El congresista Patrick Kennedy, sobrino del presidente John F. Kennedy (1961-1963) e hijo del senador Edward Kennedy, anunció hoy su entrada en una clínica de desintoxicación para tratar la depresión y los problemas con el alcohol que arrastra desde hace años.

La lucha contra las drogas del congresista, de 42 años, se produce en un momento en que su padre, el senador demócrata Edward Kennedy, de 77 años, lucha desde hace un año contra un cáncer de cerebro.

Kennedy, que se convirtió a los 21 años en el miembro más joven de la saga en ser elegido para un cargo público, es representante demócrata en la Cámara de Representantes por el estado de Rhode Island.

En un comunicado anunció su decisión de dejar por una temporada sus responsabilidades en el Capitolio para conseguir ganar esta batalla que está siendo un "proceso de toda la vida".

"He decidido temporalmente apartarme de mi vida cotidiana para asegurarme de que voy a centrarme en mi recuperación", indicó el congresista en el comunicado.

Kennedy no reveló el centro en el que se encuentra, ni cuánto tiempo estará.

Esta no es la primera vez que recibe ayuda profesional para recuperarse. Hace tres años fue tratado de su adicción a las pastillas y al alcohol después de tener un accidente de tráfico en las cercanías del Capitolio en Washington.

Tras el accidente estuvo ingresado en un programa de la Cínica Mayo de Minesota y llegó a un acuerdo para declararse culpable de conducir bajo los efectos de las pastillas y recibió una condena de una año de libertad condicional.

El congresista, que padece trastorno bipolar, ha hablado a menudo en público sobre sus esfuerzos anteriores para recuperarse y destacó la importancia de no estigmatizar las enfermedades mentales.

"Espero que de alguna manera mi decisión de hacer públicos mis esfuerzos para permanecer sano, puedan ayudar a eliminar el estigma que ha servido como una barrera para que muchos estadounidenses hayan sido reacios a pedir la ayuda que necesitan", añadió Kennedy.

Ha trabajado en el Congreso en asuntos sobre salud mental y lideró una campaña para que las empresas incluyan en los seguros médicos de sus trabajadores las enfermedades mentales como cualquier otra.

Kennedy también estuvo en rehabilitación en su juventud durante una etapa rebelde en la que consumió cocaína. En el año 2000 fue acusado de empujar a un guardia de seguridad en el aeropuerto.

No obstante, sus índices de popularidad entre los ciudadanos de Rhode Island se mantiene y en las pasadas elecciones de noviembre logró renovar su escaño para un octavo mandato consecutivo.