En una de las paredes de la oficina del think tank Horizontal, que dirige Hernán Larraín Matte, ex asesor del Presidente Sebastián Piñera y hoy uno de los voceros del comando de Evelyn Matthei, cuelga una pizarra donde reposa una lista de tareas, encabezadas por el título "Proyecto 2014, Centro de Derecha Moderna".

El hijo del senador UDI Hernán Larraín y de la ex ministra de Vivienda Magdalena Matte declina adelantar lo que será la creación de un nuevo centro de pensamiento para el sector. A pocas horas de que Chile elija a la nueva presidenta, Larraín Matte analiza lo que fue -a su juicio- una difícil campaña.

¿Alcanza con el cambio de rumbo que experimentó la campaña oficialista en segunda vuelta?

Todos los cambios que Evelyn Matthei y Joaquín Lavín realizaron, hicieron que apareciera la mejor cara de la Alianza. La señal potente de renovación al incorporar a los sub 40 aportó una nueva energía y un nuevo ánimo. Luego, el potente discurso poniendo el foco en un país justo, en la clase media, y asumiendo que hay una demanda por cambios importantes y que desde nuestras ideas tenemos que hacernos cargo de esos cambios. Y luego Evelyn Matthei logró, particularmente desde el debate televisivo en adelante, generar un clima y darle una inyección anímica al sector y hacer más competitiva esta elección.

¿Cómo se sostiene el optimismo partiendo con una base del 25%?

No quiero asumir que la campaña está perdida. Y creo que, al contrario, el llamado es a votar y a que todos puedan participar por el proyecto que representa Evelyn Matthei.

¿Cuánto pesó el bajo resultado obtenido en la primera vuelta en esta campaña de balotaje?

Creo que las tres candidaturas fallidas, una Alianza en permanente conflicto y el "septiembre negro" fueron elementos que contribuyeron a que no obtuviéramos una mejor votación.

¿Cree que fue un error del Presidente no haber cuidado la candidatura del sector?

El Presidente actuó teniendo visión de Estado y asumiendo el rol que le correspondía como Presidente. Y mi impresión desde el comando es que, respetando la posición de todos, se pudo haber tenido una actitud bastante más conectada con lo que estaba ocurriendo entre los chilenos y la memoria histórica de los 40 años del Golpe.

¿La candidata resintió la ofensiva del Mandatario?

No. Yo vi a la candidata siempre con mucha convicción en sus ideas y en su visión, y asumiendo que las diferencias que había respecto de esa revisión histórica eran legítimas y así lo había ido demostrando en toda esta campaña. Cada uno actuó por sus convicciones, y mi impresión es que para la centroderecha y todos sus sectores, septiembre era una gran oportunidad para mirar la historia y hacerse cargo de ella. Y no todos tomaron ese camino.

Pero era un tema que claramente complicaba a Matthei por su cercanía, incluso familiar, con el régimen militar...

Creo que desde el comando y desde la candidatura de Evelyn Matthei se pudo haber tenido una sintonía distinta a la que se tuvo respecto de los 40 años del Golpe y la sensibilidad que los chilenos estaban teniendo en relación con ese hecho. Creo que se pudo haber conectado. Creo que tiene que ver con el desafío de la candidatura que con el Presidente.

Usted alude a los conflictos de la Alianza. ¿Resiente un bajo respaldo del sector?

Todos hubiéramos querido que los apoyos hubieran sido más potentes antes y sin críticas de por medio. Pero a pesar de todas las dificultades, finalmente la Alianza terminó demostrando más unidad que división, y con eso hay que quedarse.

Usted apoyó a Allamand en las primarias. ¿Cree que habría sido mejor candidato?

Nunca vamos a saber si a Andrés Allamand le hubiera ido mejor que a Evelyn Matthei. Pero sí tengo la convicción de que Evelyn Matthei hizo una gran campaña y le deja una gran lección a la centroderecha: la cultura de personalismos, el conflicto y las divisiones son debilidades que no pueden volver a repetirse. Si hay algo que logró Michelle Bachelet es que, basada en la expectativa de ganar, fue capaz de mantener un orden dentro de un grupo muy disímil, desde la DC hasta el PC. Desde la CUT hasta los empresarios, desde los liberales hasta los conservadores. La expectativa de ganar aglutina. La expectativa de perder divide.

¿Cuánto puede pesar la abstención en los planes de la candidata oficialista?

Mi impresión es que va a votar menos gente que la primera vuelta. Y sin duda sería muy delicado que votaran menos de cinco millones de personas. Porque a pesar de que yo creo que eso no le va a quitar legitimidad a quien gane, sí creo que va a ser difícil proponer grandes transformaciones, asumiendo que todo el país está detrás de esas grandes transformaciones. Una alta abstención también es señal de que el país está yendo por un buen rumbo y que no hay peligros. Y aun cuando hay dos proyectos que son distintos, hay una confianza depositada de que Chile va por la ruta correcta.