Su campamento base, como siempre que viene a Madrid, está en Majadahonda. El frío no impide nada en la pista, donde Carlos Díaz acaba de ejecutar un entrenamiento magistral: 3.000x2.000x1.000 en 8'20", 5'25" y 2'35" tal y como le pide Julia del Río, su madre y su entrenadora. "Me siento bien, me siento fuerte, me veo capaz", explica él, que ya tiene la mirada puesta en el prestigioso cross de Itálica del próximo domingo.
"Luego, haré el de Elgoibar y el 6 de febrero regresaré a Chile para iniciar otra fase en mi preparación, cuyo objetivo es el de clasificarme para el 1.500 en el Mundial de Londres". Sin embargo, ahora no es injusto que logre grandes resultados como el del pasado 31 de diciembre en la San Silvestre vallecana Internacional, la mejor carrera de 10 kilómetros del planeta, el escenario perfecto.
"Hice caso de todos los que estaban a mi lado, de mi madre, de mi grupo o de mi agente, Jesús Oliván, que me decían, 'Carlos, tú tienes que salir al ritmo de los mejores', y lo hice. Pasamos el km 5 en 13'58" y aun así yo veía que iba cómodo. Me pareció impresionante". Al final, fue cuarto tras la durísima batalla en las calles de Vallecas al anochecer.
Fue, en realidad, un hito histórico para un atleta chileno, una maravillosa presentación en sociedad en Europa. Sin embargo, para él, la enhorabuena no es suficiente. "Bueno, la verdad es que hasta ahora de Chile no me ha llamado nadie. Supongo que porque ahí ahora están pendientes del verano, de las vacaciones... Pero que la gente me felicite no cambia mi vida".
Y entonces es cuando reivindica su filosofía de la vida: "Ante todo, yo quiero más porque sé que puedo lograrlo y estoy convencido de que el próximo año podría ir a ganar en Vallecas. La experiencia de la primera vez, que siempre es la más difícil, me lo ha demostrado. Ha sido apasionante y no la olvidaré nunca. He corrido muchas carreras de asfalto en Chile, pero jamás he encontrado nada parecido a la San Silvestre de Vallecas, a ese nivel con atletas como Toni Abadéa, Jesús España, Illias Fifa, Mechaal...".
Su motivación, a día de hoy, suena insaciable. Una perfecta noticia para un atleta condenado a crecer a los 23 años: "Sé que debería ser así y no me asusta pensarlo". Máxime ahora que atraviesa un gran momento tras entrenar en altitud.
"Antes de venir a Madrid, estuve 45 días concentrado en Bogotá, a 2.600 metros. Chile tiene un convenio con Colombia y allí me trataron maravillosamente. Pude entrenar con atletas de alto nivel y me pareció una idea perfecta", añade Carlos Díaz, que en esta época realiza una media de 150 kilómetros a la semana divididos en 13 sesiones. "El único día en el que no doblo es el domingo por la tarde".
Una crónica de trabajo destinada ahora a dar lo mejor de sí en el campo a través, donde tampoco hay tiempo que perder: "Quería hacer cross en estos meses de invierno en Europa que es lo que se estila entre los atletas europeos".
Y cierra: "El primer cross que hice esta temporada fue el de Venta de Baños nada más llegar a España. Pero no fue bien. Acusé la diferencia horaria. Sin embargo, ahora es diferente y cada carrera la voy a pelear al máximo. Luego, cuando vuelva a Chile, ya habrá tiempo de parar y programar la temporada pensando en la pista y en los meses de mayo, junio y julio, en los que me lo jugaré todo. Pero ahora hay otras cosas por las que luchar. No se puede renunciar a nada".