Este próximo jueves y viernes, Puerto Varas será sede de la IX Cumbre de la Alianza del Pacífico, donde participarán los Presidentes de Chile, Perú, Colombia y México. Además, llegará hasta la región de Los Lagos el Presidente de Argentina, Mauricio Macri, considerada como una de las primeras señales de concreción del objetivo de Chile de convertirse en un vínculo entre este foro y el resto de la región. El canciller Heraldo Muñoz aborda los desafíos de nuestro país en este rol en Latinoamérica.

Da la impresión que Chile optó por priorizar la relación con la Alianza del Pacífico respecto de otros foros regionales. ¿Por qué? 

Para el Gobierno de Chile la Alianza del Pacífico siempre ha sido prioritaria. En eso no hay cambio alguno. Pero siempre hemos dicho que los intereses de Chile son diversos y no se limitan a los países del Pacífico. Tenemos intereses económicos, inversiones, corredores bioceánicos, lazos culturales e históricos con los países del Atlántico y, por eso, planteamos desde un inicio la tesis de la convergencia en la diversidad. Es decir, un diálogo pragmático entre los principales bloques de integración de la región, particularmente la Alianza y el Mercosur, sin sustraer nada de sus respectivas agendas y grados de avance.

¿Ha influido que los gobiernos de varios de nuestros vecinos hayan cambiado de signo político, pasando de administraciones de izquierda o centro izquierda, a derecha y centro derecha?

Nuestro planteamiento de la convergencia en la diversidad se hizo con prescindencia de las ideologías o modelos económicos, y bastante antes de los cambios políticos que usted menciona. Obviamente, facilita reforzar la Alianza si hay nuevos países que se interesan en acercarse a ella. Recientemente aprobamos la solicitud de Argentina de transformarse en país observador. Uruguay y Paraguay ya lo son. Y percibo en Brasil un interés creciente en nuestro bloque. Eso favorece una integración económica concreta, efectiva y no puramente retórica. A eso apostamos.

Chile busca convertirse en un país puente entre la Alianza del Pacífico y los países del Atlántico. En el caso de Argentina, Macri viajará a Chile para participar de cita. Sin embargo con Brasil, tal como usted dice, aún solo se "percibe" un interés en este bloque. ¿Afecta la situación política actual que atraviesa este país?

Mire, he estado en contacto con el canciller de Brasil y, de hecho, en una reciente reunión de cancilleres de la Alianza del Pacífico propuse invitar a Brasil, pese a no ser país observador, con la sugerencia que considerase la posibilidad de ser observador. Entiendo que las fechas de nuestra reunión en Puerto Varas no calzan con la agenda del canciller brasileño, pero seguiremos conversando. Para Chile, Brasil es un país de gran importancia.

A propósito de este cambio de correlación de fuerzas en la región, ¿cree que es una oportunidad para que Chile juegue un rol de articulación o de liderazgo en América Latina?

Creo que Chile ya está desempeñando un rol de articulador en la región. De partida, nuestra propuesta de convergencia en la diversidad ya se impuso en la región. Los vicecancilleres de la Alianza del Pacífico y el Mercosur se reunieron hace poco en Lima y allí se acordaron tareas concretas para un plan de acción para ambos bloques. Y en cuanto a diversos asuntos políticos que preocupan a nuestros países, Chile ha propuesto diálogos e iniciativas que se han materializado.

¿Puede realmente Chile jugar este rol de país puente si nuestro país tiene un conflicto permanente con sus vecinos, incluido el propio Perú?

La relación con Argentina es óptima. De hecho, pasa por uno de sus mejores momentos en décadas, y estamos aprovechándolo. Con Perú no tenemos un conflicto permanente, sino un horizonte de trabajo común basado en la enorme interdependencia que hemos construido. Tengo confianza en que podemos construir más futuro con el Perú, y que se cumplirán los compromisos pendientes asumidos después del fallo sobre el límite marítimo. Y con Bolivia siempre hemos preferido el diálogo. Es el gobierno boliviano el que ha preferido la confrontación. Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Chile en 1962 y quién duda que con posterioridad a ese momento nuestro país, como ahora, siguió ejerciendo un papel constructivo regional. Ayer, como hoy, Chile tiene las condiciones de jugar un papel de país puente, con plena credibilidad, pues hemos sido consistentes en nuestro apego al derecho internacional, al multilateralismo y a nuestro compromiso por una integración regional efectiva.

Si Chile busca tender "puentes de entendimiento y concertación regional", como en el proceso de paz de Colombia. ¿En qué otras instancias nuestro país buscará asumir este rol? Puede, por ejemplo, en el conflicto que vive hoy Venezuela?

Acabamos de volver de La Habana con la Presidenta, donde fuimos testigos privilegiados de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC. Incluso, la Presidenta suscribió el texto de acuerdo por Chile como país acompañante. Y allí hubo un reconocimiento explícito al papel constructivo de Chile, que no es nuevo pues data de 2012. Hemos intentado algo similar respecto a Venezuela. Recuerde que fue en Chile donde, en marzo de 2014, se lanzó la mesa de diálogo entre el Gobierno venezolano y la oposición, a instancias de Chile. Y ahora estamos apoyando un esfuerzo de diálogo que conduzca a resultados concretos, en un tiempo razonable y contemplando todos los mecanismos constitucionales y pacíficos, como el referendo revocatorio.