François Hollande y Angela Merkel, lanzaron ayer desde Verdún un llamado a proteger la "frágil" Europa del repliegue en sí misma y de la división frente a las crisis, durante la conmemoración del centenario de una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial.
"Para nuestra supervivencia es importante no encerrarnos en nosotros mismos, sino estar abiertos al otro", había afirmado previamente la canciller alemana, cuyo país acogió a más de un millón de refugiados en 2015.
Ambos dirigentes insistieron en la fragilidad de una Europa donde "las fuerzas de la división y del repliegue están en marcha", según Hollande, a menos de un mes del referéndum sobre una eventual salida de Reino Unido de la UE.
Escenario de una sangrienta batalla donde murieron más de 300.000 personas en 10 meses en 1916, "Verdún es por primera vez honrada no por su pasado de sufrimiento sino por su mensaje de esperanza", insistió el Presidente francés.
El paralelismo entre el ascenso de los nacionalismos antes de 1914 y las tensiones que fracturan Europa en la actualidad fue uno de los puntos recurrentes a lo largo de la jornada.