Los conductores del servicio de trenes metropolitanos de Sao Paulo iniciaron hoy una huelga que afecta a unos 4 millones de usuarios, lo que provocó la ira de los pasajeros que invadieron una de las estaciones más concurridas y un embotellamiento récord de 209 km, el mayor de este año y el tercero mayor de la historia para una mañana, faltando siete días para el inicio de la Copa del Mundo.

La medida de fuerza es por tiempo indeterminado, según lo determinó una asamblea con cerca de

3.000 empleados que exigen que la gobernación de Sao Paulo les aumente de salario y cambios en las condiciones de trabajo. 

El paro fue prácticamente total desde las 05.00 locales pero algunas formaciones comenzaron a circular a partir de las 07.00 en cumplimiento de una resolución de la Justicia que obliga a garantizar un servicio mínimo, por lo que según la prensa local al menos dos líneas, del total de cinco, están operativas.

El asalto de los pasajeros a la estación Itaquera ocurrió cuando un tren no se detuvo en la estación que correspondía, lo que generó la molestia de los usuarios que atacaron la plataforma, rompieron puertas y barandillas de las estaciones y llegaron a montar los raíles, según informó

en su versión web.

Una de las líneas del Metro une el centro de la ciudad con el estadio Itaquerao, en la región este, donde se disputará el partido inaugural de la Copa entre Brasil y Croacia, luego de una ceremonia en la que estarán la presidenta Dilma Rousseff y el titular de la FIFA, Joseph Blatter. 

Según datos entregados por la agencia de noticias France Press el tráfico matinal de la ciudad de 20 millones de personas genera habitualmente embotellamientos de un promedio de 75 a 105 km de largo.

Para facilitar los desplazamientos durante la huelga, la alcaldía decidió  autorizar a todos los vehículos a circular por las calles, en vez de alternar por matrículas pares o impares como sucede habitualmente, según AFP.

La situación se ve agravada por la huelga de 75% de los agentes de  circulación de tránsito en Sao Paulo.

Esta medida de fuerza sucede a otras dos de los choferes y cobradores realizadas el mes pasado, cuando causaron caos en Sao Paulo y su área metropolitana, donde viven unos 18 millones de personas.

Hubo, además, huelgas similares en Rio de Janeiro, la ciudad donde se disputará la final de la Copa el 13 de julio, y en otras subsedes mundialistas como Salvador de Bahia y Recife, ambas en la región nordeste.