Hernán Larraín: "La UDI dejó de ser un pasivo en la política y para la oposición"

Aun en una semana particularmente difícil , el timonel de la UDI, sostiene que su partido pasó con éxito su primer test electoral, las primarias legales, lo que demuestra -a su juicio- que los costos políticos del involucramiento de sus principales personeros en casos de corrupción ya tocaron techo.




Después de mucho tiempo -el pasado domingo 19-, la directiva de la UDI, liderada por el senador Hernán Larraín, pudo celebrar algo. Tras un año de ver involucradas a sus principales figuras en casos de financiamiento irregular y de acusaciones de cohecho, el partido salió airoso de las primarias legales de la oposición. "No hemos ganado la guerra, ni mucho menos, pero que hemos dado un paso positivo, hemos ganado una batalla que tiene mucho significado interno", afirma al enfrentar los cuestionamientos de exitismo.

Han sido días de sentimientos encontrados en la UDI: se impusieron en las primarias legales de la oposición, pero debieron visitar a Jaime Orpis en prisión y enfrentaron la formalización de Pablo Longueira. ¿Cuál es el estado de ánimo de su partido?

En la UDI, en el último tiempo, lo hemos pasado mal. Ver a un amigo como Jaime Orpis preso es quizás lo más doloroso, porque no se lo merece, es muy injusto. Desde el primer día asumimos como directiva que aquí no hay un problema personal ni institucional, sino que una crisis de la política que incurrió en malas prácticas en el financiamiento de las campañas y de la política en general, lo cual se sumó a un deterioro en el apoyo político de nuestro sector. Lo que nos hemos propuesto en este año y meses que llevamos conduciendo es cambiar ese cuadro inicial de mucho deterioro y de baja autoestima en algo positivo, tanto internamente, para que la UDI recupere su integridad y su mística, como para que Chile Vamos exista. Por tanto, todos los dolores que nos significan la situación de alguna de nuestra gente, junto con nuestra solidaridad, la mejor respuesta que podemos darles a ellos y a nuestra gente es asumir los errores cometidos, comprometiendo un nunca más en ese tipo de materias.

La UDI enfrentó por primera vez una medición -las primarias legales- después de los casos de financiamiento irregular. ¿Cuál es su balance? 

El resultado ha sido muy positivo. Participamos en 34 primarias y ganamos 23. Eso nos ha venido como un bálsamo que cura heridas, porque las inquietudes, los malos ratos, el bullying que se ha hecho en contra de la UDI, esta convicción de que habíamos desaparecido, de que la UDI está muerta, terminó. Y terminó de la mejor forma posible: por un apoyo ciudadano. El resultado fue muy positivo para esta necesidad de recuperar fuerza interna y, además, de saber que estábamos en el buen camino, que lo que habíamos venido haciendo internamente había resultado.

¿Enfrentaron estas primarias legales como una suerte de test electoral? ¿Tenían aprensiones de cuál sería el resultado? 

Siempre soy escéptico en las elecciones. Cuando estoy en mis campañas, nunca creo que voy a ganar, a pesar de que las encuestas digan que voy ganando. Así es que no tenía grandes expectativas y, por lo tanto, había incertidumbre. Habíamos hecho estimaciones, pero las elecciones se ganan cuando se termina de escrutar el último voto. Ahí como que nos vino una tranquilidad de entender que no hemos ganado la guerra, ni mucho menos, pero hemos dado un paso positivo, que hemos ganado una batalla que tiene mucho significado interno. Y, al mismo tiempo, que también le contribuye a Chile Vamos en el sentido de saber que uno de sus principales partidos, el más grande, está superando sus dificultados y que, por lo tanto, es un capital y dejó de ser un pasivo.

¿Existía en la UDI esa sensación de ser una carga para la oposición? 

Cuando asumí, muchos pensaron que la UDI era un pasivo. Y por algo no se hacían las reuniones de la nueva alianza de la oposición, pero demostramos que estábamos activos, que podíamos transformar a la UDI por dentro, cambiamos nuestros estatutos, nos democratizamos, un militante un voto, vamos dándole por ahí. Hicimos convenciones regionales en todo Chile, y les preguntamos a nuestros militantes y simpatizantes cómo ven a la UDI, qué quieren que sea, cuál es el camino a seguir. Eso fue generando una situación que ha permitido reordenar el partido y recuperar la unidad. Y eso ha ido generando la sensación de que si éramos un pasivo, ahora somos un activo.

¿Qué se jugaba la UDI realmente en estas primarias legales?

Nos jugábamos tener la convicción, no interna, sino que por un respaldo externo, de que seguíamos siendo el partido de siempre. A pesar de lo golpeado que pudiéramos haber estado, estábamos vivos. No hemos ganado la guerra, pero es muy importante que la primera prueba de fuego la hayamos pasado con éxito, porque eso alienta y estimula a seguir trabajando.

Suena muy optimista, pero estas primarias legales, además de acotadas, tienen un carácter local. ¿Cree que los resultados son posibles de extrapolar a elecciones parlamentarias, por ejemplo? ¿Quiere decir que los costos políticos de los casos de financiamiento irregular en su partido ya se asumieron?

Creo que ya son costos hundidos. ¿Qué más puede pasar?, en esa materia creo que tocamos fondo. No extrapolo los resultados, por eso digo que hemos ganado una batalla, pero que no hemos ganado la guerra. Y queda mucho camino por recorrer. Pero me pongo al revés, ¿qué hubiera pasado si Renovación Nacional hubiese ganado?, todo el mundo habría dicho: ¿No ve?, la UDI perdió, va camino a la desaparición. Será poco representativo, será un número pequeño, será lo que será. Que fue poca gente a votar, póngale todo los argumentos que quiera, pero cuál habría sido la reacción: habría sido la confirmación del prejuicio. Es decir, la UDI está golpeada, perdió la confianza pública, está en vías de desaparición. Pero ocurrió que ganamos. Logramos asimilar los golpes, levantar cabeza, aprendimos la lección, salimos a trabajar y demostramos que estamos vivos y seguimos siendo un activo potente. En política, las elecciones son lo que hacen la diferencia. En eso consiste este negocio, en ganar elecciones.

¿Fue una deslealtad levantar la candidatura sorpresiva de Joaquín Lavín en Santiago?

Se produjo un problema de comunicación, pero pensamos que lo que interesa es buscar la mejor gente para ganar las elecciones. Y así como en un momento dado en RN empezaron a promover a Cecilia Pérez, nosotros decíamos: 'Creemos que Carolina Lavín o Felipe Alessandri pueden hacer un buen papel , pero si ustedes quieren medir a alguien, hagámoslo'. El lunes 20, cuando llegó el momento de decidir qué hacíamos en Santiago, todavía no sabíamos si Cecilia Pérez iba a ser o no candidata, y con transparencia nos fijamos un plazo fatal, el martes 21, a las 8 de la tarde, para presentar a los candidatos definitivos.

Es decir, había carta blanca para que cualquier partido presentara la opción que quisiera...

Por supuesto. Probablemente, para RN fue una sorpresa que Cecilia Pérez se bajara, y cuando hablamos con Joaquín Lavín, yo lo sondeé, me pareció que estaba disponible, le dije 'juntémonos hoy día', nos juntamos después de la comisión política, nos tomamos un café en el Hyatt y salí con candidato bajo ciertas condiciones.

¿Qué condiciones?

Esas condiciones eran, entre otras cosas, que Cecilia Pérez no compitiera. Cuando Lavín confirmó que ella no iba, fue como a las dos o tres de la tarde. Hablé con Carolina Lavín, le cuento que se ha producido este escenario, y ella, con mucha generosidad, dijo que si alguien tiene mejor resultado que ella estaba bien, pero que  quería seguir en esa batalla. Entonces escribo un correo en un WhatsApp que tenemos del comité directivo de Chile Vamos, donde están los cuatro presidentes, los cuatro secretarios generales y Andrés Chadwick. Y les digo: en conformidad con el compromiso, les cuento que nuestros candidatos son Carolina Lavín y Joaquín Lavín. Después estuve llamando por teléfono a Cristián Monckeberg, pero no tuve éxito, y sé que Guillermo Ramírez hizo lo propio con Mario Desbordes y tampoco tuvo éxito. Ahí nos dimos cuenta de que tenían un problema de comunicación y que a lo mejor deberíamos haberlos llamado antes, pero la verdad es que nosotros lo hemos hecho con un espíritu de colaborar a tener mejor candidatos.

¿Fue exagerada la reacción de RN?

Sí, yo creo que tiene que ver con un contexto del momento, con los resultados de las primarias, con las críticas internas que le han hecho a la directiva. Cuestiones que no son harina de mi costal. Si hemos cometido un error, lo tendremos que corregir, pero hemos actuado de buena fe, de forma transparente dentro de los compromisos que se han adoptado, y nosotros creemos que los compromisos hay que cumplirlos.

"No dejamos a un soldado herido en la batalla"

Me imagino que tenían plena conciencia de que la visita de su directiva a Jaime Orpis a prisión iba a ser criticada, pero aún así la hicieron. ¿Por qué? 

Tenemos una tesis: jamás vamos a dejar un soldado herido en el campo de batalla. No lo vamos a abandonar. Nos critiquen lo que nos critiquen, porque creo que a un amigo que está pasándolo mal y, además, en forma injusta, lo voy a ir a ver a todo evento. El dar testimonio frente a una persona que está con dificultades es lo primero. Iría mil veces a verlo, aunque me critiquen mil veces.

La señal política de esa visita pública e institucional es que -al menos- se desafía una decisión judicial o -peor- que se avala un acto de corrupción, como es el que está siendo investigado… 

No hemos cuestionado jamás las decisiones de los tribunales ni de las instituciones. Las acatamos y las respetamos. Segundo, nosotros consideramos que la solidaridad personal está por encima de cualquier otra consideración. De lo único que hemos reclamado siempre es que hay desigualdad de trato. Que lo que se hace con un cierto sector político que cometió conductas de financiamiento irregular no se hace con otro sector. No hemos cuestionado las decisiones en sí mismas, salvo esta medida cautelar que nos parece desproporcionada. No hemos ido más allá. Como partido hemos señalado que se han cometido errores, hemos ofrecido disculpas por esos errores, hemos señalado que esas conductas merecen el reproche social y esperamos que no se vuelvan a cometer nunca más. No nos confundimos en los hechos, y creo que es importante siempre estar con la gente que lo está pasando mal. No entiendo cómo alguien puede reprochar eso.

Uno puede entender la solidaridad humana, pero quizás hubo falta de prudencia. La visita pudo ser privada y no institucional, para evitar dar una señal equívoca... 

Tengo que hacer lo que tengo que hacer más allá de lo que eso implique, a juicio de muchos, porque creo que es lo que debo hacer y, en este caso es, además, lo que quiero hacer.

En la eventualidad de que Orpis fuera condenado por cohecho, ¿el partido tomaría otra postura?

Obviamente, si se acredita que es un cohecho, sería una conducta que no aplaudiríamos, sino que repudiaríamos, son cosas que pueden pasar. Pero incluso cuando yo veo a un amigo que está en una situación de desgracia y comete un error, y así lo acredita la justicia, voy a aceptarlo, pero a los amigos uno los quiere no en las buenas solamente de nuevo, sino que también en las malas.

Pero un partido político no es un club de amigos…

No, pero yo no estoy diciendo que el partido político va a rechazar un fallo que condene a un militante. Por nada del mundo. Nosotros no vamos a solidarizar... Si cualquier persona de nuestro partido es condenada por la justicia por un delito, nos merece un reproche indubitable y vamos a aceptar eso y no vamos a reclamar en contra de una condena por un delito.

No fue el caso de Jovino Novoa, quien sí está condenado...

El Tribunal Supremo tomó ese camino pensando que, precisamente, para bien o para mal, la conducta por la cual había recibido la condena tenía que ver con la forma como la política se venía financiando desde el año 89. Pero nosotros, en la declaración pública decimos que tales conductas merecen un reproche social. Nosotros no avalamos la conducta, así es que no estamos teniendo un doble estándar ni saltándonos o desconociendo lo que los tribunales determinan.

¿Cree que con el anuncio de formalización para el ex ministro Jorge Insunza se empieza a establecer cierto equilibrio en lo que ustedes han llamado este trato desigual de la fiscalía?

No me parece que sea eso lo que andamos buscando. Por lo demás, los hechos conocidos por todos respecto del ex ministro Insunza habían ocurrido hace más de un año. Se sabían hace más de un año, entonces es muy extraño que ahora decidan investigarlo.

¿Cómo interpretó usted eso? Porque se señaló que había sido una reacción a la presión de su partido en este tema...

Una golondrina no hace verano, así es que el hecho de Insunza no significa que se ha nivelado la cancha. Aquí hay una actitud general de las instituciones que no ha sido justa ni igual para todos. Ocurrió lo de Penta y poquito tiempo después todos presentaron querellas, demandas, la fiscalía empezó a investigar. Lo de SQM empezó mucho después y todavía hay muchos casos y situaciones que no han tenido ni demandas, ni querellas, ni nada. No hay igualdad de trato. Esa es la verdad. Personalmente, cuando pido igualdad de trato no pido que a los otros los condenen igual que a éstos, porque probablemente muchas de esas conductas, en mi opinión, no merecen condena.

¿Se está pensando en algún tipo de gesto institucional similar al de Orpis respecto de Longueira, quien esta semana fue formalizado por cohecho y quedó con medidas cautelares?

No. Hemos estado en permanente contacto con él y siempre lo vamos a ver, pero me parece que están en situaciones distintas, porque pensamos que el hecho de haber puesto en prisión preventiva a Jaime merecía una señal de solidaridad especial.

¿Coincide en que lo más grave que puede enfrentar un político es que se compre su voto? 

Es muy duro para un político que se diga eso de uno: que no está votando conforme a su conciencia. Por eso, todas las personas que han sido imputadas por cohecho en estos tiempos, ninguna ha estado dispuesta a aceptarlo. Aceptarán haber tenido conductas irregulares desde el punto de vista tributario, sí, pero cohecho, no. Ni lo ha aceptado Jaime Orpis ni Pablo Longueira, y yo les creo. Dicen que jamás han vendido su conciencia. A Pablo Longueira todo el mundo lo conoce. Es un tipo muy auténtico y, además, no es un político clásico, es bastante atípico, inesperado, pero todo el mundo le reconoce autenticidad. Y Jaime Orpis es un tipo excepcionalmente bueno. El se dedica a rehabilitar drogadictos, se ha dedicado al servicio público toda su vida. Vive en condiciones extraordinariamente sencillas. A mí me tomó un tiempo comprarme un auto nuevo, entonces durante mucho tiempo compré autos de segunda mano. ¿Saben a quién le vendía esos autos de segunda mano? A Jaime, porque no tenía plata para comprar siquiera un auto de segunda mano. Es una persona que no ha tenido ningún enriquecimiento con su vida pública y vive de la manera más sencilla y austera posible. Que le vengan a decir que se vendió o que lo acusen de cohecho es muy raro. Habrá cometido mil errores...

¿Cree que el dinero no ha tenido un impacto sustantivo en la política?

No estamos, como políticos, al servicio de los intereses económicos. A veces alguien cae, pero son bastante menos los casos de lo que uno piensa. A veces es más la presión que puede ejercer un gobierno en un parlamentario, porque el gobierno exige cosas. Si yo hubiera querido dedicarme a ganar plata, habría sido abogado. Que digan que estamos aquí para enriquecernos, ¡por favor! Estamos todos aquí por una causa que consideramos importante y que le da sentido a nuestra vocación. El que quiere enriquecerse no se va a dedicar a la política, así es que por eso es que les creo a Jaime y a Pablo en la situación en que están respecto del tema del cohecho. En lo otro, malas prácticas.

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