La candidata demócrata Hillary Clinton y la empresaria Melinda Gates generan una alianza para romper el "techo de cristal" que impide el acceso a las mujeres a los puestos de conducción.
Pero la movida se traduce en un boomerang. En el día en que, la mujer del hombre más rico del mundo, ex Primera Dama y ex Secretaria de Estado en escena para afrontar "el gran trabajo incompleto del siglo XXI -es decir la efectiva identidad de géneros sobre la que hace 20 años 189 naciones se empeñaron en Pekin- la Fundación de la que es jefe su esposo, Bill Clinton, está bajo acusación por los millones de dólares recaudados de "Estados canallas" por la falta de cumplimiento de los derechos de las mujeres.
Este aniversario debía ser finamente coreografiado para señalar uno de los aspectos más destacados de la carrera política de Hillary recordando al país su curriculum de paladina de los derechos "de la mitad del planeta".
Hillary, que arribó a la cumbre de la ONU en Pekín hace diez años a la cabeza de la delegación de Estados Unidos, fue noticia proclamando que "los derechos humanos son derechos de las mujeres y los derechos de las mujeres son derechos humanos".
Hoy, presentando el informe en los márgenes del nuevo evento de la ONU sobre el 8 de marzo (once días de trabajo en todos los ámbitos de la ONU), la ex primera dama sostuvo que "no hubo momento mejor para nacer mujer, aún cuando los cambios avienen con demasiada lentitud en términos de seguridad, oportunidades económicas y liderazgo".
Siempre para enfatizar su compromiso con la defensa de las mujeres, la Fundación Clinton pagó una campaña para eliminar a las mujeres de la publicidad con Serena William en Times Square y Scarlett Johannsson de la portada de la revista "W".
Liderazgo es un tema que para Hillary está en el corazón. A despecho de las polémicas -la última sobre e-mail oficiales enviados desde su cuenta personal cuando era secretaria de Estado- que han transformado las últimas semanas en una carrera de obstáculos, el anuncio de su segunda candidatura aparece inevitable.
Pero, muchas sombras todavía se están formando sobre este anuncio, la última a partir del informe sobre su empeño por la condición femenina.
The New York Times, el mismo diario que en los últimos días había desatado la tormenta de los mails, acaba de levantar una nueva controversia.
"La celebración del discurso de 1995 de Hillary en Pekin ha coincidido con revelaciones de que la fundación de la que es jefe su marido Bill y su hija Chelsea, ha aceptado millones de dólares de Arabia Saudita, Emiratos Unidos, Kuwait, Oman, Qatar, Argelia y Brunei, Estado del Medio oriente 'canalla' según el Departamento de Estado, en cuanto a defensa de los derechos de las mujeres", escribió el diario.
Son acusaciones particularmente abrasadoras en momentos en que esta vez, a diferencia de 2008, Hillary desea volver a lanzar una candidatura toda feminista: mujer en carrera, mujer líder, estadista y además madre y abuela, una trayectoria "en rosa" para calentar el corazón de los electores que siete años atrás prefirieron la "novedad" de Barack Obama.