Una tensa jornada se vivió ayer durante el consejo general de la UDI, horas antes de que el senador Hernán Larraín inscribiera los nombres de quienes lo acompañarán a la cabeza de la nueva directiva gremialista.

Luego de que el parlamentario sondeara figuras de su confianza para ocupar los principales cargos de la  mesa, una amplia disidencia, compuesta principalmente por diputados del partido, se fue gestando durante el transcurso de la tarde.

El malestar de la bancada se había iniciado en la víspera, cuando Larraín declaró que no aceptaría vetos para elegir al componente de su directiva. Del mismo modo, el nuevo timonel de consenso se habría opuesto a que el diputado Felipe Ward se conviertiera en secretario general del colectivo, carta propuesta por sus compañeros de hemiciclo.

Según explican al interior del partido, el senador, alertado por el áspero aterrizaje que su nueva directiva enfrentaría una vez asumido en el cargo, intentó a última hora sumar a su lista a algunos diputados, encontrándose con sucesivas negativas.

Cerca de las 20 horas de ayer, cuando el debate ya se había encendido al interior del plenario integrado por consejeros, comenzó a trascender con fuerza que Larraín abandonaría su opción a ser presidente del partido. Esto luego de constatar que, pese a haber sido ungido como carta de consenso, no ejercería el rol de jefe de partido con el apoyo necesario.

Minutos más tarde, en un rincón del salón donde se desarrolló el encuentro partidario -y mientras la mayoría compartía un café en el receso- el ex senador y "coronel" gremialista, Andrés Chadwick, además  del presidente interino Javier Macaya y y el vicepresidente y cercano a Jovino Novoa, Domingo Arteaga, sostuvieron una intensa conversación. El objetivo era  convencer a Macaya de que se sumara a la nueva directiva con el fin de que Larraín no se bajara.

Las mismas fuentes explican que habría sido el senador quien solicitó la integración del diputado y ex secretario general de la directiva de Ernesto Silva, condición para no abandonar su candidatura.

Tras esa discusión, el ex ministro Chadwick ingresó con una tasa de café en la mano, a una sala contigua donde se reunió con Larraín.

Trascendió que se le habría ofrecido al  senador integrar a más figuras de la incipiente disidencia, con el fin de neutralizar la situación. 

Según versan los estatutos del partido, el plazo de inscripción de la directiva vencía a las 21 horas de anoche. Sin embargo, media hora antes, la incertidumbre reinaba en los pasillos del hotel Crowne Plaza, donde se desarrolló el encuentro partidario.

Finalmente tras intensas negociaciones, Larraín debió integrar no sólo a Javier Macaya, sino que también a Domingo Arteaga, generando una directiva donde pocas opciones propias pudo integrar. La mesa quedó finalmente conformada con Guillermo Ramírez en la secretaría general, Jorge Alessandri como prosecretario, y los vicepresidentes, Domingo Arteaga, Javier Macaya, Beatriz Lagos, David Sandoval y Edmundo Eluchans. Como tesorero quedó Alejandro Irarrázabal.