Tres recintos históricos estallan en pedazos: Argentina, Perú y Chile son los epicentros de un ataque terrorista a gran escala, orquestado por un remanente nazi que ha venido gestándose en Latinoamérica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las criptas de José de San Martín, Francisco Pizarro y José Miguel Carrera son arrasadas. Todo obedece a un plan que los protagonistas, un sacerdote de la inteligencia secreta del Vaticano y un comisario de la PDI, investigarán eludiendo las peligrosas trampas que sus enemigos les tienden. Pero la mente maestra detrás de todo no es un terrorista ni un vástago del Tercer Reich. Se trata del periodista y escritor, Carlos Basso, y su nueva novela, Código América que será lanzada el 5 de noviembre en la Feria Internacional del Libro en Estación Mapocho.
Código América es la cuarta novela y el décimo libro publicado por el escritor de 44 años y al igual que su predecesor, Código Chile (2015), saldrá bajo el sello de la editorial Suma de Letras. En Código América, Basso repasa el género del thriller en una historia de agentes secretos, logias ocultas y la búsqueda de una leyenda latinoamericana conocida como La Ciudad de los Césares, símil de El Dorado, un lugar ficticio lleno de riquezas que los pueblos indígenas ocultaron a los conquistadores españoles durante La Colonia.
La Ciudad de los Césares es un tema recurrente que ha servido de inspiración para escritores chilenos como Manuel Rojas, Francisco Ortega –quien es amigo de Basso- y Luis Enrique Délano de quien Basso dice sacar gran parte de su influencia en el tema aludiendo a su tono aventurero, "muy al estilo de Julio Verne y Emilio Salgari", comenta.
Otro tema que Basso toca en sus historias es el nazismo en Chile. "Fue extremadamente relevante para Chile desde los años 30, y ni siquiera se menciona hoy en las clases de historia. El nazismo es la principal encarnación del mal que ha conocido el mundo moderno", asevera. Precisamente, en Código Chile Basso utilizó estas "encarnaciones del mal" como principales antagonistas de su novela que lideró durante varias semanas lo rankings de lectura en nuestro país. Un caso similar a lo que ocurrió con sus colegas Jorge Baradit (Historia Secreta de Chile) y Francisco Ortega (Logia), quienes escriben dentro de un género similar y que en ya han vendido alrededor de 100 mil y 50 mil copias respectivamente. Basso asegura que esto viene a desmitificar la idea de que el chileno no lee. "Creo que lo que ha ocurrido en los últimos años ha demostrado que quizás faltaba encontrar cuáles eran las temáticas que interesan masivamente. Existe un país lector que eclosionó en medio de la época de las tablets y los smartphones", comenta.
Código América ronda las 400 páginas donde el lector se sumergirá en una historia que condensa la acción, la intriga y la historia. A diferencia de su novela anterior, Basso explica que Código América utilizará más escenarios, ampliándose a Latinoamérica donde los protagonistas buscarán y encontrarán las pistas principales para el desarrollo de la historia que tiene su base en nuestro país.
Dijiste en Facebook que Código América no es precisamente una secuela de Código Chile. ¿Cómo se relacionan ambas historias?
Claro, no es una secuela en sentido estricto, porque no es necesario leer una para entender la otra. Todo lo que explica las relaciones entre los personajes principales se relata en Código América. La relación principal entre ambos libros tiene que ver con la historia inconclusa de algunos personajes.
¿Pretendes seguir desarrollando este universo literario?
Es una posibilidad, pero no es algo que tenga aún decidido. Estoy terminando un libro de investigación periodística que esperamos publicar hacia mayo de 2017 y tirando líneas para una novela del mismo estilo de Código Chile y Código América; es decir, un thriller con elementos históricos, con mucha acción y muchos misterios, que transcurrirá entre Estados Unidos y Chile, pero no he decidido todavía si usaré los mismos personajes o crearé algunos nuevos, que es lo más probable.
¿Cómo logras identificar a los lectores con tus personajes y con tus historias?
En el Chile descreído en el que vivimos necesitamos héroes, y he tenido el honor de inventar algunos de ellos en estos últimos años. Pero no son héroes de capa y espada, sino personas comunes y corrientes que se ven envueltas en situaciones extraordinarias… transitan por los mismos lugares que cualquiera en este país: por el parque Forestal, por el centro de Osorno, por la catedral de Valparaíso o por el Costanera Center. El héroe siempre es sinónimo de esperanza, de futuro, de dignidad (ahí tenemos al gran Arturo Prat), de que no todo está perdido y por ello no es ninguna sorpresa decir que, cuando una sociedad está llena de villanos y carente de héroes contemporáneos, quienes nos dedicamos a la escritura somos quienes proveemos a estos últimos. ¡Tremendo privilegio!