Henrique Capriles Radonski, gobernador del estado de Miranda y dos veces candidato presidencial opositor, evita confirmar si aspirará nuevamente a liderar Venezuela. Porque a pesar de que la oposición venezolana anunció la semana pasada que realizará primarias para elegir a quien los represente, Capriles aún ve esos comicios dentro de un escenario más bien lejano. "No es ser negativo, es ser realista", asegura a La Tercera desde el comando de su partido, Primero Justicia, en Colinas de Bello Monte, al oeste de Caracas y donde por estos días se han producido enfrentamientos entre la Guardia Nacional Bolivariana y los manifestantes. El abogado de 45 años se enfrentó en 2012 a Hugo Chávez y en 2013 a Nicolás Maduro. En ninguna de las dos ocasiones logró pasar a la historia como el candidato que venció al chavismo. Sin embargo, en estos días clave para Venezuela, sigue siendo considerado como una de las figuras emblemáticas de la oposición de su país. En conversación con este diario, Capriles habló sobre las consecuencias que podría traer una Asamblea Nacional Constituyente y sobre la posible insurrección militar que podría llevarse a cabo como consecuencia de la creciente tensión social y política.
¿Cuál es la ruta después de las elecciones de los diputados a la Asamblea Nacional Constituyente que se realizarán este domingo?
El país sigue. Venezuela no se acaba el domingo, ni el lunes ni el martes. Pero el fraude constituyente significa más crisis. Significa más deterioro, tanto en nuestra economía como en las condiciones de vida de los venezolanos, que ya están en una situación de emergencia. El país se puede encaminar a que los gobiernos democráticos, la Unión Europea y otros países con los que aun Venezuela tiene relaciones comerciales, comiencen a sancionarlo.
¿Cree que la tensión se mantendrá en las calles?
Venezuela está lejos de bajar su tensión. La tensión va a aumentar. Puede aumentar de otra forma, porque ya no será la gente protestando en las calles, pidiendo elecciones, pidiendo respeto a la Constitución. Viéndolo en perspectiva, significa que nuestro país está caminando hacia una explosión social, algo indeseable completamente. Hemos insistido tanto para que Venezuela no termine en una explosión social que después llevaría a una intervención militar, un golpe militar.
¿Cree que una intervención militar sería posible?
En Venezuela, absolutamente claro que sí. Ningún país de la región tiene las condiciones en este momento que tiene Venezuela. Si la bomba explota, ¿quién contiene la explosión?, ¿quién es la única institución que puede contener una explosión de ese tipo?
Los analistas dicen que las Fuerzas Armadas siguen apoyando a Nicolás Maduro…
La cúpula. La cúpula más que con Maduro esta con el establishment, está con el poder. Es una cúpula muy corrupta, que tiene terror a perder el poder, porque significaría tener que rendir cuentas ante la justicia. Chile sabe de eso. Allí están en una encrucijada. Las Fuerzas Armadas no son sólo la cúpula militar. Yo no quiero una insurrección militar, no quiero que la solución sea militar. Pero sí apelo a la condición de los militares como garantes de la Constitución. Pero no con la intencion de que los militares den un golpe, sino para que podamos terminar con esta situación de conflicto en unas elecciones.
¿Cómo pretende la oposición llegar a eso, con la presión en las calles?
Yo creo que no hay una sola acción. Está la comunidad internacional que toma sus decisiones, está la presión interna y el trabajo cuerpo a cuerpo de quienes están al lado del gobierno pero que están en contra de la Constituyente del gobierno. Está, por ejemplo, la fiscal general de la República, Luisa Ortega. Era impensable en enero que la fiscal fuera a dar ese paso que dio. Si hay alguien que era defensora del chavismo a ultranza, esa es la fiscal.
¿Eso puede ayudar a que otros chavistas alcen la voz?
Por supuesto. Es que hay algunos que públicamente lo han hecho pero otros que de manera interna tú escuchas lo que dicen y son completamente contrarios a lo que está pasando. No han terminado de dar el paso como la fiscal, por miedo, por cálculo, quién sabe por qué. Pero lo cierto es que eso es una realidad e igual pasa dentro de las Fuerzas Armadas.
¿Cree que el gobierno pueda dar marcha atrás?
La Constituyente hoy es un problema más para el gobierno que para nosotros. Porque nosotros desde el primer momento dijimos que era fraude, que el país no lo quería y que el gobierno insiste en ella como la solución. Sus partidarios cuando se instale, le van a decir. "¿Maduro y qué pasa con la comida ahora? ¿Qué pasa con las medicinas? Nos dijiste que iba a ser la solución". El problema, al final, va a ser para el gobierno.
¿Cómo califica las reacciones de la región, ha sido suficiente?
Yo creo que la región ha reaccionado bien, salvo el caso de Bolivia y de los países del Caribe, que tienen miedo a que sean perjudicados por el petróleo. Yo he tenido una muy buena relación con el canciller chileno Heraldo Muñoz, no tengo ninguna queja de él. Con la Presidenta Michelle Bachelet no he hablado pero yo la verdad no puedo hacer ninguna queja del canciller chileno. Chile ha estado en una línea consistente.
La semana pasada ya comenzaron a hablar de un posible proceso de transición en donde la oposición realizará primarias…
Eso se concretó dentro de un acuerdo de gobernabilidad para que la gente tuviera claro que cuando llegue ese momento se va a hacer primarias pero le he dicho a los compañeros que en Venezuela no hay elecciones.
Pero en el caso hipotético, ¿a usted le gustaría competir nuevamente?
Cuando tengamos elecciones, me hace la pregunta nuevamente y con mucho gusto se la respondo. Me preocupa que estemos pensando en elecciones cuando en Venezuela nos quitaron nuestros derechos a tener elecciones. El día que tengamos claramente una fecha yo responderé. Lo que tengo claro es que si yo quiero ser candidato, será a través de primarias.
¿Cree que hay algún acercamiento, algún diálogo produciéndose esta semana?
¿Es que a quién se le puede creer? El tema con el gobierno no es si dialogamos o no dialogamos. Es que con quién se puede dialogar dentro del gobierno. Ya lo vivimos en octubre pasado y a qué costo para la oposición.
¿Ni siquiera a través de otra persona que medie como el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero?
Zapatero está aquí, pero para mí se quemó en el proceso de mediación pasado. El ex presidente Felipe González, que es mi amigo, en estos días declaraba algo que es muy cierto. Que desde que Zapatero vino al país, hay más presos políticos, hay más crisis económica, todo está peor desde que él vino. ¿Cuál ha sido el resultado de la mediación de Zapatero? No existe, es nulo. Además de los ex presidentes nombrados por Maduro, habíamos pensado en Ricardo Lagos, pensábamos en Fernando Henrique Cardoso, en otro grupo de ex presidentes que balanceara la mediación.