Cuanto más feliz, mayor expectativa de vida. Esta afirmación que parece una verdad que vuelve a cobrar actualidad después de que un estudio de la universidad Erasmus de Rotterdam (en Holanda) concluya que, por término medio, un individuo adulto sano, si es "feliz", puede vivir entre 7,5 y 10 años más que un individuo desdichado.
De acuerdo con el análisis desarrollado por el profesor Ruut Veenhoven, las personas infelices o poco satisfechas con su vida "viven por término medio 10 años menos que las personas que sí están a gusto consigo mismas y con su entorno o han alcanzado lo que llamados convencionalmente en la sociedad occidental: la felicidad", afirma.
Veenhoven es pionero de una cátedra muy especial de la universidad Erasmus, cuyo nombre llama la atención por su contenido: "cátedra sobre las condiciones sociales para la felicidad humana".
ESTUDIO
Para llegar a sus conclusiones, el profesor holandés llevó a cabo durante las tres últimas décadas un esfuerzo verdaderamente titánico de comparación y análisis de los más relevantes estudios internacionales sobre felicidad y salud.
El estudio de la universidad Erasmus de Rotterdam demuestra que una vida "colmada, plena de satisfacción y sin estrés" supone la prolongación de la expectativa de vida de hasta 10 años.
"El estrés crónico debilita el sistema inmunitario y provoca un importante aumento de la presión sanguínea, y ello tiene un impacto directo en la esperanza de vida. Los gobiernos de todo el mundo deberían pensar en cómo potenciar la felicidad individual. Aunque sólo fuese para ahorrarse millones en gastos médicos de la seguridad social, valdría la pena", subraya Veenhoven con ironía.
Aunque la "búsqueda de la felicidad" ha sido -y será siempre- el mayor anhelo del ser humano, algunos expertos de países como Holanda llevan mucho tiempo trabajando en ello.
FELICIDAD DURADERA
Un ejemplo de la importancia que el país de los tulipanes, conocido por el irreprochable funcionamiento de su sistema de seguridad social y por la solidez de su "estado del bienestar", concede al estudio sobre la felicidad, es el curso sobre "felicidad duradera", que se inicia este miércoles con asesoramiento de la universidad de Rotterdam.
"La felicidad es como cepillarse los dientes", asegura Ono Hamburger, uno de los profesores del curso sobre "felicidad permanente".
Preguntado sobre el porqué de una definición tan sintética para un concepto tan amplio, Hamburger explica que la consecución de la felicidad "es un trabajo cotidiano".
"Conseguir ser feliz es como cepillarse los dientes porque quien se tome el esfuerzo diario de ser feliz, al igual que esa tarea higiénica cotidiana, verá que le produce un efecto saludable inmediato", afirma.
"Hay muchos métodos rápidos y eficaces de sentirse bien. Irte de compras, una buena comida, el sexo, las drogas, ver una película. La felicidad, el éxtasis, el placer son productos artificiales y efímeros. La felicidad duradera es algo bien diferente", asegura el experto, quien cita en ese sentido estudios realizados por algunos de sus colegas, entre ellos los sicólogos estadounidenses Martin Seligman o Barbara Frederickson.
Precisamente para ayudar a ser felices a la gente, Veenhoven y Hamburger pensaron crear este curso acelerado (y gratuito) de "inmersión en la felicidad" que cuenta con cerca de 4.000 alumnos inscritos.
El objetivo principal es proporcionar a los participantes los instrumentos necesarios -en 15 lecciones- para que puedan cada día trabajar sobre sí mismos y poco a poco aumenten su nivel de felicidad, subrayan los dos "profesores de felicidad".