Azul Azul tendrá un controlador, algo inédito entre los tres grandes clubes chilenos abiertos en Bolsa. Hasta ahora, la firma que controla a Universidad de Chile y las concesionarias que administran a sus principales rivales en la cancha, Blanco y Negro y Cruzados, no tenían un controlador legal, una circunstancia que ocurre cuando un solo accionista tiene más del 50% de las acciones, nomina a la mayoría del directorio o tiene una influencia decisiva en una sociedad anónima.
Carlos Heller remeció la jornada. Ayer, el empresario anunció que alcanzaría el porcentaje mayoritario de la propiedad del club tras pactar con José Yuraszeck la compra del 10,29% que aún mantenía su predecesor en la presidencia de la sociedad anónima.
El acuerdo considera la compra de ese porcentaje a un valor total de $ 4.069 millones. Cada acción tiene un valor de $ 1.100. Los papeles de la firma cerraron ayer en la Bolsa de Comercio a un precio de $ 1.025.
Heller, quien hasta ahora tenía el 39,9% de Azul Azul, alcanzará, tras la compra el 50,2%. Es decir, ostentará un poder incontrarrestable en la toma de decisiones relacionadas con la institución estudiantil.
El mecanismo
La operación se materializará a través de una Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA), mecanismo regulado en la Ley de Mercado de Valores. Heller lanzará en los próximos días una oferta de compra por el mismo 10,29% pactado con Yuraszeck.
A ese proceso podrán concurrir otros accionistas de Azul Azul, quienes podrán ofrecer sus acciones a $ 1.100. Si ello ocurre, Heller comprará acciones a todos los socios, en forma proporcional a sus participaciones, lo que impedirá que Yuraszeck venda todos sus títulos. En ese caso, tras el fin de la OPA, Heller comprará hasta un 2,99% a Yuraszeck, por restricciones legales. El artículo 200 de la Ley de Mercado de Valores dice que el "accionista que haya tomado el control de una sociedad no podrá, dentro de los doce meses siguientes contados desde la fecha de la operación, adquirir acciones de ella por un monto total igual o superior al 3%". Si Yuraszeck aún mantiene acciones de Azul Azul tras ese plazo, el compromiso de Heller es comprarlas después: en trece meses.
Como sea, el acuerdo anunciado ayer garantiza que Heller tendrá más del 50% de Azul Azul, convirtiéndose en el nuevo controlador.
La situación contrasta con la atomizada estructura de propiedad de los otros clubes grandes (ver nota secundaria).
Fanatismo
Heller es fanático de Universidad de Chile. De hecho, le prometió a su padre que construiría el estadio del club laico, una idea para que la trabaja afanosamente.
El timonel estudiantil tiene, además, una gran cercanía con el plantel y el cuerpo técnico que encabeza Martín Lasarte, con quienes suele compartir y a quienes visita regularmente en los vestuarios después de cada partido.
En el ámbito empresarial su éxito es inobjetable. Forma parte de 14 directorios y tiene participación en 16 empresas. Además, es presidente del grupo Bethia. El holding es el sexto en importancia a nivel nacional.
Su amor por el club lo llevó, incluso, a probarse en las divisiones menores del club, pero sus limitadas condiciones técnicas le impidieron cumplir su sueño. También sufrió un revés inicial cuando intentó asumir la presidencia de la extinta Corporación de Fútbol, Corfuch, a la que postuló en 2005, que debió ceder a manos de Lino Díaz, quien representaba la continuidad de la gestión de René Orozco. Ese período terminó en el momento más duro para el club, que fue declarado en quiebra.
Ayer, Heller se dio el gusto que más anhelaba. Tiene el poder total en el club de sus amores. Por el que estaba dispuesto a darlo todo. Ha quedado más que claro.