Hay hombres capaces de comprarse cuatro pares de pantalones idénticos, sin variar siquiera el color. Otros usan la misma camisa regalona temporada tras temporada, aunque tenga un diseño fatalmente pasado de moda. Se trata de machos a los que las tendencias en vestuario no les interesan en lo más mínimo. Pero cada día son menos. Entre las generaciones jóvenes, vestirse con onda es cada vez más común, y no sólo entre la población homosexual, como se podría pensar. Maxibolsos y maxibufandas, chalecos de colores ultra llamativos y otras prendas usualmente asociadas al clóset femenino se ven cada vez más sobre cuerpos de hombres que lucen con orgullo sus nuevas adquisiciones. El placer de comprar moda y vestirse a la moda llegó a sus vidas. Y ya no hay vuelta atrás.

Como suele ocurrir, el mundo de la moda masculina partió por observar lo que ocurría en las calles de las ciudades que marcan tendencia, como Tokio, Londres y Nueva York, donde el auge de las tribus urbanas demostró el interés de los hombres por prendas que los asocien con un estilo de vida e incluso con una posición política. Las fábricas de ropa masculina dejaron de enfocarse en variar el ancho de las solapas o el color de las corbatas, para abrirse a un mundo de colores y texturas, creado para satisfacer a este nuevo consumidor. Y los diseñadores comenzaron a proveer buenas ideas para este creciente segmento, capaz de apretar el acelerador de la industria como nunca antes se había visto.

El fenómeno partió a comienzos de los años 90 en los países escandinavos, desde donde se extendió a paso lento pero seguro hacia el resto del Viejo Continente. Naciones provistas de una industria de moda, como Inglaterra, Italia y Francia, fueron las primeras en sumarse.

La periodista Elizabeth Oria –chilena que edita el blog prendaspublicas.com desde Estocolmo– ha visto crecer esta tendencia con sus propios ojos. "Los europeos invierten cada día más dinero en shopping, siguen las tendencias y no temen notarse, ser vistos, llamar la atención. El actual consumidor de moda masculina es un cliente informado, que quiere verse bien, cómodo y moderno. Estamos ante una generación de compradores con hábitos de consumo influidos por las nuevas tecnologías. El paradigma de que a ellos no les interesa la moda ha quedado atrás", opina.

Manuel Rojas, gestor de los Encuentros de Moda Independiente de los años 90 –antesala de las actuales ferias de diseño emergente– y docente de la carrera de diseño de vestuario en Inacap, también cree que el mercado de la moda masculina ha despertado. "En temporadas anteriores, la participación masculina en las semanas de la moda era sólo una especie de complemento de las femeninas. En la actualidad, esto ya no es así. Dior, Dolce & Gabbana, Versace, Prada, Cavalli, Calvin Klein o Armani están dando mucho énfasis a sus colecciones para hombre, que ahora brillan por sí mismas", asegura.

Según Rojas, lo interesante de este fenómeno es que la moda masculina no se ha convertido en un mundo paralelo con códigos propios, adaptado a un idea específica sobre lo que se supone que los hombres van a preferir a la hora de vestirse, sino que se ha integrado como un actor más de un fenómeno global, con directrices generales. Los hombres y las mujeres tenemos cuerpos con siluetas disímiles y prendas básicas diferentes –la falda, por más que se empeñen algunos diseñadores, todavía no es adoptada por ellos–, pero las grandes líneas que determinan los cortes, las telas y la inspiración de los modistos son cada vez más compartidas por las propuestas para ambos sexos. "Lo que hoy se está viendo son grandes tendencias de la moda aplicadas como un todo en ambos géneros", explica.

De ello no hay mejor ejemplo que la lista de los top ten masculinos para el Otoño-Invierno 2009, que fue publicada recientemente en style.com, la versión web de la revista Vogue. Según sus expertos, un hombre que desee estar al día en moda deberá usar chaquetas y accesorios acolchados, bufandas de grandes dimensiones y abrigos tipo montgomery. También se usarán sweaters y camisas bastante más largos que las chaquetas y looks inspirados en el movimiento estudiantil de París en 1968, que cruzan lo hippie con lo intelectual. Qué duda cabe: la moda para ellos viene con mucho de lo que usarán también las mujeres. Quizás lo más propiamente masculino de la lista son las chaquetas reforzadas con protecciones, al estilo de los jugadores de béisbol; la ropa de tweed irlandés tipo Donegan y los ternos de hombros cuadrados, que se usarán en colores potentes, como el morado.

Para los más osados, Dolce & Gabbana propone prendas de astracán y terciopelos floreados, que dan un look aristocrático; Dries van Noten mezcla telas burguesas con texturas de última generación; Dsquared2 conjuga chaqués con jeans; Michael Kors despliega tejidos en neón y zapatos de montañismo, acompañados por sobrios pantalones de franela. En todas las propuestas se da un factor común: la combinación de lo formal con lo informal, de lo elegante con lo casual.

COMO ANDAMOS POR CASA
Según los expertos, el auge de la moda masculina también se está dando en Chile, donde cada vez hay más hombres dispuestos a dejar el gris. Bien lo sabe Elizabeth Oria, quien viaja constantemente entre Santiago y Estocolmo. "La mayoría de los hombres chilenos todavía no quiere sobresalir con su vestimenta y sólo invierte mucho dinero en prendas en las que no corren mucho riesgo. Sin embargo, hay una generación más joven que le está cambiando el look a la ciudad", dice.

Uno de los espacios preferidos por esta nueva generación en Chile es el blog de moda callejera vistelacalle.com, que hace poco incorporó una sección dedicada exclusivamente a los trapos masculinos. "A veces se piensa que los hombres no tienen mucho interés por su look, pero ellos mismos nos hicieron darnos cuenta de que ese es un gran prejuicio", cuenta María José (Majo) Arévalo, gestora de este popular blog. "Con el tiempo nos dimos cuenta de que teníamos que ser más equitativos con la información. Los hombres nos empezaron a pedir que los incluyéramos y por eso creamos esta sección, donde les contamos sobre las nuevas colecciones, les contamos dónde pueden conseguir ropa no masiva y les damos datos para ayudarlos en la elección".

Majo asegura que muchos hombres chilenos se visten funcionalmente, pero no siempre porque quieren. "Les gustaría tener ropa diferente, pero no les es fácil encontrarla. Tienen poco tiempo y prefieren optimizar su compra eligiendo lo que les sirve más, pero no es novedoso ni jugado. Muchos diseñadores locales se han dado cuenta de esta necesidad, lo que está generando de a poco un mercado de moda masculina innovadora".

Este mercado se afinca principalmente en el centro comercial Drugstore, con marcas como Zaza Dorali y Zebra, que son para Manuel Rojas lo más destacable de la escena local. "La primera propone diseño y es una boutique fiel a su propuesta inicial. Zebra ofrece chaquetas, zapatos, camisas y pantalones para un comprador un poco más osado", opina.

Otro polo de moda masculina es el barrio Monjitas, cercano al Museo de Bellas Artes, donde la movida fashion es protagonizada por dos propuestas que destaca Majo Arévalo: la tienda Parentesys (que también tiene un local en Bellavista, frente al Teatro Mori) y Pablo Gálvez, ex alumno de la conocida modista nacional Laura Rivas e integrante del colectivo Hall Central.

Todos ellos entregan una propuesta que, dando espacio para su creatividad personal y su particular visión de la moda, se acerca a los parámetros que actualmente rigen a la moda y que, según Elizabeth Oria, se resumen en tres propuestas clave: el uso de telas naturales, como el algodón y la lana; la preferencia por prendas de cortes simples, inspiradas en la sastrería, y el fuerte acento en los accesorios, como los bolsos oversize, los sombreros y los pañuelos gigantes.