"¡Chávez, te lo juro, voto por Maduro. Con Maduro, el pueblo está seguro!", gritó una marea roja de seguidores chavistas el 12 de abril de 2013, cuando el entonces candidato presidencial, Nicolás Maduro, cerraba su campaña electoral, la más corta de la historia.
Un mes antes, el 5 de marzo, Hugo Chávez había fallecido producto de un cáncer y los venezolanos -muchos de ellos de luto- se preparaban para elegir a su sucesor. Entonces los partidarios de Chávez (quien gobernó desde 1999 hasta su muerte) salieron en masa a apoyar a quien se suponía continuaría con el legado del "Comandante".
Pero a cuatro años de la muerte de Chávez, la situación en Venezuela es totalmente distinta. La figura del fallecido Presidente y su "revolución bolivariana" sigue teniendo apoyo y los ojos de Hugo Chávez aún adornan algunos rincones de Caracas. Sin embargo, ese cariño no logra ser traspasado a Maduro, que atraviesa por su peor momento político.
Según una encuesta reciente de Hinterlaces que analiza los mandatos hasta 2013, Chávez sigue siendo el Presidente con mayor liderazgo para los venezolanos (83%). El mismo sondeo arroja que Chávez también es quien logra tener una mayor valoración en cuanto a su liderazgo internacional (76%).
Pero la situación en el país ha cambiado. los números muestran a un país al borde del colapso y la oposición apunta a Maduro como el gran responsable de la crisis.
En 2016 el país cerró el año con una inflación del 550% según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la más alta del mundo, muy por encima a la registrada en 2012 (de 20,1%), durante el último año del largo mandato de Chávez.
Pero el mayor contraste entre ambas administraciones puede encontrarse también en el malestar generalizado de la población venezolana, agobiada por una escasez de medicinas y alimentos que en algunos estados llega incluso al 80%.
Según la encuestadora Datanálisis, la popularidad de Chávez era de 55,7% en octubre de 2012, mientras que Maduro alcanzó el nivel más bajo de su mandato en diciembre de 2016, con un 19% de aprobación y la calificación más baja que ha recibido el chavismo.
Maduro ha intentado imitar a su mentor político sin mucho éxito. No sólo en la forma en que habla y se viste, sino que también en sus ataques públicos contra "el imperialismo" de Estados Unidos. Prácticamente todos los analistas concuerdan en que el mandatario no tiene ni de cerca el mismo carisma que Chávez.
La oposición cuenta además con más apoyo que en el pasado, lo que se evidenció cuando la Mesa de la Unidad Democrática se hizo con el control de la Asamblea Nacional (AN) a fines de 2015.
Tampoco el gobierno ha podido capitalizar la popularidad de Chávez. Desde que llegó al poder, el gobierno de Maduro se vuelca cada año a conmemorar el fallecimiento con gran parafernalia. Este año, las conmemoraciones durarán toda una semana y en los distintos actos se utilizarán eslóganes como "Aquí amamos a Chávez", para "recordar el espíritu" del fallecido mandatario, según dijo el gobierno.
Para hoy está previsto el lanzamiento de fuegos artificiales desde el Cuartel de la Montaña, al oeste de Caracas, donde reposan los restos de Chávez. El martes, Maduro recibirá en el Palacio presidencial de Miraflores a más de 200 invitados internacionales y en los dos días siguientes se realizarán movilizaciones en la capital venezolana.
Los llamados "ojos de Chávez", una imagen que muestra un dibujo de la mirada del otrora mandatario, surgieron durante la campaña para las elecciones de 2012, pero pueden verse especialmente en los últimos meses en camisetas, pancartas, paredes, casas, banderas y hasta fachadas de edificios públicos. También están presentes en la mayoría de las viviendas sociales en Venezuela.