Su paso por el Departamento de Estado norteamericano, entre 2009 y 2013, lejos de impulsar la carrera de Hillary Clinton hacia la Casa Blanca, la está complicando. Esto, tras el escándalo por el uso de una cuenta de correo electrónico privada y por los donativos que recibió la Fundación Clinton de gobiernos extranjeros, en ambos casos cuando ella estaba al frente de la diplomacia estadounidense.

La ex primera dama y la carta más fuerte de los demócratas para las elecciones presidenciales de 2016 se refirió el martes al caso de los emails y se defendió, pese a que la ley federal obliga a los funcionarios estatales a usar los servidores oficiales para los mensajes propios del cargo, no sólo por un tema de seguridad, sino para que quede un respaldo en un registro gubernamental y esos correos no sean borrados.

Fue debido a esta controversia que Hillary Clinton pidió publicar todos esos emails y el Departamento de Estado anunció que publicará los correos en unas 55.000 páginas dentro de algunos meses.

Pero la cosa no se calmó ahí, ya que la agencia de noticias estadounidense The Associated Press -apoyándose en la Ley de Libertad de Información- quiere forzar en los tribunales toda la publicación de los mensajes de la entonces secretaria de Estado. Con esa medida, AP espera que se publique la agenda privada y pública de Clinton y su correspondencia oficial con asesores, así como el intercambio escrito sobre la operación militar contra el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.

"Lo hice por una cuestión de conveniencia, pensé que sería más fácil llevar todo en un solo dispositivo", explicó Clinton durante una conferencia de prensa en Naciones Unidas, en Nueva York. Explicó que eligió "no mantener", es decir, borrar los mensajes privados y personales que tuvieran que ver con aspectos como los planes de la boda de su hija Chelsea, el funeral de su madre o los horarios de su práctica de yoga.

Hillary dijo que cumplió "con todas las reglas" que debía y que utilizó un servidor que había sido creado para su marido, Bill Clinton, tras dejar la Presidencia, y que "estaba probado que era efectivo y seguro".

La existencia de la cuenta privada de Clinton fue descubierta por el selecto Comité de la Cámara de Representantes que investiga los ataques terroristas de 2012 contra el consulado estadounidense en Bengasi (Libia), según el diario The New York Times. De acuerdo con la Ley de Registros Federales, la ex senadora debió preservar los mensajes de su correo electrónico en los servidores de la Casa Blanca, lo cual no ocurrió.

Clinton no facilitó sus correos sino hasta octubre pasado, cuando el Departamento de Estado pidió a los últimos titulares todos los mensajes de trabajo enviados desde sus cuentas privadas durante sus años en el cargo.

Pero este no es el único flanco abierto que tiene la precandidata presidencial demócrata. Sus detractores han cuestionado si hubo conflictos de interés porque la Fundación Clinton recibió donaciones de gobiernos extranjeros cuando ella era secretaria de Estado. Además, la fundación recibió aportes de gobiernos que no respetan los derechos de las mujeres, algo que se contradice con el discurso de Hillary.

Los analistas consideran que estos casos no han hecho otra cosa que reavivar la opacidad que rodea al matrimonio Clinton, pareja asociada con lograr sus objetivos a cualquier precio. En el pasado quedó el caso Whitewater, un escándalo inmobiliario de Arkansas, donde Bill Clinton fue gobernador, y que al final no pasó a mayores. Pese a los cuestionamientos, la popularidad de la ex primera dama no ha disminuido. Según un sondeo de The Wall Street Journal, un 44% apoyaría a Clinton en una elección presidencial, mientras que un 23% se inclina por Jeb Bush, el más probable candidato del Partido Republicano.