Aminatu Haidar, de 42 años, lleva 25 días en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, en las islas Canarias. Sin embargo, lo que podría ser simplemente un caso migratorio se ha convertido en un serio impasse diplomático entre España y Marruecos ¿La razón? Haidar es una reconocida activista saharaui, representante de los habitantes originales del Sahara Occidental -territorio ocupado por Marruecos desde 1975- que fue expulsada y enviada a España por el gobierno marroquí cuando llegó el 13 de noviembre a la ciudad de El Aaiún -capital del Sahara Occidental-, tras recoger en Nueva York un premio en reconocimiento a la lucha pacífica de su pueblo por la independencia. De acuerdo con informes de las autoridades de Rabat, la mujer fue detenida por negarse a poner "marroquí" en el formulario de ingreso al país.
A más de tres semanas de la expulsión de Haidar -y la retención de su pasaporte- la mujer tiene serios problemas de salud derivados de su decisión de mantener el ayuno. Además, la activista ha rechazado todo apoyo médico. Mientras, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es fuertemente criticado por su manejo de la crisis y Marruecos ha dejado entrever que cualquier presión española por aceptar el regreso de Haidar puede gatillar un quiebre en la cooperación que ambos países han puesto en práctica en el intento de detener la inmigración ilegal.
De hecho, ayer Marruecos lanzó una fuerte ofensiva diplomática en España con la llegada a Barcelona de Mustafá Mansouri, presidente de la Cámara Baja marroquí, quien pretende explicar la expulsión de Haidar. Según el diario español El País, Mansouri declaró que este caso no debe perjudicar de "ningún modo" las relaciones entre Madrid y Rabat y apuntó a que los verdaderos culpables del incidente son Argelia y el grupo independentista saharaui Frente Polisario, al que se le acusa de boicotear el proceso de autonomía que Rabat impulsa en el Sahara Occidental.
El ministro de Justicia de Marruecos, Abdelwahed Radi, ayer se reunió con autoridades españolas. Tras la cita, Radi insistió en que tanto su país como España son "víctimas" de un conflicto creado por "personas hostiles y contrarias a la unidad territorial de Marruecos" y dijo que Haidar debió haber sido expulsada a otro país, pero que lamentablemente España fue su penúltima parada tras su viaje a EE.UU. Ayer, en el aeropuerto de Lanzarote, Haidar -que está siendo apoyada por un colectivo de voluntarios, donde hay varios actores españoles- declaró brevemente que "volveré a El Aaiún viva o muerta".
El lunes pasado, la activista presentó -ante notario- una carta en donde afirma que tiene la voluntad para seguir con la huelga de hambre hasta las últimas consecuencias y prohibió que se le obligue a ingerir alimentos por la fuerza aunque esté sin conocimiento. La declaración notarial habría sido en respuesta a las presiones por parte del gobierno español para que abandonara el ayuno.
"Si muero, será el gobierno español quien deberá asumir las consecuencias jurídicas y morales" del hecho, declaró la mujer, madre de dos hijos.