Tras años en el "anonimato", el hijo del ex jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, estrenará hoy en Mar del Plata un documental en el que no sólo narra su vida junto al hombre que en los 80 logró convertirse en el narco más poderoso del mundo, sino que como él mismo explica, pretende también exorcizar "los pecados de mi padre". Desde 1994, un año después de la muerte del capo, Juan Pablo Escobar vive en Buenos Aires bajo el nombre de Sebastián Marroquín. Dedicado a la arquitectura y al diseño de interiores, el hijo del narcotraficante colombiano aún recuerda sus años dorados en la enorme mansión en la que su padre le leía "Los Tres Chanchitos" o lo paseaba por el zoológico que mandó a construir especialmente para él.
Pero también Marroquín, de 32 años, reconoce que "para hacer trampa (mi padre) era el mejor de todos" y que Escobar "debe estar arrepentido de haber hecho lo que hizo". Además de los detalles inéditos sobre la vida del narcotraficante colombiano, el eje central del documental -que lleva por título Los Pecados de mi Padre, del director argentino Nicolás Entel-, es un emotivo encuentro entre Sebastián Marroquín y los hijos de varias de las víctimas de Escobar, a quienes pidió perdón. En esta entrevista con La Tercera, el hijo de Pablo Escobar habla de su pasado y también sobre cómo quiere dar vuelta la página.
El documental es la historia de Pablo Escobar a través de los ojos de su hijo. ¿Qué recuerda de la vida junto a su padre?
Mi padre fue el mejor padre. Me enseñó a jugar fútbol, a nadar, a montar en bicicleta, en moto y en elefantes. Me cantaba canciones y me llevaba a paseos por la selva y por las cuevas milenarias del cañón del Río Claro. Me enseñó plantas venenosas y también buenas hierbas. Nunca lo vi con miedo. Era un hombre de palabra, la palabra era el contrato. Así lo recuerdo.
¿Y los malos recuerdos?
El sol no se puede tapar con las manos, así que no tiene sentido que yo recuerde "lo malo", sabiendo que lo han hecho mucho mejor las noticias sobre él.
¿Qué imagen se tiene de usted en Colombia?
Probablemente, la peor y más estereotípica que uno pueda imaginar. Mi imagen me preocupa poco, los kilos de más así lo evidencian. Lo importante es que me declaro hombre de paz. No me haré esclavo de la violencia.
¿Por qué pedir perdón a nombre de su padre y plasmar aquello en el documental?
Me pregunto acaso si había otro camino posible.
¿Cómo surgió la idea del documental?
Recibí muchas propuestas para hacer "algo" con esta historia. La única visión seria fue la de Nicolás Entel, quien tuvo la visión de contar esto desde la óptica de los hijos con mucho respeto por todo el dolor que hay en Colombia. Nosotros, los jóvenes, sólo expresamos con libertad nuestros genuinos deseos de paz.
¿Necesitaba salir del anonimato?
Yo nunca elegí estar fuera ni dentro. Siempre la prensa se interesó en mi vida privada por "los pecados de mi padre", no porque yo fuese protagonista de nada. Simplemente me tocó tener por padre a Pablo Escobar. Los apellidos y el parentesco no se eligen. Estoy haciendo lo mejor que puedo, a pesar de este legado. El resto es accesorio. La paz trasciende cualquier ambición personal y estoy arriesgando mi vida por esta convicción personal, ejercitada a diario de no caer en ningún círculo de violencia o narcotráfico. Quiero tener un hijo, pero para poder dejarle un legado como el de mi viejo, quiero crear desde la adversidad un mañana de posibilidades.
¿Esperaba que los hijos del candidato presidencial Luis Carlos Galán y el ministro de Justicia, Rodrigo Lara, asesinados por el Cartel de Medellín en 1980 y 1984, respectivamente, reaccionaran positivamente como lo hicieron finalmente?
Soy en extremo respetuoso del dolor de cada familia del país y del mundo que sufrió la violencia ejercida por mi padre. Policías, militares, civiles de todas las edades la sufrieron. Mi familia recibió idéntica respuesta a los actos de mi padre. La violencia la he sentido miles de veces desde niño. Sabía que cualquier respuesta a la carta que les envié a ellos (mediante la cual les pidió perdón) había que respetarla sin cuestionamientos ni prejuicio alguno.
¿Qué tan difícil fue tratar el tema del perdón en el filme?
El perdón es el comienzo de un proceso de liberación. Mi esposa me ha dicho que el odio nos amarra al pasado. Yo no quiero estar ahí.
¿Qué efectos o consecuencias espera que tenga el documental en su país?
Es una invitación a la reflexión. A rescatar los valores humanos perdidos en el camino de la violencia. A no permitir que pase inadvertida esta experiencia para contribuir a que no se repita. Es sólo un sincero sueño de paz para un país que sólo conoce la guerra.
¿Tras la proyección de Los Pecados de mi Padre usted quiere enterrar definitivamente su pasado ligado a Pablo Escobar y de alguna manera recuperar su anonimato?
Aprendí a vivir el día. El futuro está en manos de Dios y depende de nuestra actitud frente a la vida. Yo no tendría los valores que tengo hoy como ser humano si no hubiese transitado obligado por el pasado violento generado por mi padre. Estoy rescatando y reconstruyendo desde la adversidad, creyendo en mi profesión y entendiendo a la arquitectura como una herramienta eficaz para transformar la realidad. Una herramienta más para la paz.