego un crítico me preguntó por interés en el texto. Fue la primera vez que solté que de verdad no lo entendía".

El documental, de una hora de duración, se exhibirá de miércoles a domingo en la Cineteca Nacional, entre el 3 y el 27 de junio, con funciones a las 17 horas. Simultáneamente se podrá ver en la red de 16 salas asociadas a la Cineteca a lo largo del país. El estreno será este martes 26 de mayo, a las 20:30 horas, y luego de la exhibición habrá un conversatorio con el público, donde participarán Héctor Noguera y María de la Luz Hurtado. Para asistir es necesario inscribirse al correo mmatelun@uc.cl.