Los obreros responsables por las obras de reforma del estadio Maracaná de Río de Janeiro paralizaron hoy sus labores por 24 horas para presionar por mejoras laborales y advirtieron que pueden iniciar una huelga por tiempo indeterminado a tres meses del inicio de la Copa Confederaciones Brasil 2013.

La paralización de hoy fue una "advertencia" sobre la huelga que puede ser declarada en caso de que la empresa responsable por las obras no eleve los salarios en un 15 por ciento, no extienda el seguro salud a familiares de los trabajadores y no aumente la ayuda de alimentación, según el Sindicato de los Trabajadores de la Industria de la Construcción Pesada (Sintraicp) de Río de Janeiro.

De acuerdo con el presidente del Sintraicp, Nilson Duarte Costa, los 5.500 trabajadores responsables por las obras volverán a sus labores el martes pero están dispuestos a declararse en huelga en caso de que el consorcio que reforma el estadio no atienda sus reivindicaciones hasta el domingo.

El consorcio responsable por la modernización del estadio más emblemático de Brasil ofreció un reajuste salarial del ocho por ciento y un aumento en la ayuda de alimentación muy inferior al pedido por los obreros.

El Maracaná, testigo de la final del Mundial de 1950, será uno de los estadios tanto para la Copa Confederaciones de junio próximo como para el Mundial de fútbol que Brasil organizará en 2014 y albergará la final de las dos competiciones. 

El estadio también será escenario de algunas competiciones de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, así como de las ceremonias de apertura y clausura del evento.

Una huelga de casi veinte días en septiembre de 2011 por las mismas razones atrasó las obras y puso en duda el cronograma con el que Brasil se había comprometido ante la FIFA para entregar el Maracaná.

Los dirigentes del Sintaicp dijeron haber pedido una audiencia con el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, para discutir sus reivindicaciones.

Pese a que se había comprometido a entregar el estadio totalmente reformado en diciembre pasado, la  gobernación de Río de Janeiro confía en que podrá hacerlo en abril, a tiempo de los eventos preparativos para la Copa Confederaciones dispuestos por la FIFA.

"Hay una negociación entre los trabajadores y la concesionaria. Estoy seguro de que el sentido común prevalecerá y que no habrá atrasos en el cronograma", afirmó el secretario de Gobierno del estado de Río de Janeiro, Regis Fichtner.