Señor director:

Hemos visto, una vez más, cómo un grupo de estudiantes -esta vez de la Universidad Católica- interrumpió y boicoteó un acto público realizado en homenaje a un ex profesor de esa misma universidad. Los estudiantes de este país se han acostumbrado a atropellar los derechos del resto de los ciudadanos. Existe en ellos una total ausencia de respeto por el otro y la percepción de que sus derechos son los únicos que importan y que sus ideas son las únicas válidas.

A la vez, se observa una absoluta falta de responsabilidad sobre sus propios actos. Estos hechos, más que promover una idea o defender legítimamente un derecho, son actos de violencia (física o no) en contra de todo aquel que no comparta o se cuadre con sus demandas. Tengo una teoría: el nivel de desarrollo de los países no se mide por el PIB per cápita, sino por el nivel de respeto que se profesan los ciudadanos entre sí. De estar en lo correcto, estamos muy lejos de la meta.

José Miguel Rodríguez