India vive esta jornada una huelga de pequeños comerciantes que se oponen al desembarco en el país de los gigantes mundiales de la distribución, un movimiento que pone de manifiesto la  gran dificultad del gobierno a imponer reformas económicas consideradas como "antipobres".

Los conductores de buses y camiones participan en esta huelga, apoyada  por sindicatos y partidos de oposición, para protestar contra un alza del 12% del precio subvencionado de la bencina.

Tras desistir en diciembre de 2011 ante la oposición política y de pequeños comerciantes, el primer ministro Manmohan Singh volvió a introducir esta  reforma la semana pasada en el marco de una serie de medidas destinadas a  estimular una economía que pierde fuelle rápidamente.

Pero ha vuelto a provocar una nueva oleada de protestas por el peligro que  corre el pequeño comercio y más ampliamente, los millones de pobres de este  país emergente.

Un partido clave retiró su apoyo a la coalición gubernamental, alegando que  esta reforma ignora los intereses de los más desfavorecidos, debilitando un  gobierno de centro izquierda que hizo campaña en 2004 con el tema de la lucha  contra la pobreza.

Numerosos mercados y colmados estaban cerrados, pero también escuelas,  oficinas y fábricas, en particular en Calcuta, Bangalore y Chennai, mientras que el tráfico ferroviario estaba perturbado en  varios Estados. En varias grandes ciudades se llevaron a cabo manifestaciones. En  Bangalore, se quemaron retratos del primer ministro.

La organización que agrupa a cerca de 10.000 sindicatos indios, la  Confederation of All India Traders (CAIT), esperaba alcanzar 50 millones de  huelguistas.

Miles de policías estaban desplegados en Calcuta en previsión de  enventuales disturbios en esta ciudad de Bengala Occidental mientras algunas  vías de ferrocarril estaban bloqueadas.

Según la policía, grupos de manifestantes bloqueaban también algunas  carreteras. No obstante, la capital económica de India, Bombay, no se vio afectada por  este movimiento, ya que los partidos políticos locales rechazaron apoyar la  huelga.

ANALISTAS
Según los analistas, este movimiento ilustra la dificultad del gobierno a  hacer cambiar las cosas en un país donde dos tercios de los habitantes viven en  zonas rurales desfavorecidas pese a la emergencia de una sólida clase media.

Según la reforma del gobierno, los grupos extranjeros podrán adquirir hasta el 51% del capital de los minoristas multimarcas indios.

Las grandes cadenas extranjeras están ya presentes en India como mayoristas pero no pueden vender directamente a los consumidores de este país de 1.200  millones de habitantes.

En India hay más de 12 millones de "kiranas", pequeños comercios de  ultramarinos tradicionales donde se apilan desde el suelo al techo todo tipo de  alimentos, que hacen vivir a más de 25 millones de comerciantes.

Los partidarios de la liberalización del comercio minorista defienden la  creación de millones de empleos, la perspectiva de una caída de los precios de  los alimentos y de la inflación, que en agosto era de 7,5%.