La meta es reducir la carga fiscal. Con ese motivo el gobierno del Presidente francés François Hollande, contra viento y marea, está redibujando el mapa del país con tal dejar sólo 13 regiones en el país, de las 22 actuales, y ahorrar así unos 12.000 millones de euros anuales, según los cálculos oficiales.
Se trata de una reestructuración sustancial, donde dejarán de existir regiones históricas para conformar unas más grandes y asociadas. Así, Lorena, Champaña y Alsacia conformarán todas juntas una nueva entidad administrativa, con un solo gobierno (y no tres) y todos los organismos que dependen de él. De esta forma, Francia tendrá regiones con un peso de población más parecido al que tiene Alemania (5,1 millones en promedio por lander) o Italia (4,4 millones), frente a los 2,9 millones de habitantes que tienen actualmente en promedio en Francia.
La propuesta fue aprobada el 23 de julio pasado por la Asamblea Nacional, con 261 votos a favor, 205 en contra y 85 abstenciones. Y aunque el nuevo mapa entraría en vigor en enero de 2016, las regiones podrán negociar entre ellas nuevos ajustes entre 2016 y 2019, eso si cumplen una serie de condiciones estrictas. Se trataría de obtener mayorías de tres quintos tanto en el consejo general (equivalente a un parlamento provincial) como en los consejos (o parlamentos) regionales. Además, el proyecto de ley contempla el aplazamiento de las elecciones regionales hasta diciembre de 2015, en lugar de en marzo.
La nueva organización gala afectará también a los municipios y departamentos. Hoy, sólo los departamentos tienen 300.000 funcionarios y las regiones, 80.000. Los municipios, que deberán tener al menos 20.000 habitantes (ahora 5.000) para mantener ese estatus, tienen 1,4 millones de funcionarios. Una carga excesiva que todos los grupos políticos representados en el Parlamento se mostraron partidarios de recortar: el gasto de la administración francesa equivale al 55% de su PIB, el más elevado de Europa.
Sin embargo, el plan de reforma administrativa no concita el mismo consenso. Muchos voceros de bancadas dijeron que se había hecho un nuevo mapa a la ligera, con "uniones artificiales" de regiones y "destinado a contentar a uno u otro líder regional".
Lo cierto es que el mapa aprobado en la Asamblea Nacional es la tercera versión del presentado por Hollande 45 días antes, lo que respalda las acusaciones de alguna improvisación. El jefe de Estado dio a conocer el 2 de junio un mapa con el que Francia quedaba dividida en 14 regiones.
Y en este lapso algunas regiones cambiaron hasta tres veces de unión. Ese es el caso de Limusín, inicialmente unida a Centro y Poitou-Charentes, que después aparecía en la propuesta con Aquitania y que en la última versión está con Aquitania y Poitou-Charentes.
Es en el Senado donde la oposición espera poder plantarle cara a Hollande y a su Partido Socialista. Ahí ya se unieron, de una manera al menos curiosa, el derechista UMP, los comunistas y la izquierda radical, que hasta ahora han impedido que se debata el proyecto. Entre los argumentos para oponerse al nuevo mapa está la eliminación de cientos de cargos públicos en municipios, cantones, departamentos y regiones; que algunas regiones podrían perder identidad con la fusión y porque algunos dirigentes consideran que sus regiones se verán perjudicadas económica y electoralmente.