Histórico

Historias de trolls

Son una de las razas más numerosas y antipáticas del bestiario de redes sociales y, aunque han tratado de erradicarlos, no dejan de proliferar. Acá cinco trolleados cuentan cómo es vivir bajo su acecho.

Sergio Nakasone (@nakagol): 'Me insultan al final de todos los realities’

Productor y director de televisión, fue el cerebro detrás de 'mundos opuestos' y productor ejecutivo de 'masterchef'

"Para mí, Twitter es lo más parecido a ir a la cancha, al estadio, a un partido de fútbol. Uno va y termina puteando a los jugadores. Es una catarsis. Quizás el primer gran trolleo que sufrí fue la final de Master Chef. Fue heavy porque cuando ganó Daniela, y perdió Ignacio, se me vino toda la tribuna encima. En un momento me dijeron ‘sos trending topic número cuatro nacional y número siete mundial’. ¡Y en Estados Unidos se estaba jugando el Super Bowl! Era con insultos, con gente que me reclamaba. Pensé: ‘es como cuando en la final del Mundial, Palacios (jugador de la selección argentina) erró el gol frente al alemán. Lo putié como nunca en mi vida y seguramente el tipo hizo todo lo posible por el hacer el gol. Acá es igual: tiene que ver con la pasión’. ¿Me afectó? Obvio. Estábamos marcando muy bien y era tanto el trolleo que no me permitió disfrutar de la final.

Hace un tiempo me pasó algo muy divertido; había un trolleo súper fuerte a la final del reality de Mega porque decían que la producción favorecía a unos participantes. De golpe veo mi celular y digo: ¿Por qué me están insultando a mí? Había un mensaje que decía: 'chino… deja de arreglar las finales'. ¡Creían que yo hacía la final del reality de Mega! Que soy siempre la persona reality. Y a uno le respondí. Fue la mejor herramienta para enfrentar trolleos porque todavía lo siguen retuiteando. Invirtió la cuestión y empezaron a trollearlo a él.

En una época me troleaba un grupo grande porque yo no metía a Natalia Rodríguez 'Arenita', la ex chica Yingo, en los realities. Buscaban cosas de mi historia y por ejemplo insultaban a Lanús, que es mi equipo de fútbol. Había como una investigación. Entonces un día, sin saber quiénes eran porque eran puros nombres ficticios, les dije: 'Es muy fácil putear desde el anonimato, yo estoy dispuesto a darles respuestas, pero cara a cara'. Y los recibí acá en el canal. Eran siete chicos de 13, 14, 15 años. Todos fans de 'Arenita'. Llegaron enojados, a pedir explicaciones, con hipótesis e información falsa y cierta. Ahí dije por qué no estaba 'Arenita' en los reality y lo aceptaron. A partir de ahí cambió la onda y hasta hoy mantengo contacto con algunos de ellos y son mis seguidores".

Paloma Salas (@pobrecabra): 'Un comediante es un poco un troll’ 

Comediante y conductora de “campo minado” en vía X

No es que en mí tiempo libre me dedique a ser troll -como si fuera: ‘Paloma. Hobby: Troll’-. Pero sí me pasa que cuando estoy viendo tele y veo algo estúpido, necesito tuitearlo. La gente que tiene programas en radio o televisión, seguramente está ganando una plata decente y muchos de esos trabajos te los dan sólo por tu opinión, como si eso valiera mucho. Hay muchos que están en un lugar de poder, porque te escuchan y los puedes influenciar, y a veces hablan puras tonteras. Creo que es muy lindo que internet te dé la posibilidad de decirles: ‘No puedo creer la estupidez que dijiste’. Hace un tiempo me pasó con Salfate, que estaba en un programa manoseando a unas niñas que podrían ser sus hijas sin pedir permiso. Si lo que hizo me hubiera pasado en la calle, llamo a los pacos. Y a él le pagan por eso. Por ese lado ser troll me parece perfecto. Ahora también tengo un programa donde me pagan por vociferar mi opinión y obvio que me da lata que aparezcan los trolls que dicen: ‘qué fome’ o ‘qué gorda’. Nunca ninguno dice algo que abra un debate. Fome y gorda no me duele, me importa nada, y en ese sentido los trolls me parecen flojos, como alguien que quiere que le contestes para armar una pelea estúpida que no tiene sentido. ¿Qué si ahora es distinto trolear porque soy más conocida? No creo. Yo soy comediante y mi obligación es tener una opinión respecto a lo que pasa a mi alrededor, para mí es parte de mi pega. Un comediante es un troll un poco.

Jaime Bellolio (@jbellolio): '¿Y qué pasa si te disparo, diputado?'

diputado UDI

Diría que a partir de mediados de 2014 la tendencia es muy, muy, muy agresiva. Yo en general no bloqueo gente, a menos de que lleguen a cierto nivel inaceptable. Y me ha pasado que, en época de campaña y después, algunos trolles me dan y me dan. Había algunos que estaban bastante obsesionados, hacían un seguimiento, casi día a día, de los temas que me tocaba legislar. Lo que votaba, cómo votaba y hasta me daba la impresión de que estaban escuchando el canal de la Cámara porque reaccionaban muy rápido a lo que comentaba en la sala.

Una vez hubo uno que dijo algo así como: ‘¿Y qué pasa si te disparo, diputado’. Tampoco me la tomé en serio. Si me tomara en serio todas las amenazas… Mi señora se preocupa más, pero ha ido entendiendo que son declaraciones sin fundamentos. Si me viera a mí nervioso, probablemente se preocuparía más.

Mi manera de denunciar a este gallo fue hacerle RT de su lenguaje violento, entonces mis seguidores me defendieron. Eso hago a veces: los retuiteo y los agarro un poco para el leseo, les digo 'mira que tolerante' o 'bueno, qué pena que hayamos perdido tus brillantes comentarios, perdimos un premio Nobel'. Pero hoy lo hago mucho menos, porque hay gente demasiado agresiva.

Jorge Gómez (@pelotazo): “El ‘troll’ es un barra brava virtual”

Periodista deportivo que trabaja en Cooperativa y que se hizo conocido en las redes sociales

Para mí no hay un ‘mejor troll’. Son todos malos. He tenido ‘trolls de cabecera’, pero han ido 'muriendo' porque los termino bloqueando. Cuando recién partí en Twitter los pescaba, pero después me di cuenta de que si respondía, podía meter en un forro a quien me da trabajo. Porque cuando uno -que tiene 100 mil seguidores- se pelea con alguien que tiene sólo 100, tiene todas las de perder. No hay diálogo con un troll, quiere atacar nomás. Tú al final no le vas a cambiar su opinión. ¿Para qué gastar tiempo? Sobre todo cuando hay garabatos o amenazas de por medio.

Uno no puede decir que Colo Colo es un buen equipo porque va a salir un hincha de la U diciéndote ‘hincha colocolino, qué te creís, muérete’. Tampoco puedes decir que la U es buen equipo porque va a salir uno del Colo Colo y así. Son temas muy pasionales y en ese sentido el troll es un barrabrava de Twitter, quienes nos trolean a los periodistas deportivos son barrabravas virtuales.

Además, los trolls en sus biografías ponen poco. Una vez a uno le estaba diciendo que no podía debatir con alguien que se gasta su vida hablando detrás de un seudónimo y entonces él me dio su nombre y dirección. Puede que haya sido mentira, porque nunca lo confirmé.

Jorge Baradit (@jbaradit): 'Mis trolls me parecen aspectos de mi propia personalidad'

Escritor, autor de Ygdrasil, Synco y Lluscuma

Por la naturaleza de los textos que escribo los trolls que merodean son un bestiario ultradiverso. Van desde el que considera que lo que hago ofende la mirada de Dios, el típico amnésico político que insiste en que 'debemos mirar hacia adelante, dar vuelta la página y no remover viejas heridas'; al incomprendido que desde su rincón insiste en que todo lo que pueda haber logrado responde a una intrincada conspiración que puede incluir dinero, amigos en el poder y actos sexuales espúrios, pero jamás talento (porque por supuesto nada se consigue con el talento que a él le sobra, sino con esas artimañas y redes que él no tiene, por algún misterio cruel de la vida). Pero tampoco puedo dejar fuera al personaje que insiste en que le dé tiempo para un café y conversar sobre la relación entre sus pesadillas, la evidente contaminación psíquica que emite radio Agricultura y la modificación genética de los árboles para convertirlos en antenas de celular cancerígenas (porque extraterrestres están usando al cuerpo humano para cultivar cáncer, su alimento, obvio).

A veces mis trolls me parecen aspectos de mi propia personalidad, pero en completo descontrol. Un tipo de karma instantáneo. Siento que me los merezco.

El linchamiento virtual

En su libro So You’ve Been Publicly Shamed (Así que te han humillado públicamente), el periodista británico Jon Ronson analiza cómo las personas trolleadas en redes sociales experimentan una sensación de exilio social donde el juicio de la minoría que opina -virtualmente, claro- pesa mucho más que el de la mayoría que toma palco.

Ronson menciona casos de tuiteros estadounidenses atacados por hordas de comentarios por noticias inventadas o desubicadas bromas raciales, una experiencia que le ocurrió a él mismo en 2012 cuando cayó en manos de los trolls.

Para Ricardo Martínez, profesor de la UDP que prepara una tesis doctoral sobre redes sociales y lingüística, estos comentarios muchas veces son propiciados por los mismos sitios que actualmente funcionan bajo la economía del like y “me gusta”; mientras más se viralice y dé más que hablar un texto, es más exitoso. Un estudio de Martínez mostró que de cada 10 interacciones en redes sociales, nueve son negativas y una sola positiva. Y eso lo saben los sitios. “Suben artículos que defienden lo indefendible, pero que aseguran el éxito. Por ejemplo, haciendo comentarios contra minorías o valores consagrados por la sociedad actual. En el fondo lo que se busca es, sabiendo que los comentarios negativos sobrepasan los positivos, buscarlos y tener más exposición”, cierra Martínez.

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