Un vívido recuerdo viene a la mente del senador UDI Hernán Larraín al enfrentar el debate que se ha levantado sobre la refundación de los ejes dogmáticos de su partido: cuando Jaime Guzmán, mucho antes de su asesinato, les comentó a varios que le gustaría que la UDI se llamara Partido Popular.

En medio del intenso proceso iniciado sobre revisión  de  principios, estatutos y formas de tomar decisiones en el colectivo, el ex presidente gremialista no descarta que las transformaciones incluso impliquen un cambio del nombre del partido. Sin embargo, recalca, todo sería "maquillaje" si la UDI no se plantea una refundación profunda, tema que será ampliamente discutido en la convención nacional del fin de semana.

¿Por qué refundar todo? ¿Cuál es su diagnóstico?

Esta convención surgió desde un acuerdo del consejo directivo, pedimos tener una instancia para discutir y plantear con tiempo y calma lo esencial del proyecto político de la UDI. Los resultados electorales fueron una señal muy potente, no sólo fue un fracaso político por los malos resultados,  sino porque de alguna forma parece demostrar un distanciamiento del partido con el mundo popular. Lo que está acompañado por cifras: en la Región Metropolitana la UDI perdió un 47% del apoyo popular. Y sólo mantuvo un incremento de un 1% en los sectores medios y altos.

¿De qué manera se revierte esto?

Hemos planteado cambios significativos al interior del partido en todo lo que es su estructura y su forma de tomar decisiones. Cómo garantizar más participación y asegurar que quienes tienen responsabilidades a lo largo del país por haber sido elegidos hagan un trabajo de terreno. Eso debe llevar a una reformulación de la UDI y a recuperar su estilo de trabajo. Y por otra parte, creemos indispensable una profunda renovación de nuestro proyecto político. Y por el tamaño de la crisis que hemos sufrido, creo que hay que ir hacia la refundación para convertirla en un verdadero partido popular.

El alcalde Francisco de la Maza dijo en el consejo de enero que la marca UDI estaba agotada. ¿Esta reformulación implica también un cambio de nombre?

Hay etapas que cumplir. Lo primero es compartir un mismo diagnóstico y la necesidad de entrar a cambios muy profundos. Para refundar el proyecto político debemos tener un nuevo relato que permita darle una respuesta adecuada al nuevo Chile. Y si en esta refundación es necesario cambiarle el nombre al partido o repotenciar la marca, hay que debatirlo. No tengo una opinión definitiva, pero es algo en lo  que nosotros tenemos que pronunciarnos.

La marca Unión Demócrata Independiente, ¿cree que identifica las transformaciones que hoy se plantea el partido? 

Probablemente por una cierta actitud un poco defensiva, un poco reactiva de estar constantemente diciendo que no a todo, haya una imagen de la UDI que afecta a la fuerza o la credibilidad de la marca. ¿Se puede repotenciar esa marca? Algunos especialistas dicen que sí. Y que tiene la ventaja de ser una marca conocida y que es más fácil repotenciarla que buscar una nueva. Pero a lo mejor también si nosotros hacemos énfasis en este Partido Popular, como lo pensó llamar Jaime (Guzmán) -me lo confidenció antes de morir, porque él estaba pensando cómo se podía enfrentar el partido de una manera distinta- y tener una segunda reflexión sobre si el camino es buscar una marca nueva. Yo no me cierro a nada, lo que me importa es que realmente nosotros estemos tranquilos y contentos con el proyecto que resulte de esta convención. Que nos permita tener un itinerario del cual se pueda advertir  un nuevo partido, UDI o como se quiera llamar, pero que le dé a la gente la certeza de que entendimos su mensaje.

Ese nombre, Partido Popular, ¿es el que quiere someter a debate? 

Lo primero es plantear los cambios del proyecto y que sean muy profundos para que nos obliguen a un nuevo desafío. Ese planteamiento que hizo Jaime en conversaciones informales, no fue público, es un camino que yo creo debiéramos tener en consideración si nosotros realmente tenemos la voluntad de dar un salto cualitativo. Es decir, si vamos a hacer un cambio de maquillaje solamente o si vamos a hacer un cambio por dentro. Entonces, si hay una refundación profunda de nuestro partido, yo no descartaría nada, ni siquiera un cambio de nombre.

¿Ha socializado la propuesta internamente?

He conversado con muchos, con diputados, senadores y dirigentes que no están en el Parlamento. Pero lo que no sabemos es qué tan profundas serán las transformaciones que enfrenta el partido.