A veces una simple cifra puede encerrar un cambio valórico sustantivo de la sociedad. Hoy, de cada 10 niños que nacen en Chile, siete son hijos de padres que no están casados. Y por primera vez en la historia del país, éstos duplican a los niños nacidos dentro del matrimonio, llegando a casi 170 mil en 2008. Tendencia que se mantiene en lo que va corrido de 2009, con casi 60 mil hijos de madres no casadas frente los 30 mil nacidos de matrimonios.
Sí, un cambio radical, y también acelerado. Porque hace sólo dos décadas, seis de cada 10 mujeres estaban legalmente casadas al momento de convertirse en madres.
Claro que este aumento de niños nacidos fuera del matrimonio no da cuenta necesariamente de hijos no planificados. El escenario es reflejo de una tendencia creciente: el matrimonio dejó de ser un requisito para tener hijos y se deja de considerar al concepto tradicional de la familia extensa o nuclear como el único válido. "Esto no implica que se acabe la familia, sólo se reconfigura, con vínculos y proyectos de vida de otro tipo", dice Claudia Dides, sicóloga de Flacso.
Una situación que era imposible de imaginar entre 1945 y 1960, cuando el porcentaje de nacimientos dentro del matrimonio aumentó de 77% a 84%, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Sin embargo, durante los 60 ese contexto comienza a modificarse y los hijos de padres casados muestran un descenso sostenido, hasta alcanzar el 51% del total de nacidos vivos en el 2000. Ese año marca la inflexión, con un nuevo orden social en que los viejos estigmas van quedando atrás. Ya a fines del 98, el país había promulgado la ley que iguala en derechos a los niños, la que terminó con la figura del hijo ilegítimo.
CAMBIOS DEL NUEVO SIGLO
A principios de esta década, se consolida también la caída en la cifra de matrimonios. Entre 1960 y 1992, este vínculo se mantuvo estable, la población casada en el país fluctuaba entre el 50% y 52%. Pero en 2002 bajó al 46%. Adicionalmente, el número de personas que se declaró conviviente se incrementó en forma relevante entre 1970 (2,4%) y 2002 (9%).
Otro forma de graficar esto último: mientras el número de casados en 2002 fue 1,9 veces el de 1970, los convivientes de 2002 son casi ocho veces los de 1970. Este comportamiento puede incidir en la tendencia en alza de los nacimientos entre madres solteras, dice Gustavo Villalón, experto en demografía del INE.
"Chile, en comparación con otros países, es de los que más acepta la maternidad en soltería. Es tanta, que se termina justificando y legitimando, porque todos tienen un caso cercano", dice la socióloga Soledad Herrera, de la Universidad Católica.
Lo cierto es que el matrimonio hoy aparece cada vez más como sólo una opción personal, libre de juicios morales que pueda hacer la comunidad o la familia. En el país, no es raro ver figuras de la política, que ocupan cargos de elección popular, que son separados o que conviven. "En el espacio público esto se está legitimando. Incluso, lo vemos en los medios de comunicación o en las teleseries", dice Rodrigo Morales, director de la Escuela de Sicología de la U. Mayor.
EL HIJO HACE A LA PAREJA
Los expertos aseguran que, actualmente, la sociedad conyugal ya no es una exigencia para el nacimiento de los hijos. Todo lo contrario. "Esto es un tremendo cambio. Si antes se formaba una familia para tener hijos, hoy es la llegada del niño la que lleva a los adultos a jugar un rol parental. Así, el producto de la pareja ha llegado a ser más importante que la pareja misma, la que en contraste se ve más debilitada", opina Corinne Maier, autora del libro Sin niños: 40 buenas razones para no tener hijos.
En esta transformación, el papel que ha ido adquiriendo la mujer es crucial. "Casarse a los veinte y tantos años para ser una buena madre ya no es regla. El acceso de la mujer a otro tipo de espacios, como la educación superior y el trabajo, reconfigura cómo se construye la familia", dice Claudia Dides. Eso contribuye a que si hoy una pareja opta por no casarse, su entorno no la presiona para que cambie de idea. Existe más aceptación de que las parejas pueden decidir como quieren vivir su tiempo juntos.
La Encuesta Nacional Bicentenario, realizada por la Universidad Católica y Adimark GfK, en el capítulo que indagó en la familia revela un aumento del porcentaje de quienes tienen una opinión favorable a la convivencia. Mientras en 2006 el 43% de los padres no aconsejaría a sus hijos convivir, en 2008 eso lo haría sólo el 38%.
De hecho, existe cierto grado de legitimación para reconocer a quienes son padres sin casarse. "Por ejemplo, en muchos colegios se trabaja con un concepto de familia aunque no sean matrimonio ni vivan juntos", dice Morales. Tampoco para los niños constituye un problema el que sus padres no estén casados. "Los niños se crían hoy en ambientes en donde es posible conocer otro tipo de familias. No se cuestionan al respecto, para ellos es mucho más fácil aceptar la diversidad", indica Dides.
"Cuando ellos lo comentan, lo hacen desde un relato parejo, sin sobresaltos, que no los complica mayormente. La familia sigue siendo padre y madre, si se cumple el rol parental. El riesgo es creer que el concepto de familia es uno solo", agrega Morales.
Un cambio de actitud que se apoya en numerosos estudios, que demuestran que los hijos de un matrimonio altamente conflictivo terminan con más problemas conductuales que aquellos niños criados en familias estables, de parejas convivientes o monoparentales. Una investigación de la Universidad de California en Berkeley concluye, por ejemplo, que incluso a los matrimonios que no son conflictivos pero son de trato frío o despectivo, sus hijos los describen como altamente conflictivos.
Al parecer, la tendencia apunta a que se ha terminado con la idealización del matrimonio. Hoy se elige vivir solo, cohabitar o compartir custodia. Y las políticas de los países tienden a apoyar el rol de los padres, que es lo más importante para el futuro de ese hijo.
MATERNIDADES EXTREMAS
En Chile, la maternidad en menores de 20 años y en mayores de 40 tiene cada vez más relevancia. En 2006, por ejemplo, las mujeres entre 15 y 19 años lideraron los nacimientos de madres primerizas, con 36.015 niños.
Y según los estudios, las madres adolescentes se están casando menos, sin importar el grupo socioeconómico al que pertenezcan. Aunque hay algunas diferencias: "Las madres solteras más acomodadas optan por no casarse ni convivir, mientras que las de menor nivel socioeconómico conviven pero no se casan", dice la socióloga Soledad Herrera, de la U. Católica.
En tanto, las madres solteras mayores de 40 años también se han convertido en un fenómeno social durante los últimos años en el país, siguiendo la misma tendencia de las naciones desarrolladas.
Según datos del INE, en 2005 el número de mujeres mayores de 40 que fue madre por primera vez y soltera se cuadruplicó respecto de 1995. Mujeres que cumplieron una primera etapa de su vida dedicada al trabajo y la realización profesional.