En tanto nuevos descubrimientos, cruces y reflexiones se sigan desarrollando, la disciplina histórica siempre dará noticias del pasado. Eso sí, los autores locales también tienen algo que mostrar en el presente y se vincula a su propio devenir como colectivo.
Es cierto que la Sociedad Chilena de Historia y Geografía existe desde 1839 y que la Academia Chilena de Historia va para los 85 años. Pero ni una ni la otra son organizaciones a las cuales pueda sumarse cualquier historiador. El escenario, sin embargo, ha venido cambiando.
El 9 de julio de 2016, en el Archivo Nacional, se constituyó la Asociación Chilena de Historiadores (AChHi) como "agrupación autónoma, no gubernamental y sin fines de lucro" que busca "reunir tanto a historiadores profesionales como a estudiantes de postgrado residentes en Chile, que estén interesados en difundir la investigación historiográfica".
¿Con qué fines? Entre otros, los de fomentar la participación "en los debates públicos sobre el pasado, la memoria y la historia", estimular el interés en lo relativo "a la conservación del patrimonio histórico, a la organización, rescate y preservación de archivos y museos históricos, y a la difusión del conocimiento histórico", así como "participar en el reconocimiento de historiadores nacionales mediante el Premio Nacional de Historia". Súmense el "colaborar en el fortalecimiento de la enseñanza media y superior en historia".
El hito fundacional incluyó la constitución de un directorio con tres directores (Emma de Ramón, Luis Ortega, Rafael Sagredo), un secretario (Joaquín Fernández), un tesorero (Juan Luis Ossa Santa Cruz), un vicepresidente (Iván Jaksic) y una presidenta, Pía Montalva.
Ir al debate
Coordinadora de Historia Política en la Biblioteca del Congreso Nacional, Montalva encabeza una asociación cuya membresía femenina ha recorrido un largo camino. Por eso, no esquiva las implicancias de que una mujer conduzca el gremio: "Creo que es una forma de reconocimiento a los aportes de las historiadoras y en ese sentido da cuenta del tipo de asociación que estamos construyendo".
La autora de Tejidos blandos expone la que su juicio es la razón de la existencia del grupo: "Una necesidad compartida por algunos historiadores e historiadoras para quienes resulta relevante generar una figura colectiva que promueva su inserción en el debate público y/o los represente".
Jaksic, por su parte, presenta la creación de la AChHi como la respuesta a una invitación del Comité Internacional de Ciencias Históricas. Y agrega que, "al no tener una asociación formada voluntariamente por pares, un grupo de colegas iniciamos los contactos para hacerla realidad".
"Es importante tener una presencia en los medios para complejizar nuestro devenir histórico y no dejarlo a merced de demagogos o superventas de turno", añade el profesor de Stanford, y enfatiza la importancia de que haya un espacio de pronunciamiento democrático, representación internacional y apoyo a las generaciones jóvenes. En esto complementa a Montalva, para quien muchas discusiones actuales "podrían verse enriquecidas al sumar una perspectiva histórica especializada y responsable, distante de la opinología y sustentada por formas de investigar propias de la disciplina". Hoy, concluye, "son mayoritariamente sociólogos y cientistas políticos quienes representan al mundo académico en el debate y el análisis político, y nos parece necesario modificar esta situación".
Las expectativas del gremio son contar con una cincuentena de asociados a fines de este año ( ya figuran premios Nacionales como Jorge Pinto, Julio Pinto y Jorge Hidalgo). De cualquier modo, ya tienen una noticia para anunciar: la realización en Santiago, del 21 al 23 de noviembre, del IV Congreso de Historia Intelectual de América Latina.
No es todo lo que persigue la AChHi. Quiere también "instituir certámenes, concursos y exposiciones ligados a su objeto social", así como asesorar (cuando así se les solicite) a organismos públicos y privados "en cuestiones relativas a la historia". Y cabe agregar un objetivo que sugiere particular sintonía con los tiempos: "Idear, generar y distribuir instrumentos multimedia de temática histórica, como películas, programas de radio, videos, ciclos televisivos, páginas web", y material didáctico.
"Varios somos gente de archivos, pero entiendo la importancia de la difusión y de que la profesión no se quede al margen de las nuevas tecnologías y de las enormes posibilidades que ofrecen para educar al público", comenta Jaksic, quien tiempo atrás intentó empujar una adaptación televisiva de Durante la reconquista, de Blest Gana. "La separación e incomprensión que existe entre medios e historiadores es lo que tenemos que superar", concluye.
Complementario de este punto es el del secretario de la AChHi, Joaquín Fernández, para quien es "importantísimo usar diversos tipos de medios y plataformas para realizar investigaciones historiográficas y comunicar resultados". Eso sí, y a propósito de sus detinatarios, remata: "Toda disciplina especializada requiere un desarrollo propio en sus códigos y sus lógicas. Desde ahí se puede nutrir la divulgación y eso implica escribir para los pares y ser capaz de llevar dichas reflexiones a públicos más amplios. Lo que hay que entender es que no son dimensiones antagónicas".