Tiene nada menos que 94 mil seguidores en Twitter y 82 mil tuits. Sus comentarios sin filtro por esa red social dejan indiferentes a pocos en Perú, mientras que su programa político de radio, que esta semana cumplió un mes al aire, se ha convertido en todo un éxito. Aunque Carla García tenía un relativo bajo perfil y era conocida sólo como la hija mayor del ex presidente peruano Alan García, ahora se ha convertido en un fenómeno mediático y ha logrado adquirir voz propia.
Carla García Buscaglia tiene 39 años y es fruto del primer matrimonio del ex mandatario. Por años ha cargado con el peso de ser la hija de uno de los presidentes más carismáticos y controvertidos de la historia reciente peruana. "Obviamente el ser hija de Alan García me genera cosas a favor y otras en contra", dice a La Tercera, mientras almuerza con su padre en la casa del ex jefe de Estado, en Lima.
García conduce un programa político en Radio Capital, junto a Beto Ortiz, una de las figuras más influyentes y conocidas del periodismo limeño. Desde esa tribuna, junto con su popular cuenta en Twitter, la hija de García dispara contra los críticos de su padre, pero también apoya temas valóricos, como la despenalización del aborto en casos de violación, "o temas de mujer", como dice (ver entrevista).
Sus propuestas suelen generar revuelo y, por ello, el último suplemento dominical del diario La República le dedicó un importante espacio. "El mundo de la política es feo, pero el de la televisión es horrible", dijo. Carla García, literata y publicista de profesión, condujo en 2012 un reality (La casa de los secretos) que fue un desastre, ya que no tenía experiencia en pantalla. Desde entonces no quiere saber más de la televisión.
SU VIDA EN ÑUÑOA
Carla García tiene un vínculo especial con Chile. Tras el autogolpe de Alberto Fujimori en 1992, que a Alan García le significó el exilio en Colombia, ella se trasladó a Santiago, donde estudió Literatura en la Universidad de Chile. "Soy de la generación del escritor Alejandro Zambra", recuerda. Su paso por Santiago -vivía en Brown Norte con Irarrázaval- la marcó, ya que le tocó vivir la efervescencia política que significó la transición a la democracia.
En 1997 regresó a Lima y ahí las cosas no se le hicieron fáciles. En ese entonces, los peruanos aún conservaban el recuerdo mayoritario del desastroso primer gobierno de su padre (1985-1990), que dejó la economía en ruinas. De hecho, Alan García regresó recién a Perú en 2001 y volvió al Palacio Pizarro al ganar las elecciones de 2006. Su segunda administración intentó sepultar el mal recuerdo de la primera.
Carla García lleva la política en sus venas, pero hasta ahora no había incursionado en esa arena. Su tribuna radial podría ser un primer paso. De todos modos, en 2000, cuando intentó llevar una vida más tranquila en el balneario Zorritos, en Tumbes, quiso postularse a alcaldesa, pero un sector del pueblo se opuso a la idea.
También, la hija mayor de Alan García -la única que tuvo el ex mandatario en su primer matrimonio con Carla Buscaglia- ha debido manejar una vida familiar a veces compleja junto a sus otros cinco hermanos (cuatro del matrimonio de García con Pilar Nores y el menor, fruto de la relación extramarital del ex presidente con Roxanne Cheesman).
Carla, de carácter fuerte y decidido, ha generado verdaderas guerras campales en Twitter. Hace unos meses se enfrascó en una discusión con la hija del periodista César Hildebrandt, sobre quien dijo que se ha "follado a medio Lima". Pía Hildebrandt respondió y trató a García de "rata asquerosa". Según La República, "en el mundillo de Twitter, donde Carla descarga sus impulsos cada dos minutos, acostumbran vapulear a Alan. Ella jura que no lo defiende".