El 26 de septiembre de 1960, Richard Nixon y John F. Kennedy, se enfrentaron en el primer debate televisado en la historia de EE.UU. (ver recuadro). Ese día, Kennedy se vistió con un traje oscuro, tomó sol y fue maquillado. Nixon, en cambio, estaba de gris y no quiso retocarse. El entonces Vicepresidente sudaba, tenía un aspecto más cansado y le costaba caminar por una reciente operación. De acuerdo a The Atlantic, algunas encuestas mostraron que, personas que habían escuchado el debate en la radio, señalaban que había sido un empate. En cambio, aquellos que la observaron por televisión, dijeron que sin duda, Kennedy había ganado.

Al igual que hace 56 años, hoy el poder de la imagen parece más importante que nunca para la candidata demócrata Hillary Clinton. Esta noche se enfrentará al republicano Donald Trump en el primer debate presidencial entre ambos aspirantes en la Universidad de Hofstra, en Nueva York. Clinton tendrá el desafío de mostrarse más carismática y salirse de su imagen fría, poco empática, y de desconfianza, para poder llegar a más electores. Pero, tal como señala The Washington Post, el primer debate suele ser el más traicionero, el que puede dañar más a los candidatos y donde nada puede darse por sentado. Ronald Reagan se mostró confundido en 1984, Al Gore exagerado en 2000, y George W. Bush cayó sobre su atril en 2004.

Las expectativas para hoy son altas. El público está impacientemente esperando una pelea entre la primera mujer candidata de EE.UU. y el ex rostro de un reality show. La cita tendrá mucha atención: se estima que atraerá a la mayor audiencia en un debate en la historia del país, casi 100 millones de personas, al borde de alcanzar el público de la final de la liga de fútbol americano, Super Bowl, que tuvo 111,9 millones en 2015. En contraste, los debates entre el Presidente Barack Obama y Mitt Romney promediaron 66,4 millones de televidentes. Se espera que este sea incluso más visto que el encuentro entre Jimmy Carter y Reagan en 1980.

Donald Trump ha dicho que tratará "con respeto" a la ex secretaria de Estado. De acuerdo a The New York Times, el candidato estaría viendo videos de los debates anteriores de Hillary, para evaluar sus vulnerabilidades. Se espera que el empresario sea poco predecible y que tenga algunas frases preparadas. Pero, tal como los anteriores encuentros, improvisaría. Trump ha señalado que el exceso de preparación puede perjudicarlo,  "puedes sonar falso o con un guión ", dijo. Según el Times, los asesores del aspirante aseguran que es una pérdida de tiempo tratar de llenar su cabeza con hechos y números.

De acuerdo a la prensa estadounidense, es probable que mantenga sus ataques, enfocándose en las relaciones extramaritales de Bill Clinton, la neumonía que afectó a Hillary o el escándalo de la utilización de su correo personal cuando era secretaria de Estado. El objetivo: provocarle reacciones emocionales. Pero uno de sus grandes desafíos será si puede enviar su mensaje a un electorado mayor que los votantes de las primarias.

Por su lado, la ex secretaria de Estado está bajo una gran presión. Clinton espera darle un duro a golpe a su rival y "aplastarlo en vivo", afirma el Times. La ex primera dama se está preparando para dos escenarios: uno, en el que Trump es mesurado y serio, y otro en el que será irresponsable y realizará ataques personales, con tono violento y petulante.

Clinton, que pretende que Trump cometa errores, querrá exhibir su experiencia: sus innumerables debates- contra Barack Obama y Bernie Sanders-, sus ocho años como primera dama, su paso por el Senado y su experiencia como secretaria de Estado.