Huasa y chic fue la avant premiere de Teresa en el hotel de Carlos Cardoen

El evento se realizó ayer en Santa Cruz




"¡Esto es Colchagua pueh!", grita el empresario Carlos Cardoen con tono de huaso y look de película de espionaje, a lo James Bond, con abrigo de cuero negro hasta el suelo y con Julita Astaburuaga, la reina de las sociales de 90 años que va con una doble, triple capa de base de maquillaje y una chaquetita bordada con mariposas, libélulas, hojitas y todo un ecosistema en la alfombra roja del Hotel Santa Cruz. Y desde la musa de Kike Morandé, Claudia Schmitd, reapareciendo casi tan delgada como antes pero ahora morena natural después de tener a su segundo hijo y bromeando con que "yo pedía que en realidad mi guagua sacara más que mis talentos, mi parte física"; hasta la veterana de las teleseries Delfina Guzmán haciendo travesuras frente a las cámaras -como darse un fingido beso de telenovela con el actor Sergio Hernández- llegaron anoche hasta Santa Cruz para la avant premiere de la película Teresa.

"¡Pobrecita!", se lamenta Julita, explicando que "yo conocí mucho a las hijas de Teresa Wilms Montt, que fue tan vilipendiada en su época... Es que ella era muy vanguardista". María Elena Wood, la ejecutiva top de TVN, directora de programación del canal estatal, también aparece con chaqueta de cuero y Delfina Guzmán le cuenta cosas al oído.

Y la protagonista del filme sobre la escritora maldita que se estrena el próximo jueves 18, Francisca Lewin, camina por la alfombra roja flaca como ella sola y con vestido de encaje que casi se vuela con el frío de la noche colchagüina. Mientras que el empresario Jorge Errázuriz, de Celfin y coproductor de la trama, posa muy del brazo de Lewin, con el traje mejor planchado de la velada  y dice que está orgulloso de apoyar al cine nacional.

La modelo y panelista de Buenos días a todos Carolina Jorquera se demora una hora en estar lista, arreglada, producida y ponerse una pollera con vuelos de Casta & Devota y corre por los pasillos del hotel decorado con arados y yugos de bueyes. Los 250 invitados brindan con vinos de la viña de Cardoen, ceviches y canapés de camarones y hasta El Rumpy viajó con su hijo. El locutor ajusta su chaqueta a lo Terminator y recorre el salón, los convidados de la zona con ponchos de gala. Apurado y dando vueltas. Como medio perdido.

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