Si en varios deportes las canchas son parecidas, en la vela ocurre lo contrario. Vientos, corrientes y distintas aguas hacen de cada regata una aventura impredecible. Y para las hermanas Arantza y Begoña Gumucio, veleristas del Team Chile, clasificadas a la clase 49er FX de la vela olímpica en Río, su entrenamiento también lo es.
“Todos los días hay algo nuevo ”, plantea Arantza, de 26 años, quien conduce el barco. Aunque, parte de la preparación se da sin siquiera mirar un velero.
En un día de la semana pasada, por ejemplo, sudaron entre cuatro paredes. Mientras Begoña, tripulante de 24 años, levanta una pesa de 22,6 kilogramos, su hermana mayor de 26 años tira, con una mano, una polea de unos 30 kilos. Luego una toma la pesa, la otra tira de la polea, después se turnan entre mancuernas y pesas.
Ese ritmo mutuo es lo que, para ellas, le da gracia al ejercicio. “Es increíble tener una compañera... ¡Entrenar sola es una lata! El martes me tocó venir sin la Arantza, y te juro que no podía terminar los ejercicios. Estaba muerta”, recuerda Begoña. Y su hermana mayor agrega: “Lo mejor de entrenar juntas es la motivación. Y la competencia, porque una trata de hacerlo mejor que la otra y eso nos sube el nivel”.
“Y no creo que haya nada malo. Cuando chicas nos peleábamos, pero incluso en esa época pedíamos pieza juntas. Es exquisito viajar con ella, te alegra los viajes. Además, tenemos la logística más fácil del mundo: sé todo lo que hará la Arantza”, concluye la menor.
Al fondo del gimnasio, dándoles instrucciones, está Carlos Cardemil. Según explica el preparador físico, el entrenamiento muscular es fundamental para ellas. “Deben resistir en posiciones estáticas, agachadas, con movimientos rápidos, y prevenir lesiones. Y deben tener una base de fuerza, resistencia y flexibilidad. Pero lo principal son la espalda, trapecio, antebrazo, piernas, cuádriceps, glúteos, entre otros”, explica.
Las sesiones son parte de su pretemporada, donde realizan entrenamiento físico de lunes a viernes, en un total de tres o cuatro horas al día, más una o dos horas de kinesiología preventiva. Y en los fines de semana, ejercicios aeróbicos y deportes, como surf y trekking.
En Chile, Algarrobo es su hábitat acuático. Pero es como si no tuvieran un hábitat en absoluto: por cada uno o dos meses viajando por el exterior, preparándose para los JJ.OO., pasan tres semanas en el país. “No navegamos mucho aquí, porque lo hacemos solas y eso es más difícil”, dice Arantza, que junto a Begoña ya están en Barcelona.
Cuando se enfocan en la vela suelen navegar entre tres y cinco horas al día, cinco o seis veces por semana. “Se trabaja velocidad, técnica, la maniobra dando vueltas y mirando. Preparamos el día en base a lo que nos falte y cómo sea la regata”, detalla la tripulante.
Y en esos momentos de preparación, peculiarmente, pasan por momentos de investigación. “Estudiamos un montón, sobre todo meteorología. La navegación tiene mucho de estrategia. Nuestro entrenador Kolia Völkers mide corrientes, viento, y ocupamos pronósticos trabajando con meteorólogos”, cuenta Begoña.
Por eso, considera: “Nuestra fuerza está en la lectura del viento. En la Baía da Guanabara el viento cae de las montañas en varias direcciones”. A su vez, Arantza agrega: “El progreso ha sido rápido en los dos años que llevamos en nuestra embarcación. Pero el ciclo olímpico es de cuatro años, y con más tiempo estaríamos mejor. Nos falta navegar y navegar”.
No les basta haber sido quintas en su clase en Toronto ganando la Medal Race, regata final de su clase, y haber ganado regatas en mundiales. Ahora, su principal objetivo es terminar cerca de la flota de oro (la primera mitad) en el Campeonato Europeo, en España, y en una fecha de la Copa del Mundo, en Francia.
A pocos meses de la cita carioca, el Team Gumucio se entona en la recta final. Incluso, navegaron cuatro veces en la contaminada Baía da Guanabara durante su preparación, y reforzaron sus sistemas inmunológicos. El equipo revisa cada detalle, para que ambas lleguen a Río con todas sus fuerzas.