Cuando una persona llega a la urgencia de un hospital es sometida a un examen para evaluar su complejidad, lo que determina el tiempo que debe esperar para recibir el tratamiento. Luego de esto, y en caso de que su cuadro requiera hospitalización, corre un nuevo plazo hasta que el paciente sea efectivamente ubicado en una cama.
Según datos del Ministerio de Salud, en 2016 fueron 532.232 los pacientes que llegaron a las urgencias del país y recibieron indicación de hospitalizase, de los cuales 421.710 aguardaron un cupo. De ese grupo, el 78% fue ubicado en una cama antes de 12 horas, mientras que el 22% restante superó ese plazo: un 11% aguardó menos de 24 horas y otro 11% debió esperar un día completo.
Esa espera se cursa dentro del área de emergencia, normalmente en un box de atención ambulatoria, donde los pacientes pueden recibir, al menos basalmente, el tratamiento indicado. En casos extremos, ante exceso de demanda, las personas son ubicadas en pasillos o sillas de ruedas.
Así ocurrió con Juana López (85), quien el año pasado llegó con su hija, Ana Soto, a la urgencia del Hospital del Salvador. Cuenta que transcurrieron unas horas hasta que la revisó el doctor y recibió indicación de hospitalizarse, junto a órdenes de exámenes. Sin embargo, por falta de camas, se mantuvo entre la sala de espera y el box, en una silla de ruedas. "Esperamos todo el día y toda la noche, entre que le tomaban los exámenes y la llamaban. Ya casi había pasado un día cuando nos dijeron que era una trombosis y que había que dejarla hospitalizada", relata Soto.
El registro del Minsal revela que hubo otros 110.522 pacientes que, si bien debían hospitalizarse en el centro en que se atendían, no lo hicieron. De éstos, 39 mil cursaron el tratamiento en la urgencia, otros 31 mil pasaron directo a pabellón y 32 mil fueron derivados a otro centro. En tanto, 3.283 rechazaron la hospitalización y 3.296 fallecieron antes de internarse, por la gravedad de sus lesiones, según el Minsal.
En la ex Posta Central, la principal urgencia del país, el año pasado el 35,9% de los pacientes se hospitalizó después de 12 horas, cifra menor que en 2014, cuando llegó a 38%. Su director, Sergio Sánchez, explica que en las 42 camas funcionales de la emergencia los pacientes reciben la terapia inicial, mientras se gestiona su cupo en el centro. "A veces los pacientes pasan allí períodos de 12 a 24 horas, por ejemplo cuando estamos en campaña de invierno y el tiempo de espera es mayor. Cada hospital tiene su forma de gestionar a los pacientes, pero nosotros no hospitalizamos ni en silla ni en pasillos, por una cuestión cultural".
En el Hospital San Juan de Dios, de los casi 10.500 pacientes de la urgencia que debían hospitalizarse, cerca de 4.500 aguardaron menos de 12 horas y casi 3.500 esperaron más de un día. Al respecto, Vladimir Pizarro, director del Servicio Metropolitano Occidente, afirma que "incide la relación de camas por número de habitantes que atiende este servicio, que en promedio es de 1,8 camas por 10 mil personas y el promedio nacional es de 2,1 camas. Además, la urgencia del San Juan de Dios es la única urgencia de adultos de la zona". Pizarro añadió que se espera mejorar la situación con los dos nuevos recintos de la red, el Félix Bulnes y Melipilla, que contemplan 200 y 100 nuevas camas, respectivamente.
Emilio Santelices, académico de la U. de Chile, afirma que la norma internacional indica que los cuadros de los pacientes deben ser resueltos en cuatro horas en la urgencia. "En ese plazo se debe definir si se le da el alta, se hospitaliza o se va a su casa con tratamiento. El problema es que ese plazo ya se excede y, además, la gente pasa 12 horas y más esperando hospitalización y, en muchos casos, eso es un retraso para el inicio del tratamiento". Santelices añade que "hay una falla en la cadena del proceso de atención que se debe corregir, porque además pasa que los pacientes que recibe indicación de cirugía en la unidad de urgencia terminan siendo operados, en promedio, cuatro días después".
Patricia Navarrete, jefa de la División Gestión de Redes Asistenciales del Minsal, explica que cuando un paciente recibe orden de internación, se activa la pesquisa en el propio recinto, revisando las plazas disponibles y posibles altas. Si no hay cupos, se busca en el resto de los hospitales de la red y, si eso falla, se pide apoyo a la Unidad de Gestión de Camas Críticas del Minsal, que rastrea en las clínicas privadas que tengan convenio. Si no resulta, el hospital puede comprar, por trato directo, un cupo en un centro sin convenio. Así, el proceso puede tardar varias horas, dependiendo de la demanda asistencial, la existencia limitada de plazas y la necesidad de priorizar que la derivación sea costo-efectiva.
Navarrete añade que, comparado a 2011, cuando el 54% de los pacientes aguardaba más de 12 horas antes de ser hospitalizado, los plazos han mejorado. Sin embargo, para acortarlos más, se ha optimizado el sistema de búsqueda de cupos e incrementado en un 24% las camas críticas, con 687 nuevas plazas. Además, se ha reforzado la hospitalización domiciliaria de pacientes menos complejos, para que los cupos hospitalarios se destinen a los más graves. "Cada vez es menos frecuente que un paciente espere ser hospitalizado en una camilla o silla de ruedas. Hemos pedido que estén vigilantes de eso, porque son situaciones que no deseamos. Además, el año pasado se mejoraron y acondicionaron 23 urgencias del país, para que la espera de pacientes y familiares sea lo más adecuada posible".