"Antes se decía que el tema de la educación sexual era tabú. Y creo que lo sigue siendo. No se conversa y no se informa", plantea el obispo de Temuco, Héctor Vargas, presidente del área educación de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech). ¿Su tema de arranque? La discusión sobre el aumento del VIH en el país.
"Las cifras que se han dado a conocer en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados nos preocupan. No solo por el aumento significativo de casos, sino porque la población afectada se ha trasladado a la vida escolar, a jóvenes y adolescentes. Creo que el tema está mal enfocado".
¿En qué sentido?
Pareciera ser que la preocupación es qué podemos hacer para evitar que la vida sexual, en ese caso de jóvenes y preadolescentes, no tenga consecuencias negativas, como enfermedades, contagios y embarazos no deseados. La preocupación está puesta allí. Y no es malo, pero sí insuficiente. Una cosa es qué hacemos para evitar las consecuencias de una sexualidad irresponsable y otra es educar la sexualidad en el amor. Y eso está afuera.
En una carta a El Mercurio usted criticó la "legitimación de la actividad sexual a muy temprana edad" y sostuvo que "el aumento de la promiscuidad y sus graves consecuencias demuestran que esta política (del condón) ha fracasado.
Para mí, la educación sexual no es un tema de salud, sino que de educación. Ahí está mal enfocado el problema. Las políticas para los jóvenes vienen impulsadas fundamentalmente por el Ministerio de Salud, pero deberían venir orientadas desde el Ministerio de Educación.
Pero hay chilenos que ven la sexualidad como una dimensión biológica y no espiritual, relacionada a parámetros sanitarios...
Hay formas de pensar muy distintas en nuestra sociedad, cada vez más pluralista. Nadie es dueño de la verdad. Para mí, lo importante es debatir el tema. Pero las cifras no las entrego yo, lo hizo la Comisión de Salud de la Cámara. Y, evidentemente, hay un problema. El representante del gobierno dijo que a lo mejor hemos fallado, porque no hemos trabajado la afectividad, y eso no lo dice la Iglesia Católica. Es el Estado.
¿Cree que se debe revisar el concepto de las campañas?
Las campañas del preservativo llevan varias décadas en Chile. Se han distribuido también en colegios, se han regalado miles de condones a los adolescentes. Y el resultado es este. Entonces, algo pasa (...); debemos preguntarnos si es conveniente que un preadolescente, a los 12 o 13 años, comience a tener una vida sexual activa. ¿Es bueno? ¿Qué se debería esperar? Esa pregunta no se las hacen. Se toma como un hecho de la realidad. Pero, a mi juicio, la falta de amor, de afectividad, que es el problema central, es lo que trae otros perjuicios.
¿Cuáles, a su juicio?
El femicidio, por ejemplo. ¿Qué pasa con el amor y el afecto? El caso de Nabila Rifo es dramático. La violencia intrafamiliar y la agresividad parecen aumentar. La cantidad de hombres que abandonan a mujeres e hijos. La infidelidad. Hay que hacerse esas preguntas, es parte de lo mismo. En la sexualidad estamos combatiendo consecuencias, no causas. El VIH es un indicador de problemas.